Cayetano Rivera cumplió, este pasado 13 de enero, cuarenta y cinco años, una edad que en el exigente mundo de la tauromaquia coloca a los toreros en la cuenta atrás para su retirada. Pero él vive al margen de esa situación. Llegó a los toros cuando tenía veintiocho años, una edad inusual para iniciarse en esta profesión. Tampoco es habitual la educación que recibió. Primero, siendo un adolescente, en Suiza, donde perfeccionó el inglés, el francés y algo de italiano, y, posteriormente, en Los Ángeles (Estados Unidos), donde estudió Comunicación Audiovisual e inició la carrera de Empresariales. Demostrando que no le dan miedo los cambios, le dio un inesperado giro a su vida y debutó como novillero con picadores el 26 de marzo de 2005, en Ronda (Málaga). Al año siguiente, el 9 de septiembre, también en la localidad rondeña, tomó la alternativa, en la tradicional corrida goyesca, en un mano a mano con su hermano Francisco . Quince años después, el marido de Eva González, madre de su hijo, Cayetano, sigue manteniéndose en lo más alto del escalafón taurino. Tras unos meses retirado, a consecuencia de la pandemia y por no estar preparado psicológicamente para enfrentarse a un toro, como anunciaba ¡HOLA! en agosto, el diestro se dispone a volver con renovadas fuerzas a los ruedos. Lo hará el 6 de febrero, en la Feria de Valdemorillo, en cuya presentación accedió a atendernos con su habitual amabilidad.
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—Vuelven los toros, Cayetano, ¿cómo afrontas esta nueva temporada?
—Con mucha ilusión, aunque el inicio siempre cuesta un poco. De hecho, siempre pensamos que llega demasiado pronto, pero bueno… Me enfrento al reto de comenzar tan pronto la temporada con la esperanza de poder transmitirle a los aficionados las buenas sensaciones que he tenido y encontrado en el campo durante la pretemporada.
—Has estado muchos meses en el dique seco, como se dice, tras retirarte por no encontrarte psicológicamente preparado para ponerte ante un toro. ¿Cómo estás ahora? ¿Cómo te encuentras?
—La verdad es que bien. El año pasado, la fractura de las costillas hizo que no pudiese acudir a algunas plazas y a un compromiso tan importante para mí como la corrida goyesca. Pero, por otra parte, el haber toreado tan poco me ha dejado disfrutar de ese descanso que yo considero que necesito entre temporada y temporada. Además, la ausencia de la temporada americana también me ha permitido prepararme mejor y poder empezar antes.
—Te queda poco para volver a los ruedos, ¿cómo andas de nervios?
—Veo a todo el mundo muy contento por la vuelta de los toros, pero yo me voy poniendo cada vez más nervioso, ja ja ja. Eso sí, considero que me encuentro en un momento en el que cada vez disfruto más de mi profesión. Todos tenemos muchas ganas de torear después de que la pandemia haya golpeado tan fuerte a nuestro sector.
“Eva lo único que me pide es que le dedique el mayor tiempo posible a esta profesión mientras esté en ella para estar más preparado y correr el menor riesgo posible”
—Acabas de cumplir cuarenta y cinco años, ¿cómo vuelve uno a los ruedos a esa edad?
—Uno vuelve más viejo, sin duda (risas). Evidentemente, es una edad con la que muchos toreros ya se retiran. Y a mí, desde luego, no me queda mucho más en los ruedos. Por eso, el tiempo que me quede quiero aprovecharlo y disfrutarlo, intentando dar lo mejor de mí.
—¿En algún momento se te ha pasado por la cabeza, durante la pandemia, la idea de retirarte?
—No, no, no. Cuando llegue el momento, yo creo que lo sabré. Pero todavía no ha llegado, aunque, evidentemente, esta es una profesión que requiere un gran esfuerzo, un gran sacrificio, una dedicación plena y absoluta y también un mínimo de físico necesario para tener la capacidad de responder ante situaciones de emergencia. De momento, me siento capaz, aunque soy consciente de que no queda mucho para mi retirada.
—¿Cómo te la imaginas? ¿Será en Ronda?
—En Ronda es donde empezó todo y en Ronda es donde me gustaría que se terminara, pero este año no va a ser.
—¿Seguirás vinculado al mundo del toro?
—De alguna forma sí. Yo siempre he intentado devolverle al mundo del toro lo que el mundo del toro nos ha dado. Aunque también me ha quitado mucho, es la profesión por la que vivo y la que siento.
—¿Qué deseo has pedido al soplar las velas?
—Bueno, yo creo que ahora mismo, y más que nunca, salud para mí y para los míos. Parece ya un tópico, pero ha ganado mucho valor esa palabra en los tiempos que corren. Lo que espero es que vaya pasando esto lo más rápido posible y que podamos volver todos y cada uno a nuestra normalidad lo antes y mejor posible.
—¿Sufres presiones por parte de la familia para que dejes de torear o torees menos?
—No, la familia de un torero sabe lo que supone y lo que es esta profesión para nosotros. Reaccionarán encantados de alegría el día que les diga que cuelgo los trastos definitivamente, pero nunca me han presionado para que lo haga. Eso tiene que ser una decisión propia.
—¿Qué te dice tu mujer?
—Eva lo único que me pide es que le dedique el mayor tiempo posible a esta profesión mientras esté en ella para estar más preparado y correr el menor riesgo posible.
“Haré todo lo posible por convencer a mi hijo para que escoja cualquier otro camino que no sea el de los toros, principalmente, por el riesgo que corremos los toreros”
—¿Qué pasaría si tu hijo te dice un día que quiere ser torero?
—Siempre he dicho que haré todo lo posible por convencer a mi hijo para que escoja cualquier otro camino que no sea el de los toros, principalmente, por el riesgo que corremos los toreros. Pero si el día de mañana lo decidiese y de verdad fuese una decisión meditada y seria, contará conmigo para lo que necesite.
—Lo que está claro es que le gusta mucho el mundo del campo.
—Le encanta y se asalvaja mucho. Me recuerda mucho a cuando nosotros estábamos allí, de pequeños, en ‘El recreo de San Cayetano’. La verdad es que yo he vivido el campo desde chico y poder vivirlo ahora y disfrutarlo con mi hijo me produce una gran satisfacción.
—También está claro que eres niñero. ¿Nunca os habéis planteado aumentar la familia?
—A mí me encantaría, pero las situaciones, los momentos, la dedicación y el trabajo, a veces, dificultan las cosas. No siempre podemos hacer lo que queremos hacer y cuando lo queremos hacer.
—Hablando de familia, una de las personas que te han felicitado ha sido Kiko, ¿cómo está?
—Todos en general estamos llevando esta situación lo mejor que se puede, con este peligro constante que nos acecha, pero él está bien.
—Ha confesado que eres su hermano favorito.
—Y yo encantado, pero eso no significa nada. Siempre hay uno con el que tienes más contacto que con otro.
—Para terminar, me gustaría preguntarte por Jaime Ostos, fallecido recientemente, ¿cómo lo recuerdas?
—Como un torero y un maestro al que hemos respetado y admirado todos mucho y que siempre ha tenido un consejo para nosotros. Sin duda, ha sido una gran pérdida para todos.