A pocas semanas de las celebraciones navideñas y con todo en marcha para celebrar el tradicional almuerzo de los hermanos Rivera, después de un año en blanco por la pandemia, Francisco presumió de familia unida en el rastrillo solidario del Real Club Pineda, en Sevilla. Un evento enmarcado en la conmemoración del ochenta aniversario de las primeras carreras de caballos.
La Navidad es una de las épocas preferidas del diestro porque revive la ilusión de cuando era niño y la prueba es la sonrisa dibujada en su rostro.
Francisco disfrutó de un gran día mientras avanzaban algunas compras de Navidad, muy bien acompañado por su mujer, Lourdes Montes, y sus hijos, Carmen, de seis años; Curro, que cumplirá tres el 9 de enero, y Tana, de veintidós.
La hija mayor del diestro, que aprovecho su paso por Sevilla para pasar tiempo con su padre y con sus amigos, dijo que estaba muy contenta por la fiesta de cumpleaños que le había organizado por sorpresa a su madre, la duquesa de Montoro, quien se encontró con una segunda celebración por su cincuenta y tres aniversario, en el barrio de Triana, cuando estaba disfrutando del puente de la Constitución en la finca que tiene a las afueras de la ciudad. Francisco y su familia salieron del rastrillo cargados de bolsas y con una gran sonrisa. El diestro, con su hija a hombros, y Lourdes, con Curro en brazos y compartiendo conversación con Tana, con la que tiene una gran relación.