Manolo Santana nos ha dicho adiós a los 83 años, pero su recuerdo y legado quedará para siempre en la memoria colectiva de este país. Madrileño de nacimiento, la leyenda del deporte español era marbellí de adopción, pues fue ahí donde disfrutó de buena parte de su vida al fijar su residencia en la Costa del Sol hacía más de tres décadas. ¿Cómo fueron los últimos años del ídolo en el lugar cuyo Ayuntamiento le nombró Hijo Predilecto, y donde pasaba su día a día junto a su cuarta mujer Claudia Rodríguez con la que se casó en 2013? "Como se vive aquí no voy a encontrar otro sitio. Vamos, ¡que ya no me voy a ir, no sé cómo decirlo!", presumía el exjugador con simpatía y humor. "Me siento andaluz", dijo en más de una ocasión. El ganador de cuatro Grand Slams dirigía allí desde 1997 el Manolo Santana Racquets Club, lugar de referencia para el mundo del tenis en Marbella, donde seguía peloteando. Antes hizo lo propio en las instalaciones de Puente Romano, con una pista central que lleva su nombre. Manolo quiso por tanto estar siempre unido a su gran pasión, y así lo hizo hasta el final de sus días. El pasado septiembre, ¡HOLA! mostraba en exclusiva cómo el exjugador seguía practicando deporte, dentro de las circunstancias normales de una persona de su edad.
Claudia Rodríguez despide a su marido, Manolo Santana, desolada y acompañada por estrellas del tenis
De hecho, después de pasar unas tranquilas vacaciones de verano junto a su esposa, Santana volvía a hacer ejercicio para mantenerse en la mejor forma posible. Fue a principios del otoño cuando el extenista retomó sus entrenamientos, corriendo casi una hora diaria e incluso animándose a jugar con el balón de fútbol. El pasado abril, y aunque ya no disponía lógicamente de la misma energía que en su época dorada en las pistas, Manolo reapareció en el hotel Puente Romano de Marbella junto a otro icónico jugador, el sueco Björn Borg. Ambos participaron en un nuevo campeonato llamado AnyTech65 Andalucía Open y, entre partido y partido, tuvieron tiempo de celebrar un almuerzo en compañía y compartir recuerdos de su glorioso pasado. Además del tenis, Santana seguía disfrutando de otra de sus grandes aficiones, la gastronomía. Cabe recordar qye en febrero de 2018 pasó varios días en un hospital malagueño para ser intervenido de una hernia inguinal. Lo primero que hizo nada más salir fue ir al chiringuito de un amigo a comer atún, una de sus comidas favoritas.
En marzo de este año, como tantas veces hizo, Manolo Santana volvió a empuñar la raqueta sobre una pista para deleite de los allí presentes, aunque no fuera para disputar un set. El campeón seguía demostrando que todavía tenía las fuerzas y las ganas suficientes para estar cerca de todo lo que oliera a tenis. Se le veía en un acto como padrino del nuevo torneo ATP 250 Andalucía Open y, durante la presentación, posaba como tantas otras veces junto su mujer Claudia. Se trataba de la primera vez que Manolo Santana se dejaba ver en público tras las noticias sobre su salud que surgieron en enero, en las que se aseguraba que el mito se encontraba en muy mal estado. Fue con motivo del Mutua Madrid Open, competición donde el laureado exjugador ejercía como presidente honorífico, donde se aclaró que mantenían una "constante comunicación" con él sobre temas relacionados con el desarrollo del evento, por lo que Santana seguía "desempeñando activamente su trabajo como el mejor embajador posible para ayudar a que sigamos creciendo", afirmaron entonces.
Otti Glanzielus, la que fue tercera esposa de Manolo Santana, acude a dar el último adiós al tenista