María Ángeles Grajal ya está en España, donde ha aterrizado muy afectada y con la tristeza visible en el rostro. La doctora ha regresado de Colombia tras perder a su marido, el torero Jaime Ostos, que murió el pasado 8 de enero a los 90 años a causa de un ataque al corazón. Acompañada de unos amigos, con los que habían pasado unos días de vacaciones en el país sudamericano, María Ángeles ha hecho sin duda su viaje más difícil después de haber sufrido la repentina pérdida del amor de su vida. A su llegada la esperaban Jaime y Gabriela, hijos de Jaime Ostos y Consuelo Alcalá, Gisela, hija del diestro y Aurora Díaz Cano, y Jacobo, fruto de su matrimonio con el diestro, con quienes se ha fundido en un largo abrazo, sin poder contener las lágrimas. Junto a Jacobo, ha caminado sin soltarse hasta el coche, arropándose el uno al otro. Él no dejaba de abrazar con fuerza a su madre, que se apoyaba en su hombro muy afectada. Madre e hijo se han unido en el dolor con los otros hijos del diestro tras haber tenido que despedir, en el caso de Jacobo, Gabriela, Gisela y Jaime en la distancia, a Jaime Ostos hace solo unos días.
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Poco antes de emprender este triste regreso, María Ángeles se confesaba “destrozada” y “hundida”. “Cada día que pasa más cercana a la realidad que tengo aquí", aseguraba la doctora, que aún trata de asumir lo ocurrido, en Sálvame. “Jaime era muy franco, muy sincero, pero la gente que de verdad le ha conocido le adoran, todos. Era un ser entregado, amigo de sus amigos", añadió. “Un ser más noble y más generoso no lo he visto en mi vida”. Con la voz entrecortada recordaba los días que pasaron en Colombia, donde disfrutaron de la compañía de amigos, de la playa y donde se vio a Jaime bailando y feliz. “Han sido unas vacaciones maravillosas a su lado, con toda la gente que él quería”.
La viuda del diestro explico que los restos de Jaime Ostos fueron incinerados y se le hizo un homenaje el pasado lunes en presencia de todos los amigos que estaban en el país latinoamericano, con quienes había estado pasando los últimos días y en quienes se ha apoyado. El funeral en memoria del torero se celebrará el próximo jueves 20 de enero y en él estarán María Ángeles y los hijos del conocido diestro. “Todos estarán en Madrid el día 20 en el funeral, en la iglesia de Santa Bárbara y luego en Sevilla, a los dos días, le van a hacer un paseo con las cenizas, también por la Maestranza. Todo va a ser muy bello, pero muy duro” reconocía María Ángeles. En la esquela se incluían los nombres de los cuatro hijos que tuvo Jaime Ostos, Jaime y Gabriela (nacidos de su matrimonio con Consuelo Alcalá), Jacobo (nacido de su unión con Mari Ángeles Grajal) y Gisela (de su relación con Aurora Díaz Cano).
Las muestras de dolor por la muerte de Jaime Ostos, reconocido nombre de la tauromaquia española, no han cesado. Sus hijos Jacobo y Gabriela recordaban con mucha emoción a su padre. “No me lo creía, pensaba que estaba soñando aún” aseguraba Jacobo sin poder contener el llanto. “Estamos todos muy mal, nadie esperaba esto. Y estamos todos cada uno en un sitio y no hemos tenido la oportunidad de estar con él” comentaba Gabriela. Desde Estados Unidos, donde está afincado, su hijo Jaime lamentaba mucho no haber podido ver a su padre con más frecuencia en los últimos años debido a las restricciones de viaje provocadas por el coronavirus.
Amigos y compañeros del torero también le han recordado con mucho cariño, como José Ortega Cano que intercambió con Jaime Ostos algunos mensajes mientras estaba en Colombia. “Me mandaban whastsapp de todo lo que hacían y cómo lo estaban pasando y la verdad es que ha sido una cosa muy fuerte", contaba. "Casualmente me mandaron unos whatsapp ayer toreando con un capote y disfrutando. Quién iba a decir que iba a ser la última vez que iba a torear" concluía.
El diestro había superado el coronavirus y otras dolencias de gravedad, como el edema pulmonar que sufrió en 2019 y cuando fue ingresado en un hospital madrileño por una lesión de espalda en 2020. Llegó a ser apodado con el sobrenombre de "corazón de león" por su arrojo y valentía en los ruedos durante los años 60 y 70. Tras su retirada de las plazas, el 1 de noviembre de 1986 en Arcos de la Frontera (Cádiz), su presencia seguía siendo habitual en los festejos como aficionado.