La herencia de Rocío Jurado vuelve a estar de actualidad tras conocerse la existencia de un testamento previo al reparto final. Rocío Carrasco tiene en su poder ese documento y muy pronto verá la luz en la segunda parte de su documental, titulado En el nombre de Rocío. A la espera de conocer qué establece dicho papel, recordamos qué ocurrió con Montealto, el hogar de la cantante. Esta casa, situada en La Moraleja, Madrid, dejó de ser propiedad de los herederos de Rocío Jurado en febrero de 2008, casi dos años después de la muerte de la artista.
- Desgranamos cómo se repartió la herencia de Rocío Jurado cuando vuelve a estar en boca de todos
La chipionera dispuso en su testamento que este chalé no pasara a ningún familiar sino que se vendiera y se repartiera el dinero de esa venta entre sus tres hijos, Rocío Carrasco, José Fernando y Gloria Camila. En aquel momento, José Fernando y Gloria Camila eran menores de edad y la cantidad recibida fue a parar a una cuenta bancaria. "Hasta que no sean mayores de edad no podrán disponer de ese dinero, que irá generando intereses a medida que pase el tiempo", explicó José Ortega Cano. El torero, que vivía allí, tuvo que abandonar la casa y emprender una nueva etapa con sus dos hijos, confesando que sentía "mucha pena" por despedirse del que había sido su hogar durante tantos años.
Una vez formalizada la venta, los camiones de mudanza empezaron a retirar las pertenencias de la cantante, que permanecieron almacenadas en unas instalaciones a las afueras de Madrid durante 13 años. No fue hasta finales de 2021 cuando esos enseres, guardados en 18 contenedores, vieron la luz en El último viaje de Rocío, un programa especial que se emitió en Telecinco.
Rocío Carrasco explicó que la mudanza de Montealto fue muy dura para ella. "Hice esa mudanza en unas circunstancias emocionales bastante complicadas, muy duras", declaró en El programa de Ana Rosa. Unas palabras que corroboró su amiga Carmen Borrego. "En ese momento, Rocío está muy tocada”, dijo, recordando el estado anímico en el que tuvo que empaquetar los enseres de su madre. “Sé que ella desmontó personalmente la habitación de su madre y el resto lo dejó en manos de una empresa de mudanzas que sabía que lo harían con todo el respeto y cuidado. Rocío recoge lo que ella quiere de su madre y lo tiene en su casa", añadió la colaboradora.
En Montealto, conocida popularmente como Villa Jurado, la cantante vivió sus días más felices y fue donde se despidió de su familia antes de morir el 1 de junio de 2006 de un cáncer de páncreas. El chalé, situado en una de las mejores zonas de los alrededores de Madrid, fue adquirido por Rocío Jurado y Pedro Carrasco. Cuando se separaron, la artista compró su parte al boxeador. La casa se vendió en 2008 por cuatro millones de euros a un inversor que quería reformarla para alquilarla. Sin embargo, la crisis inmobiliaria truncó sus planes y el hogar de la Jurado, según publica La Razón, acabó acabó saliendo a subasta pública a principios de 2017 tras los impagos de su propietario. La puja quedó desierta y un año después el chalé pasó a ser propiedad de una entidad bancaria.
Rosa Benito, exmujer de Amador Mohedano, no conocía el triste final de Villa Jurado. "Yo esto no lo sabía. Sabía que el nuevo propietario había tenido problemas con esto de la crisis, no podía hacer frente a los pagos, pero no sabía que se la habían quitado. Yo creía que había salido para adelante y que seguía manteniendo la casa. De hecho, mi hijo Fernando muchas veces pasa por ahí, porque adoraba a su tía, y se queda mirando y piensa en llamar a la puerta y pedir que le dejen entrar para ver la casa de su tía", declaró en Ya es mediodía.
Así quedó repartida la herencia de Rocío Jurado
A José Ortega Cano, con el que se casó en régimen de separación de bienes, le dejó su parte de la ganadería de reses bravas que compraron conjuntamente durante su matrimonio. A su hermana Gloria le dejó la casa de Chipiona. La finca ‘Los Naranjos’ se destinó a los dos hermanos de Rocío Jurado, Gloria y Amador Mohedano. A este último, además, le dejó una nave industrial. A su ahijado Fernando, hijo de Amador, le legó otra nave industrial mientras que para Juan de la Rosa, su leal amigo y secretario, un chalé adosado en Chipiona. Rocío Carrasco, como heredera universal, recibió los derechos de todas las canciones de la artista, un apartamento en Miami, la mitad de otro apartamento en la misma ciudad que compró con José Ortega Cano, una finca entre Chipiona y Rota, y las joyas de su madre.
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