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Tras más de veinte años en activo, casi una treintena de películas y haber participado en series de renombre como Águila Roja, Caronte o Antidisturbios, Roberto Álamo se ha consagrado como uno de los actores más destacados de la pequeña y gran pantalla actual. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce o, al menos, así lo ha transmitido el intérprete, que se ha sincerado sobre cómo es la cara más amarga y oculta de la profesión. Y lo ha hecho contando su propia experiencia, desvelando que en un momento de parón laboral, llegó a poner a la venta uno de sus dos premios Goya.
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En su última visita a El Hormiguero, Roberto Álamo y su compañera de El páramo, Inma Cuesta, reflexionaron sobre la inestabilidad económica en profesiones como la de actor, ya que, pese a tratarse de dos figuras de éxito en nuestro país confesaron no estar al margen de las dificultades laborales. De forma contundente y poniéndose a sí mismo como ejemplo, el protagonista de Caronte afirmó que tras ganar su Goya a mejor actor protagonista por Que Dios nos perdone estuvo nueve meses sin conseguir ningún papel y que fue entonces cuando tomó una decisión drástica: "He llegado a poner mi premio Goya a la venta en Wallapop. Menos mal que no lo vendí porque me enteré que no se puede hacer", compartió el actor.
Roberto Álamo no quiso revelar la cantidad por la que lo había anunciado, pero aseguró que tampoco se trataba de "una cantidad excesiva" y que la motivación para deshacerse del premio más importante del cine español fue que no tenía un colchón económico como para mantenerse inactivo. "Los primeros meses esperaba que me llamaran, cuando no lo hicieron, empecé a enviar mi currículum", continuó explicando el intérprete, "Pero no de actor, sino para trabajar de camarero, que ya lo había hecho antes. Soy de Villaverde Alto y no se me iban a caer los anillos", concluyó Álamo arrancando los aplausos del público.
El también ganador al Goya a mejor actor de reparto por Alacrán enamorado no se limitó a ese dato, sino que también aseguró que él no siempre se siente con el privilegio de poder decidir qué papel interpretar y cuál no y que acepta personajes que no le agradan por motivos puramente económicos: "Nosotros tenemos mucha suerte y más o menos trabajamos, pero lo primero que hago para mantener a mi familia es mirar el banco, Si lo necesito, aunque la película se afloja, da igual, hay que hacerla", dijo Roberto Álamo, mientras que, su compañera de reparto, Inma Cuesta, confesó que ella es "muy hormiguita" y que tiene ciertos ahorros que le permiten ser más selectiva con sus proyectos.
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