Britney Spears, de 40 años, ha tomado las riendas de su vida después de que el pasado mes de noviembre un juez fallara a su favor y la cantante dejara de estar bajo la tutela y vigilancia de su padre, Jamie Spears, en todos los aspectos de su vida, tanto en lo profesional como en lo personal. Tras 13 años silenciada, la artista de Toxic está recuperando poco a poco a su voz. Este lunes ha vuelto a confesarse con sus seguidores en un sentido texto en el que relata las cosas que le han hecho daño, en el que comparte el delicado momento que pasó con su familia y cómo el poder de la oración y la reflexión sobre los logros de su carrera la están impulsando para comenzar una vida nueva.
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En la publicación, la intérprete de Ooops! I Did it Again, confiesa que siempre ha rezado y creído en Dios pero que perdió la fe hace tres años cuando sufrió "sola" y su "familia le estaba haciendo daño sin motivo". Era algo que no comprendía y que le causaba tanto dolor que, en un primer momento, se engañaba y quería pensar que "todo estaba bien" porque la realidad "era demasiado difícil de soportar". La artista se compara con un león, pero "no un bonito león" sino un animal que "rugía solo" y "guardaba todo el dolor en su interior".
Durante ese tiempo, no tuvo fuerzas para intentar cambiar la situación y enfrentarse a los que la estaban lastimando porque "no quise crear conflictos". "Yo era simpática, falsa, pero gritaba por dentro", recuerda con dolor. "Quería ser amable, pero lo que le hicieron a mi corazón es imperdonable", asevera. Recuerda además que, mientras realizaba conciertos en Las Vegas, pidió a su equipo poder elegir las canciones o los remixes que quería presentar a su público. "Pero siempre me dijeron que no. No tenía sentido que los programas de televisión pudieran reproducir mis canciones, remezclas de toda mi música, pero la dueña de esa música no podía". La cantante de (You Drive me) Crazy afirma que "incluso le dieron a mi hermana algunas de estas canciones" algo que se pregunta que por qué no ocurrió con ella.
La intérprete de Baby One More Time lamenta los años en los que fue "humillada, burlada, avergonzada". Explica además que sabe que a muchos les parece "raro" que ahora no haga música, pero que todos ellos no tienen "ni idea de las cosas horribles que me han hecho y de lo que he superado". Llega a asegurar que ahora "le tengo miedo a la gente y a la industria de la música". Cuenta que dejar de hacer música hoy en día es una forma de decirles a quienes la lastimaron "que les den". Aunque sabe que dejar de lado su profesión es algo que "solo beneficia a su familia" y con lo que "inconscientemente les he dejado ganar".
Volviendo a su relación con Dios, la cantante de Womanizer confiesa que ha sido "una hipócrita" ya que dijo a otros que creyeran en él cuando ella atravesaba una crisis de fe. Y a continuación explica el motivo por el que hablaba sobre este tema, "porque sé el dolor de no tener más fe y sentirte tan solo que todo parece estar poniéndote a prueba. Créeme, lo sé y no tiene gracia". Pese a la dureza de todo lo vivido en este tiempo, la intérprete tiene confianza en seguir adelante y considera este último año como "un momento de desarrollo para mí". Reconoce que le queda mucho por hacer y que todavía tiene "muchas cosas que arreglar". Como todos, también se ha marcado sus propios objetivos para el 2022: "presionarme un poco más, ir hacia lo que me asusta", pero "tampoco demasiado" ya que quiere tomarse las cosas con más calma.
Después de la dureza con la que ha sido tratada, ha aprendido que "solo somos personas, no soy una supermujer, pero sé lo que me hace feliz y me alegra". Al final del texto reconoce que, con todo lo que ha vivido, tiene "grandes problemas de confianza, de lo contrario no habría actuado como una niña de 8 años la semana pasada, para defender todos mis éxitos". La artista hace referencia expresa a otra de sus publicaciones, en la que recordó cómo su carrera había estado marcada por un inmenso éxito. Con la misma sinceridad y humildad con la que ha escrito el resto del mensaje, acaba disculpándose "una vez más, lo siento si parezco ignorante, me falta mucha confianza en mí y, probablemente, estoy prestando demasiada atención a lo que piensa la gente", concluye su confesión ante sus seguidores.
Britney afronta el futuro con ilusión. Poco a poco, va rehaciendo su vida y labrando su camino. En lo personal, está planeando su enlace con su prometido, Sam Asgahri, de 39 años, y está buscando el lugar perfecto para celebrar la boda de sus sueños. La pareja anunció su compromiso el pasado 12 de septiembre y su idea sería casarse "lo antes posible" en una ceremonia íntima, tal y como informó la revista People. En lo profesional, tal vez haya que esperar un poco más porque quiere tomarse las cosas con calma, pero hace poco compartió que estaba trabajando en una nueva canción. Aunque puntualizó que eso no significaba su vuelta inmediata a la música, sí hizo las delicias de todos sus fans que celebraron con alegría la noticia.
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