Manolo Santana será siempre recordado como el primer tenista que puso a España en el mapa mundial de este deporte, así como por ser uno de los referentes y máximas figuras para las generaciones que han jugado después. Si hablamos del plano personal, su azarosa vida sentimental merece uno o varios capítulos aparte, ya que vivió de una forma verdaderamente intensa y pasional tanto dentro como fuera de las pistas. El mítico deportista, fallecido este sábado a los 83 años de edad, se casó hasta en cuatro ocasiones y se divorció otras tres, parejas con las que no solo compartió su día a día sino con las que también tuvo diferentes hijos: cinco en total. Su primera esposa fue la gallega María Fernanda González-Dopeso y fruto de su amor nacieron Manuel, la actriz Beatriz Santana y Borja. Permanecieron unidos casi dos décadas, de 1962 a 1980. Tras su ruptura matrimonial, el ganador de cuatro Grand Slam unió su destino al de Mila Ximénez, la que fue sin duda fue su relación más mediática y tormentosa de todas, de 1983 a 1986.
Manolo Santana, el primer gran tenista español
Por entonces, el héroe nacional se casaba con una de las reinas de la jet set marbellí, y juntos tuvieron a la pequeña Alba. La niña de sus ojos, que actualmente tiene 37 años y dio a sus padres dos nietos (Alexander y y Victoria), ha visto como en un periodo de apenas seis meses de este 2021 perdía a sus dos progenitores, tras la muerte de la periodista y tertuliana televisiva el pasado 23 de junio. Posteriormente, de 1990 a 2008, fue la modelo sueca y musa de la Costa del Sol, Otti Glanzielus, la que ocuparía el corazón del ídolo y campeón de 12990 a 2008, una mujer culta y de carácter tranquilo que hoy está felizmente casada con un productor musical de su país, donde residen. Después, con 75 años, Manolo Santana daría el "sí, quiero" a la colombiana Claudia Inés Rodríguez, persona que ha estado con el tenista desde 2013 hasta el último suspiro y con la que le hemos visto siempre acompañado en sus actos públicos durante este tiempo.
Manolo Santana regresa a la vida pública en un acto lleno de significado para él
En definitiva, cuatro mujeres con las que Manolo pasó por el altar, pero que no fueron ni mucho menos las únicas que marcaron su vida. El 19 de febrero de 1987, el tenista presentaba y reconocía en la portada de ¡HOLA! a su quinta descendiente, Bárbara Catherina, que tuvo con la azafata de vuelo Bárbara Oltra mientras estaba casado con María Fernanda. La madre de la niña, que nunca a llegó a formalizar su fugaz romance con el jugador, posaba con su hija de seis años y concedía una entrevista a nuestra revista para hablar de ello, al igual que el padre de la criatura. "El famoso tenista quiere que se sepa", rezaba el antetítulo de esta información. Pero fijándonos en la relación que mantuvieron Manolo Santana y Mila Ximénez, no cabe duda que esta estuvo marcada por las idas y venidas, peleas y reconciliaciones, tal y como recordaba nuestro compañero Martin Bianchi en este portal el pasado verano. En noviembre de 1981, después de tres años de noviazgo y solos dos meses antes de su boda, la periodista y el tenista anunciaron que rompían “definitivamente”.
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Ella achacó la decisión a la “vida ajetreada del deportista”, y él lo reconoció. “Últimamente estoy muy ocupado, quizá sea este el principal motivo”, admitía Santana a nuestra revista. “Quizá soy un poco egoísta con mi trabajo, incluso dejo pendiente cosas muy importantes de las que tal vez pueda arrepentirme algún día”. “Hubo un momento en el que yo sólo compartía la casa con Manolo, pero no su vida. No podía contactar con él para nada. No tenía tiempo ni para cenar con amigos comunes. Quizá los dos somos muy independientes”, revelaba Mila en ese reportaje de ¡HOLA!, a finales de 1981. “Creo que es el momento más oportuno para separarnos. Así podemos quedar como amigos e incluso ayudarnos si uno de los dos lo necesita”, concluía la periodista. Aquella ruptura no fue la definitiva. En la primavera de 1982, Mila y Manolo se reconciliaron. El 9 de febrero de 1983, la pareja contrajo matrimonio civil. No pudieron hacerlo por la iglesia porque el tenista ya había estado casado antes, con María Fernanda Dopeso, la madre de sus tres hijos mayores, y todavía no había obtenido la nulidad eclesiástica.
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El 15 de abril de 1984, Mila dio a luz a su hija, Alba Santana. Al mirar aquella crisis de noviazgo desde la perspectiva del verano de 1984, ya con su hija, Mila decía a ¡HOLA!: “Mejor es pelear de novios que de casados. En realidad, nosotros lo que hicimos durante nuestro noviazgo fue dejarlo… para ver si nos necesitábamos. Y, al hacerlo, fue cuando nos dimos cuenta de que estábamos mejor juntos que separados. Por eso nos casamos”. Eran la pareja de moda, pero entre ellos salían chispas. “Manolo y yo somos distintos en casi todo. Por eso nos compenetramos”, aseguraba ella. “Él es tranquilo; yo, un puro nervio. Él tiene paciencia; yo, lo que quiero lo quiero ya, rápidamente. Pienso que es mejor que sea todo así: si los dos fuéramos tranquilos, seríamos una pareja aburrida. Si ambos fuésemos impulsivos, sería tremendo”, añadía. “En Manolo yo he encontrado el equilibrio perfecto. Si tuviera que hacer los trazos de mi hombre ideal, esos trazos coincidirían en casi su totalidad con lo que es Manolo”.
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Pero el idilio duró poco. A finales de 1986, en medio de los preparativos de su boda religiosa, la periodista y el tenista se separaron e iniciaron los trámites del divorcio. La noticia sorprendió a todo el mundo, ya que solo unos días antes del anuncio habían posado para ¡HOLA! en su nuevo chalet en la “milla de oro” de Marbella y habían hablado de sus planes de tener otro hijo. El 29 de enero de 1987, Mila rompió su silencio en ¡HOLA! y habló sobre las razones de su divorcio de Santana. “Cuando me casé con Manolo, idealizaba el matrimonio. Creía que todos los días de casados serían de la misma intensidad. Pensaba que la atracción, la dedicación y las ilusiones permanecerían inalterables. Me he dado cuenta de que no es así”, explicaba entonces la periodista en las páginas de nuestra revista. “Estoy resignada. Yo fui al matrimonio sin las taras de un anterior fracaso conyugal, cosa que no le ocurría a Manolo”, añadía, refiriéndose al anterior matrimonio del tenista, que había durado casi veinte años (desde 1963 hasta 1981).
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Por su parte, Santana no quiso explicar a ¡HOLA! las causas del divorcio ni dar su versión. “Se trata de razones de carácter privado, que pertenecen única y exclusivamente a nuestra intimidad”, dijo el deportista. “Últimamente me identifico más con el papel de padre que de esposo. Para mí, los mejores años de convivencia con Mila fueron los que precedieron a nuestra boda”. Al principio, parecía que el divorcio de la pareja iba a ser amable. Era una separación de mutuo acuerdo, también en lo económico, ya que un año antes habían hecho separación de bienes. Ese acuerdo también se extendía a la patria potestad sobre su hija: Alba se iba a quedar a vivir en Madrid con su madre, que ejercería la guardia y custodia, mientras que Manolo iba a residir en Marbella. Pero pocos años después comenzó una amarga guerra por la custodia de su hija. Entonces, Mila y Manolo, la pareja de moda de la década de 1980, se convirtieron en “enemigos íntimos”.