Es una de las reinas de las Campanadas y tras su noche más mágica, además de felicitaciones, le llega un aluvión de críticas. Cristina Pedroche ya está acostumbrada y ha aprendido a vivir con ellas porque, desde sus comienzos en televisión, ha sido el centro de miles y miles de comentarios, muchos de ellos muy hirientes. Encargada de acompañar a todos los españoles frente al reloj de la Puerta del Sol, la presentadora nos ha hablado de cómo ha aprendido a sobrellevarlos y alza la voz por el acoso que sufren muchas personas en las redes sociales. Las críticas constructivas las acepta muy bien y asegura que le ayudan a hacer mejor su trabajo, sin embargo, en muchas ocasiones se sobrepasan los límites y bajo el anonimato que ofrecen las redes ha llegado a recibir incluso amenazas de muerte.
Lo que más le preocupa de esta situación no es que sea ella a quien le suceden estas cosas, ya que afirma que está “curtida en esto” aunque “alguna vez duele”, sino que este acoso se haya convertido en algo habitual en el mundo de las redes y que cada día muchas personas, tanto famosas como anónimas, sean blanco de amenazas e insultos. Nos cuenta que al principio lo pasó peor y confiesa que hubo un tiempo que incluso no tenía ganas de sonreír cuando estaba en televisión por la cantidad de mensajes ofensivos que recibía.
Ella no es el único rostro conocido que en las últimas semanas ha mostrado su preocupación por este tema, que termina afectando a la salud mental. Influencers como María y Marta Pombo, Laura Escanes, Tomás Páramo o actrices como Angy Fernández han confesado haberlo pasado mal y haber necesitado ayuda profesional para sobrellevar este problema que cada día afecta a más personas. A Cristina la meditación, que en este 2021 ha hecho cada día, le ha ayudado a darse cuenta de lo que es realmente importante y sobre todo a vivir con ilusión el presente, sin pensar en el pasado (que es algo que ya no se puede cambiar), ni en el futuro, que aún está por escribir.
“Siempre digo que me pongo vaselina para que me resbale todo, pero claro, alguna vez duele”
—A lo largo de tu carrera siempre has sido el blanco de muchas criticas, ¿cómo lidias con esto ahora y cómo lo hacías al principio?
—Al principio me dolía más, me lo llevaba al terreno personal, ahora es como que creo una película a mi alrededor. Siempre digo que me pongo vaselina para que me resbale todo, pero claro, alguna vez duele. Aunque yo hago que parezca que la mochila no pesa, no significa que no lleve peso. Intento estar bien cada día porque, en el fondo, echo las críticas a un lado y me doy cuenta de mi vida y pienso que soy súper afortunada, tengo salud, mi marido y mis padres también, tengo un trabajo que me apasiona… Entonces, si la fama tiene estas cosas no tan bonitas, tengo que intentar que no me afecten tanto porque si no, no haces tu trabajo al mismo nivel. Hace años había veces que no me apetecía sonreír mientras trabajaba.
—¿Por qué?
—Es que me decían de todo. Fue cuando me llamaron ballena, se pasaron muchísimo llamándome gorda, fue horrible. Si yo en ese momento hubiera tenido un trastorno alimenticio, me hubieran hundido. Cuando tenía 21 años y empecé Sé lo que hicisteis era una raspa. Era muy delgada y por entonces no entrenaba, entonces no tenía músculo, que eso también pesa y da volumen. Luego empecé a crecer y madurar y me salieron más curvas. Pero lo único que a mí las críticas me hicieron plantearme era que comía muy mal, no que estaba gorda, pero sí que comía mal. Entonces le di una solución porque si tengo que destacar algo de mi personalidad es eso, que siempre encuentro una solución a las cosas y le doy la vuelta para sacar algo positivo.
“Cuando la gente está sentada en el ordenador o con su móvil y manda una crítica, no sabe hasta qué punto le está doliendo a la otra persona”
—Ahora que se empieza a dar más visibilidad a la salud mental, ¿crees que habría que poner algún freno a las críticas e insultos en las redes?
—Por supuesto. Porque cuando la gente está sentada en el ordenador o con su móvil y manda una crítica, no sabe hasta qué punto le está doliendo a la otra persona. Hay que tener mucho cuidado y hay que poner límites. Las redes sociales están muy bien para muchísimas cosas, pero deberían proteger un poco a la gente. Y no lo digo por mí, yo ya estoy curtida, lo digo por los niños anónimos que sufren bullying, ciberacoso… todas las cosas horribles que pasan a diario. Por ejemplo, en Instagram, ahora si dices la palabra vacuna o covid, te sale automáticamente información de la vacuna, entonces, ¿por qué si haces un insulto o una amenaza no borran directamente ese mensaje? Usamos los avances también para otras cosas. Estaría bien que usaran el algoritmo también para eso. Hace unas semanas subí yo un vídeo de un chico que me deseaba la muerte todos los días y ¡ya está bien!
—Es que escudándose en el anonimato de las redes, la gente hace mucho daño.
—En redes sociales deberían pedir el nombre completo y el documento nacional de identidad. Y si insultas o amenazas, que puedan ir a buscarte. El chico que me amenazaba a mí, ¿de qué me sirve denunciarlo? Ya cerró la cuenta. Se creará otra y volverá a hacerlo.
—¿Qué balance haces del 2021?
—Que no puedo estar más feliz porque, además, este año -ya sabes que yo llevo muchos años haciendo Yoga y meditando-, me propuse el reto de meditar todos los días y desde que lo hago, sin fallar ni un día, soy mejor persona porque soy más paciente y vivo más el presente. No estoy pensando en el pasado o en el futuro porque el único tiempo que existe de verdad es el presente, el futuro no existe y el pasado no se puede cambiar. La meditación te enseña a parar y a decir “lo que hice estuvo mal, yo no quiero ser esta”, entonces construyo lo que quiero ser en el presente para poder tener un futuro mejor. Ahora vivo todo con más intensidad. Me cuido mucho físicamente, pero también la salud mental, y la meditación en fantástica para eso.