Una jovencísima reportera llamada Toñi Moreno intentaba hacerse hueco profesionalmente en 1999, siguiendo el que sería uno de los casos más mediáticos de la historia reciente en España: el asesinato de Rocío Wanninkhof. Siguió muy de cerca, como muchos otros periodistas, la incesante búsqueda de esta menor de edad malagueña que había desaparecido al salir de casa de su novio que sería hallada sin vida 24 días después. El terrible desenlace conmovió a la opinión pública, que quería respuestas y las quería ya, lo que ejerció una presión añadida a los investigadores y estos, pocos meses después, anunciaban que habían encontrado al supuesto culpable: Dolores Vázquez. Fue detenida, declarada culpable y condenada a prisión por un crimen que ella no había cometido. Eso se sabría mucho después, pero antes, esa joven reportera que trabajaba para la televisión autonómica de Andalucía comprobó en primera persona que algo no encajaba. En el juicio no se demostró la culpabilidad de la acusada y aun así un juez la envió a la cárcel.
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A raíz de aquello conoció a Loli, como ella la llama, y sintió la necesidad de restituir su nombre. Aunque en su día, ya se demostró judicialmente su inocencia, Vázquez se apartó completamente de la vida pública e incluso se fue de España. Ahora, 20 años después, ha hablado por primera vez y lo ha hecho de la mano de Toñi Moreno, alguien en quien ella confiaba, para el documental Dolores: La verdad sobre el caso Wanninkhof, de Unicorn Content para HBO.
-Se cumplen 20 años del caso de Dolores Vázquez, encarcelada por un asesinato que no cometió
¿Por qué, después de tantos años, accede Dolores Vázquez a una entrevista? ¿No se hubiera prestado con nadie más?
Fuimos muchos los periodistas que en la época del juicio tuvimos acceso a ella. Yo creo que hay una idea equivocada de que Loli estaba cerrada. El que quiso pudo hablar con ella, pudo acercarse. Esta vez lo ha hecho no porque sea yo, sino porque creo que estaba preparada para hacerlo y yo he estado en el momento oportuno. Hacía trece años que no sabía nada de ella porque me he dedicado a otras cosas y se me encendió la luz porque muchos compañeros se pusieron en contacto conmigo por si yo tenía el teléfono o si sabía por dónde andaba; yo recuperé el contacto y le dije que había gente que quería hablar con ella. Me dijo: "mira, yo, creo que es el momento, han pasado 20 años". Fue casualidad.
Yo me planté en Betanzos con el que luego iba a ser el productor ejecutivo de la serie, Víctor García, y le dije: "si lo haces, tiene que ser porque estés convencida". Le expliqué lo que la terminó de convencer, que hay una generación que está estudiando ahora Derecho o Periodismo que no la conoce, que no conoce su caso y sería bueno que la conocieran para que no se vuelva a repetir. Y yo creo que esa fue la razón fundamental por la que accedió a hacerlo.
Una vez que tenías el ‘sí’ de Dolores Vázquez, ¿cómo fueron esos primeros momentos de entrevista?
Le pedí a Chelo Montesinos, la directora general de Unicorn [productora del documental], que este proyecto lo dirigiera alguien que viniera de fuera y que no estuviera mediatizado. Yo había vivido esta historia hacía 20 años y yo tenía mis ideas muy claras; quería que el proyecto fuera algo profesional y equilibrado, que se escucharan a todas las partes. Noemí Redondo ha sido la directora y se ha escuchado las voces de todo el mundo -de todo el que ha querido estar, por supuesto, porque ha habido quien nos ha dicho que no-: se han escuchado los sentimientos de Loli, de Alicia [la madre de Rocío Wanninkhof]… A mí lo que me preocupaba ahora es que Loli superara la fobia que tenía a las cámaras, pero fobia real. Ella cada vez que ve un objetivo o un foco la traslada al momento del banquillo y al momento de la detención, así que ella no sabía si iba a ser capaz de hablar delante de una cámara. Así de claro. No se quiere hacer ni fotos privadas.
Yo le dije a la productora, "mira, nos puede pasar que esta mujer se bloquee y que no tengamos documental". Arriesgamos al poner en marcha el proyecto, tú sabes lo que cuesta eso. HBO sabía lo que había, así que alquilamos una casa en la que ella estuviera tranquila, donde no se sintiera observada por nadie y también por las medidas del covid. Estuvimos ahí prácticamente encerrados durante una semana. Ha sido un viaje principalmente para ella.
Se sentó, empezó hablando de lo que más le dolía, que era su paso por la cárcel, yo creo que para quitarse eso de encima. Debió de pensar que si era capaz de hablar de eso, sería capaz de hablar de cualquier cosa. Y luego nos sorprendimos porque se abrieron muchas cicatrices y yo creo que ella vivió una catarsis. Habló de lo que ha perdido en el camino y quiero pensar, me gustaría pensar, que esto a ella le ha servido también para quitarse mucho de encima y empezar una vida nueva con la cabeza muy alta y salir a la calle sin que la gente la mire.
-Toñi Moreno desvela cómo encontró a Dolores Vázquez: 'No se fiaba ni de mí, está muy dolida'
¿Se siente Dolores más fuerte después de la emisión del documental?
Pues mira, yo la primera vez que la veo después de trece años me voy a mi casa hecha polvo porque no ha cambiado nada en ella. Se ha quedado como congelada en el momento de la detención, en el momento de la prisión. Es una mujer que se ha quedado con muchos traumas. No ha visto la serie, con eso te lo digo todo. Solo ha visto algo de la repercusión que ha podido tener, lo ha pasado mal y ha apagado la tele. No es una persona que haya superado nada.
Yo creo que no le está ni llegando la cantidad de gente a mí me felicita por haber dado voz a esta mujer y por escuchar su versión de los hechos. Está todo el mundo diciendo “qué barbaridad lo que hemos hecho entre todos con esta señora”, pero ella no lo vive así; no quiere ser relevante, no le gusta que se hable de ella en los programas… lo vive de otra manera. Yo no he hablado con ella mucho porque sé que en estos momentos es mejor dejarla y le puse un mensaje el otro día preguntándole cómo estaba y respondió que "más tranquila".
A raíz del documental, hemos sabido que Vázquez no recibió ningún tipo de compensación económica cuando se demostró su inocencia...
Creo que el Estado debería restituir a esta mujer la vida que le hemos arrebatado. La responsabilidad es del Estado; ahí fallaron muchas cosas: falló la investigación, falló el sistema judicial, falló la ley del jurado, fallamos los medios… fallamos todos. ¿Quién se responsabiliza de eso? ¿Qué hizo esta mujer cuando su nombre fue vilipendiado? No ha podido volver a trabajar. No tiene derecho a una pensión porque no cotizó lo suficiente en España, no tiene derecho a una pensión en Inglaterra porque no cotizó lo suficiente allí… Esta mujer está viviendo de una ayuda de 400 euros por cuidar a su madre. Entonces, claro, yo entiendo que un perdón público estaría muy bien y con una restitución económica se acercaría bastante a lo que le podríamos ofrecer para que pudiera vivir los últimos años de su vida un poquito mejor.
Los medios de comunicación tuvieron una gran responsabilidad a la hora de señalar a Dolores Vázquez. ¿Crees que se ha cambiado algo la manera en la que ahora se informa sobre este tipo de temas?
¡Yo creo que a peor! Lo digo desde la autocrítica, no me siento para nada capaz de enjuiciar a ningún compañero porque yo fui la primera que me equivoqué. Todos estábamos bajo la tiranía de las audiencias tomando decisiones equivocadas y ahora encima tenemos la inmediatez, las redes sociales, por la tarde ya lo de la mañana es antiguo… Y con las prisas este tipo de cosas no se hacen bien. Yo creo que si esto volviera a pasar ahora volvería a ocurrir lo mismo. No creo que lo hagamos mejor ahora, sinceramente.
De su testimonio, ¿qué es lo que más te ha impactado?
Yo, que he hablado mucho con ella durante mucho tiempo, nunca había hablado con ella de la prisión. Nunca fue capaz ni con sus hermanas, ni conmigo, ni con ningún otro compañero, de desahogarse de lo que había vivido en prisión. Y la verdad que escucharla hablar de cómo la trataron dentro de prisión a mí me dejó sin dormir varias noches.
¿Cómo te ha afectado, como profesional, escuchar y trasladar a la opinión pública este testimonio tan duro de su vivencia?
Cuando ocurrió el caso, me estrenaba como periodista prácticamente. Yo tenía 25 ó 26 años y tenía el complejo de no haber podido estudiar la carrera de Periodismo porque en mi casa no había dinero para comer; no tenía dinero para irme a estudiar la carrera de Periodismo y estudié Derecho en Jerez. Entonces estaba de reportera en Andalucía Directo [programa de Canal Sur] y trabajaba como una mula porque quería demostrar que me ganaba el sitio porque soy periodista vocacional. Yo tenía mucha necesidad de hacer las cosas bien, para mí fue como mi ‘bautizo’ profesional.
Me acuerdo que entré en ese juicio pensando que esa mujer era culpable y no me perdí ni un testimonio de ese juicio. Cuando terminó, dije "vamos a ver, no sé si es culpable o inocente porque no la conozco, pero lo que sí es cierto es que nadie me ha demostrado que esta mujer sea culpable". Y yo quiero vivir en un país donde no condenen a una persona por conjeturas, porque se lo dice el corazón a un guardia civil que pasaba por allí. Yo quiero vivir en un país donde se me garanticen los derechos.
Recuerdo que sentí la responsabilidad sobre mis hombros de que había que hacer algo. Yo creo que fue el despertar para mí de la ‘inocencia profesional’. No siempre hacemos las cosas bien y no siempre se hace justicia. Profesionalmente me afectó de esta manera y, personalmente, también porque cuando yo ya la conozco y ya me la creo… Eso no le interesa a nadie, pero profesionalmente teníamos el deber de decirle a la gente que no se habían hecho las cosas bien. Yo sentía la obligación de que tenía que hacer algo, de que estábamos en débito con esta señora.
Con el resto de testimonios, como el de Alicia Hornos, ¿con qué te quedas?
Creo que a Alicia también hay que entenderla. No me parece justo cuando la gente la critica y ahora que soy madre, menos. A esta mujer le dijo la Guardia Civil que esta otra señora era la culpable y ella se lo creyó y, a partir de ahí, empezó a defender de una manera muchas veces irracional la culpabilidad de Dolores. Movida por lo que sea, pero la realidad es que ella tenía la necesidad de que se hiciera justicia por la muerte de su hija. A mí no me ha parecido justo cuando se ha vertido en algún momento en las redes sociales alguna crítica porque si a mí hija le pasa eso…
Es la otra víctima porque aquí hay una víctima que se llama Rocío Wanninkhof, otra víctima que se llama Alicia Hornos y otra víctima que se llama Dolores Vázquez. Y yo creo que aquí nadie tiene la culpa, o sea, Alicia Hornos no ha metido a Dolores Vázquez en prisión; la metió un juez que tenía que hacer su trabajo y no lo hizo bien, que era un señor frío, que tenía que decir “aquí, qué pruebas me presentáis porque yo no veo aquí nada y, si yo no veo nada, esta señora no va a ir a prisión”. Y su trabajo lo tenían que hacer bien los investigadores, que no lo hicieron bien. A Alicia la veo como a una víctima, no la puedo ver de otra manera.
En el documental se le pregunta a Alicia Hornos si sigue queriendo “un poco” a Dolores Vázquez y ella dice que dará la respuesta detrás de las cámaras...
Esto es un tema personal entre ellas. Yo creo que a lo mejor se deben un encuentro, se deben una conversación.