Aunque su familia suele acaparar titulares y páginas en las revistas de sociedad, podría decirse que el duque de Sevilla continúa siendo un gran desconocido. Tanto es así que el padre de Olivia de Borbón rememora que, a su llegada a la boda de Francis Franco, una mujer entre el público que se había acercado para dar la bienvenida a los invitados no fue capaz de identificarle. Aquella mujer, rápidamente, dio cuenta de la asistencia de su entonces esposa, Beatrice von Hardenberg y exclamó: “la Duquesa de Sevilla con un desconocido”. “El desconocido era yo”, aclara.
Francisco de Borbón disfruta de este ‘anonimato’, que no ha sido en absoluto un obstáculo para vivir experiencias extraordinarias. Gracias a su trabajo en el mundo empresarial, ha recorrido medio mundo, y, nos confiesa, que su título de duque de Sevilla le ha abierto más puertas fuera de nuestras fronteras que en España.
Sin embargo, el pasado año, el aristócrata tuvo que hacer frente a dos duros golpes: el fallecimiento de su hija Cristina y el de su primera esposa. Ambas están siempre en su recuerdo. Cuando nos invita a realizar esta entrevista en uno de sus despachos, situado en el centro de la capital, nos percatamos de un detalle que lo dice todo: una fotografía de dos de las personas más importantes de su vida, Cristina y Beatrice. De todo ello habla en sus ‘cuasi memorias’, un libro que escribió en plena pandemia y que ha sido editado por Círculo Rojo.
- Comenzó a escribir este libro en plena pandemia, ¿llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacerlo?
- No, nunca tuve esa idea. Había escrito hace cinco años un libro pequeño sobre la historia de un bisabuelo mío, pero nunca pensé en escribir mis memorias. Lo que sucede, como digo en el prólogo, es que durante la pandemia empecé a recordar la cantidad de veces que me habían pedido que escribiese algunas de las anécdotas que cuento en el libro y me puse a hacerlo. Estuve viajando mucho menos durante esa época porque prácticamente no se podía (si no, estoy constantemente montado en un avión de aquí para allá), entonces aproveché para escribir entre una y tres páginas al día. Lo hice sin cuidar mucho el estilo, tal y como me salían las historias y las recordaba.
“Nunca me ha gustado salir en medios. A veces no ha quedado más remedio, pero nunca ha sido mi objetivo”
- ¿Y está satisfecho con el resultado?
- Sí, yo creo que sí.
- Estas son unas ‘cuasi memorias’. ¿Se ha guardado muchos secretos que planea recoger en otro libro próximo?
- No, no, nunca. Son temas muy, muy personales y que afectan a personas que no quiero hacerles daño en ningún momento.
- ¿Qué supone llevar el apellido Borbón en un tiempo como el actual?
- Creo que, ante todo, es una gran responsabilidad. Hay que tener mucho cuidado con lo que haces y cómo lo haces, por las repercusiones que puede tener en otros miembros de la familia.
- ¿Pesa un título nobiliario como el suyo, con tantos siglos de historia?
- La verdad es que me he acostumbrado. Hace cincuenta años que lo tengo, pero, efectivamente, me ha servido bastante. Sobre todo fuera de España (más que en nuestro país) para abrirme puertas y conseguir a personas que me interesaban por trabajo en Oriente Medio, en África, en Hispanoamérica… En Estados Unidos también me sirvió bastante.
- También menciona en las páginas del libro al rey Juan Carlos, pariente suyo. ¿Cómo ve la situación de la monarquía actualmente?
- Creo que tanto el rey actual como la reina están haciendo un grandísimo papel en una situación francamente difícil. El rey está jugando su papel, haciéndolo lo mejor que puede. Por lo que respecta al rey emérito, lamento muchísimo que esté en esta situación de casi exilio. Sé por una serie de personas que le gustaría mucho volver a España, y desde luego me gustaría que las generaciones posteriores le recordaran, sobre todo, por la labor tan impresionante que hizo durante la Transición española. Que estemos ahora en un régimen democrático, en parte, se le debe a él.
“Me encanta ser abuelo. Todo lo que nunca le he permitido a mis hijos, se lo permito a mis nietos. Estoy encantado con ellos”, nos confiesa
- ¿Y la princesa Leonor?
Le están dando una buena educación y tiene unos padres inteligentes. Cuando le toque, será una buena reina. Eso espero.
- Nunca le ha gustado aparecer en las revistas del corazón. ¿Cómo lleva entonces la fama de su familia? Su hija Olivia es muy conocida…
- No, nunca me ha gustado salir. A veces no ha quedado más remedio, pero nunca ha sido mi objetivo. La verdad es que luché para que Olivia no saliese tanto en revistas ni fuese tan popular en ese aspecto, pero bueno, a ella le gustaba ese camino. Lo hizo y creo que lo hizo bien porque la gente en general la aprecia, por lo que he visto.
- Por este mismo motivo llama la atención que haya decidido escribir este libro, ¿no se ha sentido a la hora de lanzarlo un poco expuesto?
- Sí. Lo pensé mucho antes de editarlo. Mi idea al principio era sólo hacer unos ejemplares para repartir entre amigos íntimos y mi familia, pero luego me animaron. Siempre estamos sujetos a la crítica. Hagas lo que hagas, siempre se puede malinterpretar. Al final pensé que es algo que queda para la historia y que ahí está. Si a alguien no le gusta, pues lo siento, pero he decidido seguir adelante y publicarlo.
- ¿Le gustaría que quedase como un legado tanto para sus hijos como para sus nietos?
- Sí, bueno… La historia de los duques de Sevilla (desde el primero que llevó el título, el hijo del infante don Francisco de Paula) está recogida prácticamente en el libro. Creo que es bonito que exista la posibilidad de seguir toda la saga de una familia a través de los libros que escribieron ellos. Uno de mis bisabuelos paternos escribió varios libros (sobre las distintas guerras en las que estuvo), y eso sigue ahí. Así que si alguien quiere recogerlo todo y meterlo en un solo volumen… Existe esa posibilidad.
- ¿Cómo es el duque de Sevilla como abuelo?
- Me encanta ser abuelo. Todo lo que nunca le he permitido a mis hijos, se lo permito a mis nietos. Estoy encantado con ellos.
“El recuerdo sigue ahí, por supuesto”
- El 2020 fue muy duro para usted…
- Sí, muy duro.
- …Tras la pérdida de su hija Cristina y de su primera esposa, Beatrice von Hardenberg.
- Con la que me llevaba estupendamente bien estos últimos años, por cierto (aclara).
- ¿Cómo se encuentra? ¿Se ha ‘recuperado’ si es que es posible recuperarse algún día de un golpe así?
- El recuerdo sigue ahí, por supuesto, pero estoy recuperado.
- Su hija Olivia habló de su doble duelo por primera vez en ¡HOLA!, dejando claro que su hermana Cristina era casi como un ángel, alguien ‘como de otro mundo’.
- Yo muy religioso no soy. Las veo como dos personas que siempre formarán parte de mi vida y de mi recuerdo.
- Pero el 2021 le ha traído alguna alegría, como la boda de su hijo.
- Sí, estoy encantado que se haya casado finalmente…
- ¿Cómo vivió el enlace? Fue todo un acontecimiento social.
- Sí, la verdad es que he quedado encantado tanto con él como con su mujer, Sophie, la que me cayó siempre muy bien. Estoy feliz de que finalmente estén casados y mi nieto tenga unos padres unidos en matrimonio.
“Estoy feliz de que finalmente mi hijo Francisco y Sophie estén casados”
- Su hijo Francisco Joaquín de Borbón es el Gran Maestre de la Orden de San Lázaro, al igual que lo fue usted.
- No le nombré yo, lo nombró una asamblea formada por personas de los cincuenta países en los que está la Orden. Por supuesto, influí porque yo, mi padre, mi abuelo, un primo mío… Todos fueron grandes maestres de la Orden. De los 50 Grandes Maestres que fundaron la Orden, por lo menos 20 eran antepasados en distinto grado. Es una tradición muy familiar.
- Se sentirá usted orgulloso de que su hijo siga esa tradición.
- Sí, por supuesto, sobre todo porque la Orden está haciendo grandes cosas. Por ejemplo, el otro día tuvimos una cena con el objetivo de recaudar fondos para una enfermedad rarísima que afecta a unos 30 niños en España, nacen sin piel. Es muy difícil que una farmacéutica invierta las cantidades necesarias para tratar una enfermedad que sólo afecta a treinta personas. Es imposible de amortizar esas inversiones, y por eso su labor humanitaria es muy importante. Me quedé muy contento con la recaudación y lo que hicimos.
- Ha vivido en Londres, Nueva York… Pero Marbella, ¿es un sitio especial? Cuenta con su propia calle.
- Sí. Allí tengo una casa que hice en el año 79 y me encanta. Si no estoy en otro sitio, intento ir todos los meses.
- ¿Podría decirse que es su refugio?
- Me encanta el clima, mis perros, mi casa… Lo paso muy bien allí.
“Tengo una casa en Marbella que hice en el año 79 y me encanta... Lo paso muy bien allí”
- En el libro habla de sus tres matrimonios (con Beatrice von Hardenberg, Isabelle Karanitsch y Piti Vargas-Zúñiga), y de sus amores, ¿se arrepiente de alguno?
- Todo tuvo su época, su razón de ser y su momento. Unas veces me equivoqué, otras se equivocaron… Y bueno, es la vida. En la vida intentas hacer una serie de cosas, unas te salen bien y otras te salen mal. Por muy inteligente que seas, te puedes equivocar. Unas veces me equivoqué y otras no, pero no, no me arrepiento de nada. Bueno, sí, me arrepiento si he hecho daño a alguien.
- A través de estas páginas también podemos conocer un poco más al actual duque de Sevilla. Dice que es una persona bastante reservada, a la que le gusta más observar que hablar. Su hija Olivia nos comentó en su día que ella había heredado ese carácter…
- El carácter introvertido. Ella me tiene muchísimo cariño y en muchas cosas, como su carácter, he influido en ella. Olivia ha cambiado muchísimo con los años. Se ha vuelto una persona mucho más reflexiva, consciente de sí misma y de los demás.
- También habla, en uno de los capítulos, de la enfermedad de su esposa, Piti, que sufre Alzhéimer.
- La verdad es que es una experiencia muy poco grata, tener a alguien en la familia tan cercano con Alzheimer, y ver cómo se va deteriorando… Ahí estamos.
- Este libro recoge las memorias de toda una vida. ¿Cómo le gustaría que ser recordado?
- Como una persona que intentó cumplir con su deber y que intentó hacerse un lugar en este mundo. Intenté, por lo menos, que quedase una huella de lo que hacía en los distintos países en los que estuve. Desde luego siempre teniendo presente el hecho de que soy español. Pensaba mucho más en España que en mí mismo. Me interesaba mucho más que fuese para beneficio de nuestro país. Desde pequeño ya me inculcaron el amor a España.
“Me gustaría ser recordado como una persona que intentó cumplir con su deber y que intentó hacerse un lugar en este mundo”
- Usted ha conocido a personas que han cambiado el curso de la Historia. ¿Hay alguna que le hubiese gustado conocer especialmente?
Me hubiera gustado conocer a Kennedy, me parece un personaje extraordinario, pero no llegué (risas). Murió mucho antes de que yo andase por el mundo.
A mí, por ejemplo, me impresionó que un dictador tan terrible y sanguinario como Sadam Hussein fuese tan amable en una conversación privada. Fue tremendamente amable y afectivo. Cosa totalmente opuesta al coronel Gadafi, que era un hombre realmente desagradable y que trataba a los visitantes muy, muy mal. Me hubiese interesado mucho conocer también a Tito, un personaje curioso. Nadie cita jamás en sus biografías que estuvo en España, durante la Guerra Civil, por la niñera de unos grandes amigos míos, de Alfonso y Alberto Cortina. Se trataba de Felisa, una cántabra que estuvo sirviendo en Madrid durante quince o veinte días. Llegó a Madrid de la forma subrepticia, sin que nadie se enterase y se marchó. Pero nadie lo recoge en las biografías que he leído. Tampoco me atreví a preguntárselo cuando le vi porque cruzamos sólo unas pocas palabras.
- Precisamente habla de amigos como Alfonso Cortina, el marqués de Griñón en su libro. Amigos a los que echará mucho de menos…
- Sí, teníamos un almuerzo en el que éramos once y de esas once personas, quedamos cinco. Ahora se han incorporado otros nuevos amigos. Lo del coronavirus ha sido una masacre. Parece que no cesa esto.
- Comenta que en los últimos tiempos se ha dedicado a recopilar algunos acontecimientos de su familia desconocidos…
- Realmente no los desconocía. Lo que sucede es que se habían perdido muchísimos archivos de mi abuelo paterno y de la época de mi padre. Quería recuperarlos (lo cual no era fácil puesto que habían desaparecido), pero, a través de los distintos archivos históricos y militares, he conseguido recuperar una gran parte. Los tengo por si quiero escribir algo más sobre mi familia.
- ¿Le pide algo al próximo 2022?
- Que esto acabe o que la pandemia esté controlada a través de la vacunación.