Julián Muñoz es el último en apuntarse a la moda de las docuseries para desvelar los episodios más oscuros de su vida. En el primer capítulo de No es la hora de la venganza, es la hora de la verdad, el exalcalde de Marbella realizó sorprendentes revelaciones sobre su polémica relación con Isabel Pantoja, una historia de amor, que, como es sabido, terminó con sus protagonistas condenados a prisión.
Muñoz mostró las cartas “enfermizas” que escribía a la cantante desde la cárcel y de las que ahora, dice, se “avergüenza”. “Debía estar muy enamorado o poseído”, señala en la actualidad cuando lee sus textos: “No me reconozco”. El expolítico también admitió sentir “vergüenza” al ver las fotos en las que aparece con Isabel, cuando ya tenían una relación (lo mantuvieron en secreto hasta la romería de El Rocío de 2003), y la que entonces era su mujer, Maite Zaldívar. Según dijo, la que más daño le hace es una en la que la cantante tiene a su nieto en brazos. “No sé cómo pude permitirlo”.
“Una adicción”
Julián Muñoz reconoció estar tan “obnubilado” por Isabel Pantoja que “no quise ver nada más, con consecuencias y un daño terribles a mi gente”, expresó sobre la traición a su mujer y a sus hijas, de las que se olvidó completamente en los seis años que estuvo con la cantante, sin pensar en ellas ni siquiera cuando estuvo en la cárcel. “Me gastaba todas las llamadas en ella”. “Era, más que una obsesión, una adicción, yo solo pensaba en Pantoja, Pantoja y Pantoja”. Muñoz confiesa haber hecho locuras por ella, como cuando “le pagué para que no se fuera de gira a América”, afirmó.
“Menos mal que no lo tuvimos”
En los años dorados de su noviazgo, el exalcalde desveló que también intentaron tener un hijo: “Se habló con los médicos para ver si ella se podía quedar embarazada. En aquel momento lo quería, pero... menos mal que no lo tuvimos”. Asimismo, confesó que se ‘casaron’ en secreto, ya que redactaron un documento privado entre los dos, sin validez legal, pero donde ambos se comprometían como marido y mujer.
En la entrevista, define a la artista como una persona “fría, calculadora” y, en cuanto a su relación de pareja, “no nos aportábamos mucho el uno al otro”. Y agrega: “Isabel quiere una forma de vida donde ella no tenga carencias. Lo único que le da pánico es encontrarse sin dinero. Me dejó de querer en cuanto se acabó (el dinero)”.
Cuando estalló el escándalo de corrupción y Muñoz dejó la alcaldía de Marbella por la moción de censura, empezó a trabajar con ella. “No era su mánager, pero sí la ayudaba. Sacamos un montón de conciertos. Hicimos cuatro o cinco discos de oro. Fue mucho trabajo. Nunca cobré ni un euro y trabajaba para ella. Tuvo el descaro, en el juicio, de decir que me pagaba hasta el café”, indicó.