Jaime Ostos recibe este sábado el último de los homenajes que le han rendido su familia y amigos y ha sido en Écija, la localidad sevillana que le vio nacer. En su ciudad, a los pies de un monumento en su honor reposarán para siempre sus cenizas en la parroquia de Santiago, donde tiene lugar el funeral solemne. A la espera de obtener los permisos necesarios por parte del ayuntamiento, se guardarán tras el altar mayor de esa iglesia, en un columbario, que su familia ha ofrecido para su guarda y custodia. Jacobo Ostos ha llegado al templo del brazo de su madre, María Ángeles Grajal. Allí estaba también Gisela, la hija del torero y Aurora Díaz-Cano, que recibía emocionada un ramo de flores en memoria de su padre, y Gabriela, la mayor de sus cuatro hijos, que igual que hiciera el viernes en el homenaje en la Maestranza era la que portaba las cenizas.
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La última vuelta al ruedo del torero en la Maestranza de Sevilla
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María Ángeles Grajal que ha llegado muy serena, no podía evitar romperse al comenzar la liturgia fuera de la iglesia con un tema al piano en directo y arropada por sus famliares y amigos. Era el tercero de los homenajes que se han organizado para su marido y son muchos los recuerdos acumulados. El torero falleció de forma inesperada a los 90 años de edad el pasado 8 de enero a causa de un infarto. Se encontraba en Colombia junto a su mujer y unos amigos con los que ha disfrutado de unos días en plenitud bailando e incluso toreando. Su viuda ha sido la que ha tenido que pasar por el duro proceso de la repatriación de sus cenizas, un protocolo que ha retrasado hasta estos días los funerales en su honor, contaba a ¡HOLA! cómo está viviendo estos momentos tan dolorosos: “Viendo sus cosas aquí, en la cama… Está siendo muy duro, pero sé que lo tengo que pasar”. Afortundamente, cuenta con el apoyo de su hijo Jacobo, que se ha trasladado con ella para acompañarse mutuamente en el duelo. También cuenta con el apoyo de los otros tres hijos del torero y recuerda que hace muchos años que están todos muy unidos.
La imagen de sus cuatro hijos, Jaime Jr., Gabriela, Gisela y Jacobo, recibiendo emocionados a la viuda en el aeropuerto a su regreso a España ha sido el reflejo de esa excelente relación que asegura María Ángeles que mantienen todos ellos. Hace tiempo que atrás han quedado los distanciamientos como el que vivió el diestro con su hija mayor Gabriela, nacida de su matrimonio con Consuelo Alcalá, y con la que llegó a estar hasta una década sin hablarse. Uno de los motivos fue la demanda de paternidad que interpuso Aurora Díaz Cano en 2003 para que reconociera a su hija Gisela como tal. Tras la negativa de Ostos a someterse a las pruebas de ADN para determinar si era o no el padre de la joven, Gabriela se ofreció para hacer dicho test en lugar de su progenitor. El juez lo admitió y las pruebas demostraron que Gisela era en efecto hija de Ostos y tendría los derechos legítimos en su herencia. Con el tiempo recuperó la relación con sus dos hijas y era habitual que hablaran con el diestro y se vieran de forma asidua.
Jacobo, Gabriela y Gisela acompañaron a María Ángeles Grajal en el funeral celebrado el pasado jueves en la iglesia de Santa Bárbara en Madrid, al que acudieron numerosos compañeros del mundo taurino como José Ortega Cano, con su mujer y su hija, Miguel Abellán o el empresario Pedro Trapote, y numerosos amigos como Norma Dúval, Nieves Herrero, Bigote Arrocet, Paloma Segrelles, Fiona Ferrer o la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, entre otros. Al día siguiente, la Maestranza de Sevilla albergaba su última vuelta al ruedo, un emotivo acto con sus seres queridos y los familiares de su cuadrilla histórica antes de despedirle en la Capilla del Baratillo, tradicionalmente vinculada a la tauromaquia.