Hace veintidós años, Arantxa del Sol cautivó con “su mirada, su sonrisa, su manera de ser, su sensibilidad, su ternura, su sensualidad...” a Juan Serrano, ‘Finito de Córdoba’. Así lo expresa el torero en el último número de ¡HOLA!, donde posa junto a su mujer, en un reportaje excepcional, con motivo de su veinte aniversario de boda y el treinta de alternativa del diestro.
Elegante, reservada, algo introvertida, pero dulce como el arroz con leche de su querida Asturias —de donde son sus ancestros—, la presentadora y actriz, al igual que los buenos caldos, mejora con el tiempo. A su belleza natural une su encanto y esa sonrisa que menciona Finito y que le ilumina el rostro. Hablamos con ella de otro importante aniversario que está a la vuelta de la esquina, concretamente, el próximo 20 de mayo.
—Arantxa, en primavera cumples cincuenta años. ¿Te preocupa envejecer?
Bueno, no es tarea fácil asimilar la vejez, pero sí un poco más cuando eres feliz y te sientes bien. Yo procuro practicar cualquier disciplina para mantenerme activa y en forma. Creo que una buena forma física es lo más importante para mantener tu mente sana y preparada para envejecer lo mejor posible.
La presentadora, que fue Miss Madrid en 1989, siempre ha cuidado su imagen. Reconoce que le “apasiona la cosmética” y siempre está al tanto de las últimas novedades. La constancia y “la limpieza, por la mañana y por la noche, para mí es fundamental”. Sus trucos: utiliza un aceite para desmaquillarse y después se aplica un jabón con un cepillo limpiador específico para el rostro. La presentadora, además, recurre a tratamientos de cabina en centros especializados tanto para obtener un plus de firmeza y luminosidad, como para mimarse con masajes e incluso para dar volumen a su cabello con sesiones de mesoterapia. Además, se mantiene en forma gracias a las rutinas que le marca un entrenador personal.
—Después de toda la vida preocupándote de tu imagen, ¿no tienes ganas de decir: ‘Ya está bien, me voy a dejar las canas’?
De momento, tanto como dejarme las canas rotundamente, no (risas). De hecho, ahora me cuido mucho más que antes; claro, antes lo necesitaba menos.
—Dicen que tu hija, Lucía, es tu digna heredera de belleza y estilo… Será un gran orgullo para ti.
Al margen de la belleza o el estilo es muy bonito escuchar que se parece a mí. Por supuesto, me encanta y no es porque sea mi hija (risas), pero es muy linda también como persona y eso me llena más de orgullo todavía.
—El mes pasado, fue contigo a la gran noche de Möet & Chandon, su primera fiesta… ¿Qué sentiste?
Como es lógico ella estaba nerviosa y estuve más pendiente de ella. Pero Lucía, estas situaciones “diferentes” o nuevas para ella, siempre las salva con su naturalidad. Yo, orgullosa, presumí de hija.
—Aunque estudia Diseño Gráfico y Multimedia, ¿crees que le gustaría dedicarse a la moda o al espectáculo?
Lucía siempre ha sido muy madura y yo le he hablado mucho de cómo ha sido mi carrera, con lo bueno y con lo malo. Le han hecho tantas veces esta pregunta que lejos de despertar su interés creo que ha ocurrido casi lo contrario porque de momento está centrada en sacar adelante su carrera, que además le apasiona, y aunque le divierte mucho hacer algo puntual, hoy por hoy tiene claro cuál es su prioridad. Tiene alma de artista. A mí personalmente me encantaría que se formara como actriz porque tiene mucha imaginación, una naturalidad y expresividad innata, además de toda la vida por delante para hacer, probar, aprender y decidir lo que quiera.
—El año que acabamos de despedir ha sido muy especial para ti...
Ha sido un gran año. Hemos celebrado nuestros 20 años de matrimonio. Uno de los mejores regalos que me trajo el 2021 fue volver a televisión. Este verano tuve la oportunidad de presentar La tarde aquí y ahora, en Canal Sur. Primero, con Juan Ymedio y después con Rafael Cremades haciendo la sustitución de Eva Ruiz y fue sin duda una de las mejores experiencias profesionales. Es un programa muy humano en contacto directo con la gente, que trata la soledad de nuestros mayores con mucho respeto y cariño. Un programa así sólo puede estar en manos de un equipo igual de humano, respetuoso y cariñoso. Ha sido un lujo para mí. También, el 30º aniversario de la alternativa de Juan nos ha traído momentos cargados de emoción. Juan ha recibido distintos reconocimientos y homenajes, en los que han participado autoridades, compañeros, amigos, seguidores, aficionados y profesionales del toro que le han hecho muy feliz. Lo último fue la inauguración de la exposición Córdoba de Finito, a cargo de Francisco Gordon, que le ha dedicado el Museo Taurino de Córdoba y presidiendo la fachada una fotografía con el diseño gráfico de nuestra hija Lucía. Además de un maravilloso trabajo gráfico, tanto de vídeo como de fotografía, firmado por Júcaro.
—¿Qué es lo más bonito de convivir con un torero?
En mi caso, he aprendido con los años a darme cuenta que comparto mi vida con un torero desde que se levanta hasta que se acuesta; es su forma de vida y así enfrenta todo lo demás: con la actitud de un torero. Vive la vida con una pasión tremenda por todo lo que ama y tiene una facilidad especial para trasmitirlo, tanta que termina contagiándote.
—¿Y lo más difícil?
Que tiene una profesión tremendamente dura sabiendo que cada tarde se juega la vida. Además, los toreros siempre están a prueba y en el triunfo influyen otros factores, no depende solamente de él. Admiro su fortaleza y la capacidad que tiene para superar los obstáculos que se le han presentado siendo fiel a su concepto.