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Desde el 16 de noviembre, Julio Iglesias, Jr., es un hombre oficialmente soltero. Ese día, en los juzgados del condado de Miami Dade, se ratificó el divorcio de su pareja durante los últimos diecisiete años, la modelo belga Charisse Verhaert, con la que se casó en 2012. La ruptura ha sido un proceso largo y duro, en el que el cantante, de cuarenta y ocho años, ha tenido que escuchar cosas que no se corresponden con la realidad, debido al mayúsculo interés mediático que la noticia suscitó cuando trascendió, en febrero. Tras más de un año sin dar entrevistas, el hijo de Julio Iglesias e Isabel Preysler recibe a ¡HOLA! en su segunda residencia, una coqueta casa de playa, ubicada en el paraíso de los Cayos de Florida, a 200 kilómetros de Miami, donde vive habitualmente. El artista se recompone allí de todo lo sucedido durante los últimos meses. Ante unas espectaculares vistas, Julio Iglesias, Jr., nos habla en exclusiva de su divorcio y nos anuncia que, pese a todo, sigue creyendo en el amor.
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—Julio, estás en tu casa de la playa, ¿qué tiene de especial este lugar para ti?
—Es un sitio al que vengo cuando quiero desconectar. Aquí compongo mis canciones, me relajo. En estos tiempos de pandemia, esta casa me ha ayudado a sentirme bien. Tengo el mar al lado y eso es vital para mí. Me encantan los deportes acuáticos. En fin, es mi lugar en el mundo.
—Ha pasado ya un año desde tu separación de Charisse. ¿Cómo afrontas esta nueva etapa en tu vida?
—Es una etapa diferente en la que tengo momentos tristes, de soledad… La verdad es que con Charisse he tenido mucha unión. No éramos solo una pareja, había amistad, complicidad. Entonces, obviamente, cuesta volver a empezar. Soy positivo y sé que todo va a estar bien.
“Es una etapa diferente en la que tengo momentos tristes, de soledad… Charisse y yo no éramos solo una pareja, había amistad, complicidad. Cuesta volver a empezar”
—¿Charisse está en Miami?
—Está en Bélgica porque su madre no se encuentra muy bien. Quiere regresar pronto a Miami. Su idea es estar entre aquí y allí. Nos llevamos muy bien y hablamos cada día por teléfono.
—Charisse y tú estabais muy enamorados, erais la pareja ideal a ojos de muchos. ¿Qué fue lo que os distanció?
—La pareja ideal no existe. (Risas). A nosotros lo que nos separó fue la distancia. En realidad, no hemos tenido mucha convivencia. Los últimos cinco años, Charisse ha estado mucho en Bélgica, con su madre, y yo viajando por mi trabajo. La separación física ha perjudicado nuestra relación. Y el amor, en vez de ir para arriba, ha ido para abajo. Llegó un punto en que nos dimos cuenta de que éramos más amigos que pareja. Cuando eso ocurre, puedes hacer dos cosas: seguir como estás o dar un paso adelante. Y eso es lo que hemos hecho, divorciarnos.
—Al principio, ni tú ni ella quisisteis hablar de la ruptura, eso hizo pensar que, quizá, pensabais en reconciliaros. ¿Lo intentasteis?
—Ni Charisse ni yo somos de explicar públicamente qué nos pasa cuando estamos mal. Habíamos empezado el proceso de divorcio y atravesábamos un momento triste, difícil, y lo que menos queríamos era hablar de eso. Siempre tuvimos claro que no diríamos nada porque no nos sentíamos con fuerzas. Quien haya pasado por una situación así sabe de lo que hablo. La decisión ya estaba tomada y no había vuelta atrás.
—¿Cuándo te diste cuenta de que tu matrimonio era insalvable y que la única solución era el divorcio?
—Notábamos que las cosas no iban bien y lo encaramos. Nos sentamos a hablar como marido y mujer de nuestra relación. No negaré que fue una charla difícil, en la que fuimos completamente sinceros. Entonces, nos dimos cuenta de que lo mejor para ambos era separarnos. Si queríamos ser felices, no podíamos seguir juntos. Se había acabado el amor de pareja. Quedaba el cariño, la amistad..., y eso lo mantenemos. Charisse es mi mejor amiga.
—¿Han existido terceras personas?
—No, para nada. Se acabó el amor de pareja. Ya no había pasión. La distancia acabó con eso.
Caso cerrado
—Eres un hombre oficialmente soltero desde el pasado dieciséis de noviembre, cuando el juez cerró el caso. ¿Cómo te sentiste en ese instante?
—Mi relación con Charisse, hoy en día, es fantástica, así que para los dos el hecho de estar oficialmente divorciados no significó más que un puro trámite. Y, lógicamente, lo que cambia es que somos libres, pero, de verdad, no sentí nada especial.
—Se publicaron las peticiones que Charisse hizo en la demanda de divorcio: pensión compensatoria, gastos médicos, hogar conyugal… ¿Te pareció excesivo? ¿Cómo resolvisteis este punto?
—Eso fue una cosa de los abogados, que suelen hacer este tipo de peticiones en los procesos de divorcio. Te aseguro que Charisse y yo somos amigos y jamás ha existido problema alguno en cuanto al reparto de bienes. Cuando se publicó, no me gustó porque no se correspondía con nuestra realidad. Era mentira, pero optamos por no decir nada.
“Si queríamos ser felices, no podíamos seguir juntos. Se había acabado el amor de pareja. Quedaba el cariño, la amistad..., y eso lo mantenemos. Charisse es mi mejor amiga”
—Charisse alegó que el hecho de haber estado dedicada a ti había impedido que desarrollara su carrera profesional. ¿Es cierto?
—Cuando leí eso, me eché a reír. Y aquí vuelvo a lo que te decía en la respuesta anterior: los abogados buscan cualquier cosa para calentar la sartén. Todo el mundo sabe que hemos trabajado juntos en eventos, publicidad, televisión… Está reflejado en los medios y puede verse. Te digo que es la tontería más grande que he escuchado en mi vida.
Sus grandes pilares
—¿Quiénes han sido las personas que más te han apoyado en esta etapa de ruptura y divorcio?
—Mi familia, Enrique, Chábeli y mis padres. Todos han incidido en que no pasa nada, que no se acaba el mundo y que lo importante es que sigamos manteniendo el cariño y el respeto. Mi padre me dijo: “La gente se divorcia, forma parte de la vida”.
—Julio, ¿sigues creyendo en el amor?
—Claro que sí. ¡Cómo no voy a creer! Es imprescindible querer y ser querido. Tener a una persona al lado que te valore, que te quiera, que te acompañe... El amor es lo más importante de la vida. Sin amor no hay nada.
“Mi padre me dijo: ‘La gente se divorcia, forma parte de la vida’. Mi familia me ha apoyado mucho. Todos han incidido en que no pasa nada, en que no se acaba el mundo”
—¿Sientes como un fracaso la ruptura con Charisse?
—No, en absoluto. La palabra fracaso no existe para mí. Valoro todo lo que me ha pasado en la vida porque he aprendido. Tengo cuarenta y ocho años, no soy un crío. He vivido mucho. Menos tener un hijo, te diría que todo. Me siento un privilegiado porque he tenido la oportunidad de hacer lo que me gusta.
—¿Cómo está tu corazón? ¿Hay alguien especial en tu vida?
—Estoy abierto al amor. Como te decía antes, es algo esencial para mí. Lo que ocurre es que ahora estoy completamente volcado en la música, que es algo que necesita mucha dedicación. Pero, si aparece alguien que me guste, por supuesto que me encantaría conocer a esa persona.
Muy unido a su padre
—Julio, la pandemia ha perjudicado mucho al mundo del espectáculo. En tu caso, ¿cómo se ha visto afectada tu carrera musical?
—He aprovechado la pandemia para centrarme en la música. He tenido la suerte de trabajar con Rudy Pérez, un productor que colaboró con mi padre y que es fantástico. Hemos encontrado un género muy bonito, que va mucho conmigo. El disco ya está listo y se trata de diez canciones que la gente conoce, como I just called to say I love you, de Stevie Wonder. Es en inglés y los sencillos los sacaremos también en español. Ya tengo ganas de presentarlo. Creo que es el mejor álbum de mi carrera.
—Tu padre está en Bahamas desde hace un año y eso ha despertado todo tipo de rumores sobre su salud. ¿Cómo se encuentra realmente?
—He tenido mucho contacto con mi padre durante la pandemia. A él no hay nada que le guste más que estar sobre el escenario y lleva año y medio sin poder hacerlo. Lejos de deprimirse, se ha dedicado a sus negocios y a llevar una vida tranquila en Bahamas. Mi padre, mental y físicamente, está perfecto. En Navidades nos reunimos todos, en Miami.
Sobre las peticiones que Charisse hizo en la demanda de divorcio: “Los abogados buscan cualquier cosa para calentar la sartén”
—Luces espectacular en las fotos, se nota que te cuidas mucho. ¿Cuál es tu secreto?
—Ya no tengo veinte años, como cuando nos conocimos. (Risas). Me gusta hacer deporte porque me ayuda a sentirme bien. Hace muchos años que no como carne. Para ser sincero, no es que me cuide en exceso. No estoy contando calorías o sometido a largas rutinas de ejercicios, influye que tengo una buena genética.
—Cantas, actúas, eres modelo, ¿en qué registro quieres centrarte a nivel profesional ahora que tu vida ha cambiado?
—Desde que me casé, estoy dedicado a la música y no he parado. Estos últimos años, he hecho una media de entre treinta y cuarenta conciertos al año. Hasta que llegó la pandemia. Ahí sí que me sentí triste, pero decidí hacer algo para estar mejor. Y el resultado es mi nuevo disco.
Triste por Beba
—Hace poco falleció tu abuela materna, Beba. ¿Qué sentiste al recibir la noticia y no poder desplazarte a Madrid para su funeral?
—La muerte de Beba me pilló en un momento difícil. Estaba con todo lo del divorcio. Mi madre me dijo que estuviera tranquilo y me quedara en Miami.
—Julio, tu abuela era una persona muy importante para ti. ¿Cómo la recuerdas?
—No hay día que no piense en ella y me entristezca porque ya no está. Siempre he dicho que era la mejor de la familia, buena, simpática… Cuando llegaba a Madrid, lo primero que hacía era ir a su cuarto y contarle mis cosas. Podías hablar con ella, sabía escuchar y era muy dulce.
“Ser padre es una etapa muy bonita en la vida que no quiero perderme. Vamos a ver si encuentro pareja y puedo formar una familia”
—Se ha comentado que tu madre lo está pasando muy mal tras su fallecimiento. ¿Cómo se encuentra?
—Está triste y todos estamos apoyándola. Mi madre la adoraba, vivía con ella y era uno de sus grandes pilares. Entonces, al fallecer, se ha quedado muy tocada. Yo lo que le digo a mi madre es que Beba se fue con noventa y ocho años y que tuvo una vida feliz. Y eso es lo que tenemos que recordar. A mí me reconforta pensarlo.
—Hace tiempo, viajabas a España un par de veces al año. ¿Tienes intención de venir más seguido o en Miami tienes todo lo que necesitas?
—Hace tiempo que no voy a España. Iba a ir cuando empezó la pandemia y ya no pude. El año próximo sí que tengo intención de viajar a Madrid. Quiero quedarme varias semanas para disfrutar de la familia y los amigos.
—Julio, siempre has estado muy unido a Chábeli y Enrique. ¿Con cuál te llevas mejor y compartes más?
—La verdad es que con los dos. Siempre hemos estado muy unidos. Con Chábeli hablo casi a diario. Con Enrique pasamos mucho tiempo juntos. Hacemos deporte, jugamos al tenis y lo acompaño a hacer gestiones, y él también a mí. (Risas).
—Tu hermano Enrique ha declarado que se retira. Dice que seguirá ligado a la música, pero que no habrá más discos. ¿Por qué ha tomado esta decisión?
—En primer lugar, quiero decir que Enrique continúa haciendo música. Lo que no quiere es hacer más discos porque eso significa mucha presión. Enrique seguirá publicando, a su ritmo, y explorando nuevas plataformas para hacer llegar su trabajo.
“He tenido mucho contacto con mi padre durante la pandemia. Se ha dedicado a sus negocios y a llevar una vida tranquila en Bahamas. Está perfecto”
—Una vez me dijiste que te encantaría ser padre. ¿Sigue esa idea en tu cabeza o el divorcio te ha hecho descartarla?
—Sí, desde luego. Ser padre es una etapa muy bonita en la vida que no quiero perderme. Es algo que ocurrirá en un futuro. Vamos a ver si encuentro pareja y puedo formar una familia.