Aunque la hayamos visto en El Príncipe, Centro Médico, La que se avecina o Servir y Proteger… casi todos descubrimos a Mina El Hammani a través de Nadia, uno de los personajes principales de Élite, serie que pasará a la historia por retratar a una joven generación española multicultural. Un argumento donde las raíces árabes de la actriz y su personaje se mezclan, convirtiendo a Mina, una madrileña de ascendencia marroquí de 28 años (nació el 29 de noviembre de 1993), en un referente para otras muchas mujeres. Eso es genial porque todos necesitamos referentes. Pero estamos seguros de que los registros de Mina El Hammani como actriz van mucho más allá de sus raíces. Ahora que tiene más de seis millones de seguidores en sus redes sociales, su carrera ha cambiado para siempre gracias a la producción de Netflix. Desde entonces, su carrera se ha vuelto imparable tras luchar por su pasión y trabajar para pagar sus estudios de interpretación como azafata, promotora y camarera. De hecho, la también estrella de El internado: Las Cumbres ha creado su propia productora, ha debutado como directora y es reclamada por marcas de lujo como Cartier, a cuya cena asistió para celebrar la inauguración de la nueva boutique de la maison en la Galería Canalejas, en Madrid.
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-¿Eres mucho de joyas?
-La verdad es que sí, me gustan mucho. Me encantan, sobre todo, los anillos.
-¿Cuál es tu pieza más especial?
-Tengo una que me regaló mi madre, que es un colgante de la mano de Fátima. Esa es, sin duda alguna, mi favorita.
-Estamos a punto de despedir el año, ¿cómo ha sido el 2021 para Mina?
-Ha sido un año muy duro por cuestiones personales, con pérdidas. Pero he intentando afrontarlo todo de la mejor manera posible, viendo la parte positiva de las cosas y sacando siempre fuerzas de flaqueza.
-¿Y profesionalmente?
-Muy bueno. Estoy contenta con futuros proyectos que tengo por delante.
-¿Se podría decir, entonces, que ha sido para ti laboralmente un año de ‘élite’?
-Bueno... el año de Élite se acabó para mi el año pasado, la verdad (risas). En el 2021, he estado inmersa durante cuatro meses en un proyecto en el Teatro Español, donde he estado representando muy feliz la obra Edipo.
-¿También has creado una productora?
-Efectivamente. Se llama Quiet Productions. Dentro de nada estrenaremos un cortometraje y tenemos ganas de hacer más cositas. Ha sido un aprendizaje para mí, que ha llegado en el momento más adecuado.
-¿Cuándo te surgió la idea de convertirte en productora?
-La idea la tenía desde que era muy jovencita. Siempre he querido sacar adelante mis propios proyectos y dio la casualidad de que conocí a mi socia, Candela García, que es una chica de veintisiete años, que tiene muchísimas ganas de crear y hacer cosas. Y no sólo para todos los jóvenes, sino para todo tipo de público. Ahora vamos a estrenar 30 segundos, que he producido y dirigido.
-¿Terminarás dirigiendo más que actúando?
-Seguro que sí. O mejor dicho, compaginaré ambas cosas, aunque a mí la parte de dirección me gusta un montón y ya tengo en mente otras ideas que quiero plasmar en la pantalla.
-¿Qué es lo que te atrae tanto de la dirección?
-Pues, sinceramente, estar ahí con los actores, creando los personajes, el conjunto, viendo cómo tengo las imágenes en la cabeza y cómo puedo hacerlas posibles a nivel físico y a nivel de realización. No oculto que me motiva mucho plasmar todas las fantasías que tengo en la cabeza.
-¿Cuál es la historia que cuentas en 30 segundos?
-Bueno, es una historia del Don Juan que todos conocemos traspasado a la actualidad. No lo dejamos como se suele leer sino como se vería a día de hoy. Está escrita por Pablo Martínez Bravo, que es el guionista y autor de la idea original.
-¿Se está más cómodo delante o detrás de las cámaras?
-Yo estoy igual de cómoda en los dos lugares, los disfruto mucho. Me encanta crear personajes y estar detrás viendo cómo cobran vida, pero también meterme en ellos. Y todo se debe a que es una profesión que amo con locura. Yo siempre pienso en cómo estaré cuando cumpla sesenta y cinco años y, cuando llegue a esa edad, quiero mirar hacia atrás y haber hecho todo lo que quería hacer.