arancha del sol finito cordoba ho4040© ANTONIO TERRÓN

Finito de Córdoba, los momentos imborrables de su carrera: ‘Hace 21 años Arantxa me lanzó una rosa al ruedo en Marbella... todavía la llevo en mi capilla’

El diestro nos habla de sus treinta años de alternativa


2 de enero de 2022 - 13:55 CET

“Para mí el toreo es una forma de vida, una devoción”, nos dice Juan Serrano, ‘Finito de Córdoba’, en el reportaje que protagoniza junto a Arantxa del Sol, en el último número de ¡HOLA!. Además de su vigésimo aniversario de casados, en el año que acabamos de despedir el diestro también ha celebrado sus treinta años de alternativa, motivo por el que ha sido objeto de varios homenajes, entre ellos la exposicion que le dedica el Museo Taurino de Córdoba.

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La muestra, que podrá visitarse hasta el próximo 15 de febrero, recorre estas tres décadas del lidiador como doctarado de los ruedos con imágenes, trofeos, recortes de prensa... Pero con ocasión tan especial, el propio Finito ha hablado con ¡HOLA! para relatarnos en primera persona los momentos estelares de su laureada carrera.

Arantxa del Sol y Finito de Córdoba© @jsfino
Finito de Córdoba y Arantxa del Sol, en el Museo Taurino de Córdoba, que dedica una exposición al torero con motivo de sus treinta años de alternativa

—Juan, en la exposición que te dedica el Museo Taurino de Córdoba se exhiben varios de tus trajes de luces. Cada uno contará una historia...

—He tenido la suerte de poder estrenar 125 vestidos en mi carrera, todos ellos escogidos y diseñados con el máximo cariño, patrones, colores, bordados... Treinta años como torero dan para mucho, es difícil poder exponer todo lo que me hubiese gustado. Por eso esta exposición recoge lo más representativo: el primer vestido de luces que me puse en Santiponce (Sevilla); uno blanco y oro, en terciopelo, que estrené el 23 de mayo de 1991 en mi Alternativa; uno rosa y azabache que me eligió y diseñó Arantxa para el día que me encerré en solitario con 6 toros en mi Córdoba (esa tarde le brindé el cuarto toro a mi amigo, el genio de la música y guitarrista Vicente Amigo y a ese toro le perdoné la vida gracias a su bravura y calidad, se llamaba “Bondadoso”, de la ganadería de Domingo Hernández); otro blanco y oro con el que abrí la puerta grande en Madrid; el grana y oro con el que recibí mi bautismo de sangre: un novillo me hirió, fue mi primera cornada, en 1989 y en Málaga, curiosamente una plaza talismán en mi carrera. Estuve un año sin volvérme a poner ese vestido, cosas de la superstición. Cuando decidí hacerlo al año siguiente, el 24 de septiembre en la Monumental de Barcelona, tuve la fortuna de cortale dos orejas y rabo a un novillo de Santiago Domecq... a partir de ese día dejé de creer en la superstición.

© @jsfino
Varios de los trajes de luces de Finito que se exhiben en la exposición

—También se han reunido capotes y los trofeos más importantes de tu larga trayectoria. ¿Entre todos ellos hay alguno más especial, más importante para ti? 

—Todos son especiales. Por ejemplo, se expone un capote de paseo negro y azabache, que tiene grabado el símbolo de la Hermandad de Nuestra Señora de Córdoba, La Virgen de Los Dolores, a la que tengo una gran fe y devoción, ella es mi protectora. Por su manto he pasado todos mis vestidos para bendecirlos. Así mismo, algunos de mis seguidores han prestado para le exposición recuerdos importantes, como un cuadro pintado por el pintor taurino Escacena y debajo del mismo las palabras del V Califa del toreo, mi admirado y querido maestro don Manuel Benítez, “El Cordobés“: “Finito es una fe única de todos los Cordobeses“. ¡Gracias por tanto maestro!

También están las dos cabezas de los toros de mi Alternativa, la de “Guapito”, el toro que me permitió tocar el cielo como torero, ya que con él abrí la Puerta Grande de Las Ventas. Algunos de los trofeos más importantes de mi carrera, como El Zapato de Oro de Arnedo, La Montera de Manolete… Algunas imágenes mucho más intimistas, como un vídeo en el que aparezco realizando otra de mis grandes pasiones: el “Toreo de salón” en la plaza de los Capuchinos de Córdoba, con el Cristo de Los Faroles y la luna como testigos... con la sensibilidad y el romanticismo que la cámara de Júcaro, mi jefe de prensa, sabe plasmar...

© ANTONIO TERRÓN

 —¿Cuál es el momento imborrable de tu carrera?

—Afortunadamente son muchos los recuerdos mágicos que guardo en mi corazón: el primer día que lucí un traje de luces, el día de mi Alternativa, ver a mi madre en una barrera disfrutando de mi toreo, los brindis a mi padre de cada década como torero, el apoyo de mis hermanos, de mi familia y amigos, mi primera puerta grande... El día que mis hijos me vieron por primera vez en una plaza o una rosa que Arantxa me lanzó hace 21 años, cuando daba la vuelta al ruedo en la plaza de Marbella, y que a día de hoy sigo llevando en mi capilla…. Volver a mi Barcelona del alma, la plaza donde siempre soñé con llegar un día y abrir su puerta grande en 12 ocasiones; mi plaza de Los Califas, con 120 paseíllos vividos con la misma pasión e ilusión que cuando me presenté el primer día.

—¿Y el que quisiste olvidar?

—Prefiero no recordar lo malo. Las heridas de los toros y sus consecuencias. De lo demás, no me gustaría borrar nada, la vida hay que saberla afrontar y encajar con entereza, no me arrepiento de nada. Otra cosa es saber reconocer cuando te has equivocado o actuado de una manera poco acertada, pero de todo se aprende, es necesario equivocarse, cometer errores, lógicos, por otra parte. Cuando eres joven son enseñanzas propias de la vida. Hoy por hoy, todavía pongo mi empeño en corregir y aprender, tanto en lo personal como lo profesional, y espero seguir evolucionando.

© GettyImages
“Mi plaza de Los Califas (Córdoba), con 120 paseíllos vividos con la misma pasión e ilusión que cuando me presenté el primer día”, es uno de los momentos que el diestro atesora en su memoria

—Afortunadamente has vuelto a los ruedos, pero ¿cómo has vivido la pandemia?

—Desgraciadamente esta pandemia ha destrozado a muchas familias. Es muy triste y doloroso lo que estamos viviendo, por lo que quiero aprovechar para mandar un abrazo muy fuerte a todos los que se han visto afectados por este maldito virus. En cuanto a mi profesión, está claro que ha hecho mucho daño, por supuesto, como a otros muchos sectores. Es una pena haber tenido que escuchar el dolor que han sentido los ganaderos al sacrificar tantas reses bravas para poder seguir manteniendo sus ganaderías. Algunas directamente han desaparecido. Es muy triste ver a todos los profesionales del sector, padres de familia, que no han percibido nada para poder mantener a sus familias. ¡Increíble! Lo único bueno que recuerdo de esta situación es haber tenido la libertad de desplazamiento para ir a distintas ganaderías a torear (con autorización del Gobierno y ganaderos ). También fue emocionante indultar a un toro en octubre de 2020, en la plaza de toros de Antequera. Se llama “Doctor”, que nombre más acertado, cuánta bravura y calidad tuvo el de Zalduendo, hizo honor a a su nombre. Entre los dos pudimos honrar a los verdaderos héroes, a los que han sido capaces de salvar tantas vidas en un año tan terrible, a todos los sanitarios, a nuestros “Ángeles de la Guarda”.

© GTres
“Hoy por hoy, todavía pongo mi empeño en corregir y aprender, tanto en lo personal como lo profesional, y espero seguir evolucionando”, asegura Juan Serrano, “Finito de Córdoba”.

—Parece que estos tiempos son malos para la Fiesta…

—Nuestra fiesta es muy especial, única, distinta, arraigada a la gente del pueblo, sin duda, uno de nuestros pilares a nivel Mundial. La Tauromaquia se defiende por sí misma, deberíamos de preocuparnos más de enseñarla, esa sería la mejor defensa. Estamos muy orgullosos de este mundo único y apasionado, donde exponemos nuestras vidas junto a la de un animal bravo, donde a través de ese encuentro armónico y sincronizado, hemos sido capaces de crear arte y de inspirar a otros grandes artistas de la música, la pintura, la escultura, la literatura... España no sería igual sin el toro bravo y el hombre dispuesto a jugarse la vida ante este animal único. A todos los que no les gustan, sean correctamente políticos, quieran defender otras ideologías... les digo que todas las opiniones son respetables, pero que no opinen desde el desconocimiento, que no nos falten el respeto. Y a todos los que estén a favor, quisiera decirles que sean valientes. La Tauromaquia no entiende de políticas partidistas. He compartido con líderes de todos los partidos momentos en los callejones y patios de cuadrillas, interesados por hacerse una fotografía junto a su torero. Ahora desaparecieron. Está claro que los cobardes no están hechos para este mundo tan difícil y puro. A todos los que están y la defienden, a los que son capaces de apostar por nuestras raíces y nuestras tradiciones, les doy mi enhorabuena. Siempre estaremos agradecidos.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.