Javi Martín, compañero de El Gran Wyoming en Caiga quien caiga, ha concedido una entrevista a Andrea Ropero en El Intermedio para hablar del trastorno bipolar que sufre desde hace diez años. El actor ha recordado el momento del diagnóstico y los momentos más complicados que ha vivido desde entonces. Pero también ha querido enviar un mensaje de esperanza para todas aquellas personas que estén atravesando una situación similar. "Yo llevaba una vida completamente feliz, normal, con mi trabajo, con mis amigos, con mi familia... Todo bien. Y, de repente, empecé a ver las cosas completamente distorsionadas, era como estar en otro mundo pararelo", ha comenzado diciendo. "Lo que pasaba es que ya estaba metido dentro de la enfermedad, del trastorno bipolar, pero no me enteré hasta pasado un tiempo", ha añadido.
Según ha explicado, pasaba de un estado maníaco a la depresión más profunda, pero "cuando estaba en la parte maníaca no me enteraba y cuando estaba en la parte depresiva me daba igual el trastorno que tenía, yo solo sufría", hasta que un día "mi cabeza explotó y yo pensaba que me estaba muriendo". Fue un 24 de diciembre, tal y como ha recordado, durante una fiesta en su casa cuando "abrí los ojos y me pasó de todo: sentía la telepatía, sentía realidades paralelas...".
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"El día que me dieron el diagnóstico yo estaba en estado maníaco y me dio exactamente igual. No fue hasta tiempo después cuando ya vi que pasaba de la manía a la depresión, de la manía a la depresión, y ya entendí que tenía trastorno bipolar y que tenía que cuidarme", ha declarado. Sin embargo, no fue fácil aceptar que tenía que tomar una medicación. "Me costó muchísimo entender que tenía que tomarme las pastillas. Es como una especie de derrota, pero nuestro cerebro tiene desconexiones neuronales o la química que no funciona bien, y las pastillas te ayudan a llevar una vida mucho más estable", ha señalado.
Javi Martín, que tras el diagnóstico estuvo ingresado en la Fundación Jiménez Díaz y después en el Hospital Clínico, ha confesado que su familia "lo pasó muy mal". "Mi marido siempre me decía que prefería mi parte depresiva a la maníaca. Pero en la parte depresiva sufría yo", ha asegurado. "Llegué a no poder soportar ese sufrimiento y querer quitarme la vida. Es un sufrimiento tan grande que te crees que vas a estar así toda tu vida, que no vas a poder salir nunca jamás, y llegué a un límite muy peligroso. Lo que me frenó fue imaginarme la cara de mi marido de terror y dije no puedo hacer esto", ha dicho.
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Afortunadamente, el actor ya se encuentra bien. "Me puse en manos de una psicóloga y me dio las herramientas para salir de ahí. Lleva su tiempo, pero se puede salir de la depresión", ha asegurado. "Ahora estoy feliz, estable, no tengo depresiones desde hace ya muchos años, tengo unos momentos de subida controlados, mi entorno ya sabe lo que tiene que hacer y lo pillamos siempre a tiempo. Sufrí mucho durante esos años, pero he sacado muchísimo aprendizaje de todo aquello, sobre todo, a valorar la vida y a vivir la vida de una manera distinta", ha finalizado.