cristina pedroche© ANDRÉS GARCÍA LUJÁN (MR. PÉREZ)

En la cuenta atrás para las campanadas

Entramos con Cristina Pedroche en el interior del legendario reloj de la Puerta del Sol y descubrimos lo que hay detrás de la noche más mágica del año

‘Nunca había estado y, cuando me he visto aquí, casi me desmayo. ¡Cuánta magia, qué luz, qué bonito y qué cuidado lo tienen todo! La palabra espectacular se queda corta’


29 de diciembre de 2021 - 7:47 CET

El reloj de la Puerta del Sol es uno de los lugares más emblemáticos de nuestro país, que lleva marcando la entrada al Año Nuevo desde que a finales del siglo XIX empezara la tradición de tomarse las doce uvas en la plaza. Obra del relojero leonés José Rodríguez Losada, fue inaugurado por la Reina Isabel II en 1866 y, desde entonces, ha sido testigo de muchas celebraciones y de cómo ha ido cambiando el corazón de Madrid. Viendo sus manecillas, millones de personas, cada 31 de diciembre, hacemos el balance de lo bueno y malo —como dice la canción de Mecano—viviendo con ilusión los últimos instantes del año. Allí, en el lugar donde comenzó todo y en plena cuenta atrás para la Nochevieja, nos hemos reunido con una de las reinas de las campanadas, Cristina Pedroche, quien no ha podido evitar emocionarse al entrar por primera vez en el reloj frente al que, desde hace siete años, cumple su sueño de dar las campanadas. Con ella recorremos las entrañas de este reloj centenario, mientras nos descubre qué hay detrás de los segundos más mágicos del año, cómo se vive esa noche al otro lado de la pantalla y nos da pistas sobre cómo nos va a sorprender, después de dejar a todo el mundo en vilo con un vídeo en el que parece que se va a rapar el pelo.

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© Hola

—¿Habías entrado antes en el reloj de la Puerta del Sol?

—Había entrado en el edificio, pero arriba no había estado nunca. Sabía más o menos lo que me esperaba, pero, cuando me he visto allí, casi me desmayo. ¡Cuánta magia, qué luz, qué bonito y qué cuidado lo tienen todo! La palabra espectacular se queda corta.

—Todos sabemos cómo son las campanadas desde nuestras casas, pero ¿cómo se vive al otro lado de la pantalla?

—Ese día se vive con muchos nervios, con mucho trabajo, con muchos ensayos, pero también con mucha ilusión. ¡Cada año me hace más ilusión! Hay gente que me dice que, al final, es más o menos lo mismo, pero no, cada año es distinto y cada año es mejor. Ojalá esté dando las campanadas toda mi vida porque es un sueño, aunque sea mucho trabajo, mucha presión, mucho estrés y mucha preocupación porque todo esté perfecto.

—¿Qué crees que es lo que más nos sorprendería a los espectadores si pudiésemos ver lo que pasa allí?

—Yo creo que el trabajo que hago, porque todavía hay gente que piensa que a mí me traen un vestido, me lo pongo y ya. Y es que yo miro cada coma del guion y hasta cómo me pinto las uñas lo decido yo. Ya tengo muchas críticas por el vestido, entonces, no quiero que nadie critique otra cosa que no sea eso.

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“Ojalá esté dando las campanadas toda mi vida porque es un sueño, aunque sea mucho trabajo, mucha presión, mucho estrés y mucha la preocupación porque todo esté perfecto”, nos cuenta Cristina Pedroche, que, junto a estas líneas, posa por primera vez en el reloj frente al que, desde hace siete años, acompaña a todos los españoles en Nochevieja.

—¿Cuánta gente está con vosotros? Van familiares también, ¿no?

—Ahora con la covid el número es más reducido. Antes iban dos o tres familiares por cada miembro del equipo, pero no mucho más porque son espacios reducidos. El camerino donde me cambio es muy pequeño y el resto de las estancias están llenas de cables y cámaras. Además, todo está abierto, con lo que hace frío.

—¿Ves a los presentadores de otras cadenas?

—Sí. Anne Igartiburu siempre viene a verme. Ella llega más tarde que yo porque corre la San Silvestre. Yo desde las cinco de la tarde ya estoy allí y ella suele llegar como a las siete o las ocho y lo primero que hace es venir a verme. ¡Yo creo que viene a cotillear el vestido, la verdad! —dice riendo—. No, en serio, con ella me llevo superbien, es ideal y una mujer increíble a la que admiro, igual que a Ana Obregón y al resto de mujeres y hombres que dan las campanadas. Somos compañeros, aunque estemos ese día cada uno en un canal, las rivalidades no existen para nada.

“Anne Igartiburu llega más tarde que yo porque corre la San Silvestre y lo primero que hace es venir a verme. Con ella me llevo superbien, es una mujer increíble a la que admiro”

—¿Sigues algún ritual antes o tienes algún amuleto de la suerte?

—Lo único es que me gusta comerme las doce uvas. Siempre lo hago porque un año no me las comí y no tuve la suerte que a mí me hubiera gustado. Entonces, aunque esté retransmitiéndolas, es Alberto (Chicote) el que va contando, porque yo me las voy comiendo, así que el “feliz Año Nuevo” siempre lo doy con toda la boca llena y con todo el jugo.

© ANDRÉS GARCÍA LUJÁN (MR. PÉREZ)

—La pregunta obligada: ¿cómo nos vas a sorprender este año? Porque, después del vídeo en el que te cortas el pelo en la Puerta del Sol, la gente se pregunta no solo qué llevarás, sino qué te has hecho.

—Solo puedo decir que este año hay mucho más donde mirar, este año es el resurgir y hay un mensaje muy importante que quiero dar y que creo que va a llegar a los corazones de la gente. Con el vestido, vuelvo a los orígenes, pero como con una madrina. Este año no solo pasa algo con el vestido y lo que se supone que me cubre, sino también con lo que pasa en mi cabeza…, tanto por dentro como por fuera. Ya lo veréis el día treinta y uno.

“Siempre me como las doce uvas. Es Chicote quien va contando, así que el ‘feliz Año Nuevo’ lo doy con la boca llena”

—Estas van a ser tus octavas campanadas, ¿una se va relajando con la experiencia? ¿Estabas más nerviosa el primer año?

—El primer año no tenía nada de nervios, cero, porque todo el mundo se comía las uvas en otro canal. Nunca pensé si era provocativo y si la gente iba a hablar o no de él… Pensaba que a lo mejor no me veían ni mis padres. Pero, de repente, ocurrió ese boom, se desató la locura. Subimos la audiencia un montón y fue una supergrata sorpresa. Me dieron la oportunidad al año siguiente de hacerlo en Antena 3 y no he parado.

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Cristina posa en el mágico corazón del reloj más famoso de España. Confiesa que, aunque este sea su octavo año dando las campanadas, cada vez le hace más ilusión.

—Desde ese día te has convertido en un icono de Nochevieja y tu vestido es el tema de conversación en muchas casas durante la cena.

—Sí y habrá mucha división de opiniones, pero eso es una maravilla. Generar conversaciones, discusiones y que la gente hable es maravilloso, yo lo único que quiero es que se entretengan. Al final, yo me pongo lo que me apetece, aunque cada año tengo que darle una vuelta de tuerca porque me tengo que superar a mí misma. Encima, tengo al lado a una persona como Josie, que es un ‘tarado’ también y quiere superarse año tras año. Sé que pase lo que pase, aunque mi idea sea muy loca —porque al final todo parte de una idea mía—, él le pone el concepto de moda y no me voy a caer porque está detrás cogiéndome.

—¿Cuál es la mejor anécdota que recuerdas de estos años?

—El primer año, que se nos fue la luz. Esa vez sí que había corrido la San Silvestre, entonces me tenía que lavar el pelo sí o sí y no había ni luz, ni agua caliente, así que me lo tuvo que lavar Óscar (mi peluquero) como pudo en la bañera… ¡Todo un cuadro! ¡Cero glamour! Mientras me lavaba el pelo, recuerdo que me decía: “Ni te lo laves, si nadie te va a ver… Menos mal que me lo lavé.

© @cristipedroche

Izquierda, haciendo yoga, derecha, con su marido, el chef Dabiz Muñoz.

—El año pasado, fueron las más diferentes porque no hubo gente en la plaza, ¿cómo viviste ese silencio?

—Fue triste, toda la energía la tenía que sacar de mí misma. Cuando está la gente abajo te sube la adrenalina. Ante ese silencio pensaba en todos los que se habían ido a causa del virus… Fue un año complicado, pero pensé que, aunque hubiera sido difícil, había que darle alegría a la gente y entretenimiento.

“Mi mejor anécdota es del primer año. Corrí la San Silvestre y me tenía que lavar el pelo. Se fue la luz y no había agua caliente, me lo lavaron como pudieron en la bañera…¡Todo un cuadro!”

—¿Cómo has vivido esta dura etapa de pandemia como empresaria hostelera que eres junto a Dabiz? ¿Ha sido difícil? 

—Ha sido complicado, pero nosotros, gracias a Dios, no podemos quejarnos. Nos va bien, tuvimos que cerrar Londres, pero pudimos enseguida reinventarnos y crear GoXO y estamos supercontentos y superbien. Ahora que están subiendo otra vez los casos, a ver cómo vuelven a gestionarlo para que no sea otra vez la hostelería la que más sufra, porque nosotros, al final, tenemos unas cosas y otras y salimos, pero el del bar de debajo de mi casa, por así decirlo, no. Entonces, hay que tener muchísimo cuidado con las decisiones que se toman.

Entramos con Cristina Pedroche en el interior del legendario reloj de la Puerta del Sol

Un viaje en el tiempo

—Estando en el reloj de la Puerta del Sol, si pudieras viajar en el tiempo, ¿a qué momento volverías para revivirlo?

—Al primer año que di las campanadas para volver a sentir la ilusión de pensar que nadie me iba a ver —dice riendo—. Eso era lo más porque, aunque ahora también lo vivo con mucha ilusión y con mucha alegría, siempre tengo la mosca detrás de la oreja porque me van a criticar. Pero ese año era todo fiesta, era como que se iba a quedar en una cosa divertida y ya está.

—¿Qué le dirías a la Cristina de entonces?

—Que siguiera, que lo va a hacer bien. Confío mucho en mí y a la Cristina del futuro también le diría esto: “Tú sigue, sigue creyendo en ti e intentando ser mejor cada día”.

© ANDRÉS GARCÍA LUJÁN (MR. PÉREZ)

—En la tele llevas ya más de diez años. Si te dicen cuando empezaste que acabarías dando las campanadas ocho años seguidos, ¿te lo habrías creído?

—Pensaría que me están vacilando, que es imposible. Ahora estamos haciendo el reencuentro de Sé lo que hicisteis y me han pasado el casting que hice. Cuando veo a esa niña de veintiún años me dan ganas de decirle: “Espabila, que no sabes todo lo que te viene”. Yo hice ese casting porque quería que me saliera una serie porque, en aquel entonces, estudiaba Interpretación. No buscaba ser la sustituta de Pilar Rubio, me parecía una cosa loca, pero al final me quedé. Y empecé a unir un trabajo con otro y, mira, aquí estoy.

“Con el vestido vuelvo a los orígenes, pero como con una madrina. Este año no solo ocurre algo con él y lo que me cubre, también con lo que pasa en mi cabeza…, por dentro y por fuera”

—A lo largo de tu carrera siempre has sido el blanco de muchas críticas, ¿cómo lidias con esto?

—Al principio me dolía más, me lo llevaba más al terreno personal, ahora es como que creo una película a mi alrededor, siempre digo que me pongo vaselina para que me resbale todo, pero, claro, alguna vez duele. Aunque yo hago que parezca que la mochila no pesa, no significa que no lleve peso. Entonces, intento estar bien cada día porque, en el fondo, echo las críticas a un lado y me doy cuenta de mi vida y pienso que soy superafortunada, tengo salud, mi marido y mis padres también, tengo un trabajo que me apasiona… Entonces, si la fama tiene estas cosas no tan bonitas, tengo que intentar que no me afecten tanto.

© ANDRÉS GARCÍA LUJÁN (MR. PÉREZ)

“Intento estar bien cada día porque, en el fondo, echo las críticas a un lado y me doy cuenta de mi vida y pienso que soy superafortunada”, nos dice sobre los duros comentario que muchas veces recibe.

—Ahora que se empieza a dar más visibilidad a la salud mental, ¿crees que habría que poner algún freno a las críticas en las redes?

—Por supuesto. Porque, cuando la gente está sentada en el ordenador o con su móvil y manda una crítica, no sabe hasta qué punto le está doliendo a la otra persona. Hay que tener mucho cuidado y hay que poner límites. Las redes sociales están muy bien para muchísimas cosas, pero deberían proteger un poco a la gente. Y no lo digo por mí, yo ya estoy curtida, lo digo por los niños anónimos que sufren bullying, ciberacoso…, todas las cosas horribles que pasan a diario.

“Generar conversaciones, discusiones y que la gente hable es maravilloso. Lo único que quiero es que se entretengan”

—Por último, ¿qué le pides al dos mil veintidós?

—Pedir más al año no me gusta porque creo que lo tengo todo y lo que no tengo me lo invento. Si pidiera algo, es más trabajo a nivel televisivo porque yo estoy supercontenta en Zapeando y con lo demás, pero me gustaría tener un programa propio. Que vuelva de verdad  Love Island  y tener más cosas. Seguir creciendo en el terreno profesional cada día, eso sería lo que pido. Además, por supuesto, de salud para todos.

© ANDRÉS GARCÍA LUJÁN (MR. PÉREZ)

TEXTOCRISTINA OLIVAR
FOTOSANDRÉS GARCÍA LUJÁN (MR. PÉREZ)
ESTILISMOJOSIE
AGRADECIMIENTOSREAL CASA DE CORREOS
ASISTENTE DE FOTOGRAFÍACESCO RODRÍGUEZ
MAQUILLAJECAROLINA MORENO
PELUQUERÍAÓSCAR PAÑOS
VídeoJosé A. Carrascoso
LOOK 1VESTIDO VERDE CON ABRIGO REMATE MARABÚ: TOT-HOM/PENDIENTES Y RELOJ: CHOPARD/SANDALIAS: AQUAZZURA
LOOK 2VESTIDO TURQUESA: TOT-HOM/PENDIENTES: CHOPARD
LOOK 3VESTIDO MUARÉ AMARILLO: PEDRO DEL HIERRO
LOOK 4VESTIDO DORADO: MONTENEGRO/PENDIENTES: CHOPARD
LOOK 5VESTIDO MORADO DE ENCAJE Y MARABÚ: MONTENEGRO
LOOK 6VESTIDO FUCSIA: PRONOVIAS/EN AMBAS IMÁGENES: PENDIENTES: CHOPARD