El águila coraje que nos enseña lo que es el amor de madre
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Cuidar a un hijo es algo instintivo y en el reino animal hay muchas madres coraje dispuestas a sacrificar sus vidas por la de sus crías, como el águila de cabeza blanca que acompaña a estas líneas. Una cámara colocada junto a su nido, situado en Pensilvania (Estados Unidos), captó cómo estuvo incubando sus huevos durante una gran tormenta de nieve. A pesar de las gélidas temperaturas, permaneció inmóvil para tratar de darles calor, mientras el padre se acercaba para alimentarla y así poder aguantar el temporal. Quedó prácticamente enterrada bajo la nieve, pero, por suerte, la tormenta amainó y, unos días después, nacieron los aguiluchos en perfecto estado, gracias a su heroica hazaña.
Unos auténticos osos amorosos, listos para conocer, con mamá osa, su reino de hielo
Después de pasar un tiempo en la guarida de su madre, estas crías de oso polar ya están preparadas para empezar a descubrir el mundo de la mano —en su caso, de la pata— de su madre y son unos auténticos osos amorosos. Las tiernas fotografías reflejan la unión entre la osa y sus oseznos, que no se separan de ella ni un instante y siempre tienen abrazos y besos para ella. Las crías de oso polar, que suelen ser gemelos, están con su madre hasta que cumplen los dos o tres años y después, se convierten en animales solitarios. Cada vez es más complicado ver imágenes como estas, ya que se encuentran en peligro de extinción.
Un dron consigue capturar imágenes de impresionantes ‘ciclones’ de renos
Los hemos visto tirar del mágico trineo de Papá Noel, pastar y correr por los bosques y montañas nevadas, pero nunca se había fotografiado así a una manada de renos, formando auténticos remolinos. Ayudado por un dron, el fotógrafo Lev Fedoséyev consiguió captar estas impresionantes imágenes de centenares de estos animales ‘bailando’ para proteger su vida en la tundra de Lovozero, al norte de Rusia. Esta armoniosa coreografía se trata de una estrategia de defensa, conocida como ciclones de renos, que llevan a cabo cuando se ven amenazados por un depredador. La manada comienza a correr en círculos dejando resguardados en el centro a los más vulnerables —que son las hembras y sus crías—, formando así una especie de muro para protegerlos.