hola 4043 kalina de bulgaria con su marido su padre y su hijo© David Niviere

Kalina, princesa de Bulgaria y reina de las nieves, cumple cincuenta años y lo celebra posando en familia para ¡HOLA! en las montañas de Rila, el techo de los Balcanes

En un excepcional reportaje junto a su marido, Kitín Muñoz, y su hijo, el príncipe Simeón Hassan


25 de enero de 2022 - 8:01 CET

Hay mujeres tan famosas que no necesitan apellido. Es el caso de la princesa Kalina de Bulgaria, única hija de los Reyes Simeón II y Margarita. Basta decir su nombre para que todo el mundo sepa de quién se está hablando, sin necesidad de pronunciar su apellido, uno de los más antiguos de la realeza europea. Madrid, Rabat, Sofía… Allí donde va, Kalina causa sensación con sus originales estilismos, su elegancia, su atlética figura y su enigmática personalidad. La princesa acaba de cumplir cincuenta años y reconoce que se encuentra en un gran momento de su vida. Está instalada en la capital búlgara, la ciudad donde nacieron su padre y su hijo y que fue cuna del reino de su familia, junto a su marido, el explorador y aventurero Kitín Muñoz, y su niño, el príncipe Simeón Hassan.

Para ti que te gusta

Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte

Navega de forma ilimitada con nuestra oferta

1 año por 49€ 9,80€

Este contenido es solo para suscriptores.

Celebramoscon un 80% de descuento.

Suscríbete 1 año por 49€ 9,80€

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

© Hola

“Veo esta nueva etapa como una que llevo esperando con muchísima ilusión: estoy viviendo en Bulgaria, en mi casa, con mi hijo y mi marido, cerca de mi padre, el Rey, y dedicada a sentir el país y a convivir con los búlgaros”, explica la princesa. Ella y su familia viven entre el palacio de Vrana, en Sofía, y el palacio de Tsarska Bistritsa, en lo alto de las montañas de Rila, el ‘techo’ de los Balcanes. Esta última propiedad, ubicada por encima de la localidad de Borovets y cerca de las orillas del río Bistritsa, fue un pabellón de caza del Zar Fernando de Bulgaria y su hijo, Boris III. La casa, con aires románticos típicos del Renacimiento búlgaro, fue nacionalizada por los soviéticos. La familia la recuperó en 2002. Kalina y Kitín se casaron allí el 26 de octubre de ese mismo año. En unos meses, cumplirán dos décadas de matrimonio.

© David Niviere

© David Niviere

Dando un paseo en trineo con su marido, Kitín Muñoz, por los bosques de Borovets, cerca del palacio de Tsarska Bistritsa.

La princesa habla con pasión de la historia de su país, que es la historia de su familia. Es imposible comprender Bulgaria sin mencionar a los Sajonia-Coburgo-Gotha, que gobernaron desde 1887 hasta 1946. El abuelo de Kalina, Boris III, intentó salvar a la nación de la barbarie del nazismo —se opuso a la alianza con el Eje y a deportar a los judíos— y murió envenenado poco después de tener una reunión con Hitler. El padre de la princesa, Simeón, ocupó el trono con solo seis años. Tres años después, tuvo que exiliarse. Ahora, Kalina trabaja en el palacio de Vrana como miembro del consejo. “Me encanta mi trabajo; estoy feliz”, reconoce. “Me permite trabajar con mi padre, el Rey, y aprender de su mano, el último Zar vivo, la historia. Estamos recopilando muchos artefactos históricos de mi familia que habían desaparecido y recreando lo que fueron esos años maravillosos de monarquía en Bulgaria”.

“Admiro la seguridad que tiene Kitín en sí mismo y cómo acepta lo que soy sin complejos. También me conmueve su entrega a su hijo y a mí”

También está preparando con Kitín una serie para la Televisión Nacional de Bulgaria sobre el patrimonio cultural del país declarado por la UNESCO. El aventurero será el director y conductor de la serie y ella va a poner la voz en búlgaro. Y está escribiendo un libro sobre su patria. “Lo tengo escrito en el corazón desde hace muchos años. Ahora lo paso al papel”, apunta. Por si fuera poco, está organizando con su marido y el profesor Crhistov Pimperev, director del Instituto Antártico de Bulgaria, un viaje científico a la Antártida.

© David Niviere

© David Niviere

Arriba, la princesa Kalina de Bulgaria, posando para ¡HOLA! en lo alto de las montañas de Rila. Abajo, su hijo, el príncipe Simeón Hassan, que en marzo cumplirá quince años.

Kalina está tan ocupada que no tiene tiempo de pensar en el paso del tiempo. “Envejecer es ley de vida y tiene un sentido positivo”, reconoce. Ella se mantiene en forma gracias a una dieta sana y una estricta rutina de entrenamiento. “El trabajo con pesas es fundamental”, nos revela. “También un entrenamiento cardiovascular moderado y, por supuesto, mucha equitación”».

—Princesa, cumple cincuenta años en un momento especial, con una nueva vida en Bulgaria. ¿Qué es lo que más le gusta de esta etapa?

—Estar cerca de mi padre, aprender de él, y poder disfrutar de la cultura búlgara, los paisajes, la gente, los paseos por Sofía, por los pueblos, los bosques, el mar Negro. Recorrer e impregnarme de toda la atmósfera.

“Princesa se nace, no se hace. No es algo que se adquiera o que se pueda borrar. Lo vives desde la cuna hasta el ataúd”

 —Ha celebrado su aniversario con un día de nieve en Borovets. ¿Qué significa este sitio para usted?

—En el palacio de Tsarska Bistritsa me casé. Viví mi embarazo. Nuestro hijo Simeón vivió allí desde sus primeros días hasta los dos años. En los salones del palacio dio sus primeros pasos y en las montañas de Borovets ha aprendido a esquiar y a hacer snowboard. Yo aprendí a esquiar en Suiza desde niña y en Bulgaria practico esquí de travesía con mi hijo y paseo en trineo tirado por caballos. En verano me pierdo a caballo en los bosques. Mi padre, el Rey, ha construido una capilla ortodoxa en el lugar donde nos casamos, en el parque del palacio. Allí voy ha celebrar mis veinte años de feliz matrimonio.

—¿Cómo recuerda el día de su boda?

—No solo recuerdo el día de mi boda como maravilloso, sino todos los días de estos veinte años juntos.

© David Niviere

© David Niviere

© David Niviere

“Mi padre, el Rey, ha construido una capilla ortodoxa en el lugar donde nos casamos, en el parque del palacio de Tsarska Bistritsa”, explica Kalina. La princesa y Kitín se casaron allí el 26 de octubre de 2002.

—¿Cuál es el secreto de su matrimonio?

—El amor.

—¿Qué es lo que más admira de Kitín?

—Su entrega y cuidado por su hijo y su mujer. Cómo nos protege y defiende. Su respeto por mí como mujer. Su seguridad en sí mismo. Cómo acepta lo que soy sin complejos. Cuando nos casamos, dijo: “Soy consciente de que me caso con Kalina. También con Su Alteza Real. Siempre respetaré a las dos”. Lo cumple día a día.

“Todavía es pronto para saber qué será nuestro hijo. Pero lleva la aventura en la sangre. Es una cuestión hereditaria. Al igual que ser príncipe”

—¿Cuál diría que ha sido el mejor momento de su vida?

—Soy muy feliz en general. ¿Momentos buenos? Crecer al lado de mi padre, casarme, tener un hijo maravilloso… Tengo muchas razones para estar agradecida a Dios.

—En marzo, el príncipe Simeón Hassan cumplirá quince años. ¿Qué quiere ser de mayor? 

—Es todavía pronto, pero lleva la aventura en la sangre. Es una cuestión hereditaria. Al igual que ser príncipe.

© David Niviere

© David Niviere

Arriba, la princesa posa cerca de las orillas del río Bistritsa, una zona que fue pabellón de caza de sus antepasados, los zares Fernando y Boris III de Bulgaria. Abajo, también, su hijo, jugando con un trineo. Al lado, Kalina y su padre, el Rey Simeón II.

—¿Qué significa ser princesa en el siglo XXI? 

—Lo mismo que en cualquier época. Princesa se nace, no se hace. Lo eres a pesar de ti, de tu personalidad. No es algo que se adquiere o que se pueda borrar. Lo vives desde la cuna hasta el ataúd. Lo absorbes desde antes de caminar, sin darte cuenta, una educación de siglos que se transmite de generación en generación. Creces en ese contexto, en una familia real. Ser princesa es una manera de vivir, una forma de estar en la vida. Es sencillez. Es discreción. Se es una princesa real veinticuatro horas al día, toda una vida. Hija de Rey. Del Rey Simeón de Bulgaria.

—¿Cuál es la mejor lección que le ha dado su padre? 

—Su ejemplo.