hola 4035 ivan rakitic© Juan Alba ( Foto Alba)/ Janick Baggenstos (Excensy)

La estrella del fútbol Ivan Rakitic y su mujer, Raquel Maurinos, cuentan su divertida y romántica historia de amor

Nos reciben en su casa de Sevilla, con sus hijas, Althea y Adara


30 de noviembre de 2021 - 12:24 CET

“Al principio, era muy divertido. ¡Parecíamos Tarzán y Jane!”. La maquilladora Raquel Mauri recuerda con mucho humor lo complicado que era comunicarse con su marido, el futbolista Ivan Rakitic, cuando lo conoció en 2011. El jugador, nacido en Suiza hace treinta y tres años y de origen croata, recaló hace una década en el Sevilla F. C., procedente del club alemán F. C. Schalke 04. No sabía decir “ni buenos días” en español. “Hoy, en cambio, es más sevillano que el escudo”, reflexiona entre risas Mauri, madre de sus dos hijas: Althea, de ocho años, y Adara, de cinco. En 2014, tres años después de iniciar su relación, el centrocampista fichó por el Barça, donde, junto a Messi o Piqué, se convirtió en una de las estrellas del club blaugrana.

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Portada Hola 4035© Hola

La pareja tuvo que dejar su idílica vida en Sevilla y mudarse a Barcelona. Pero, tras cinco temporadas viviendo en la ciudad condal, Ivan y Raquel tenían ganas de regresar a “casa”. Un sueño que cumplieron hace un año, cuando Rakitic firmó un nuevo contrato con su antiguo equipo, el Sevilla F. C., y, ante la alegría de la afición, se instaló de vuelta junto a su familia en la capital hispalense. Allí, en su hogar, el croata más sevillano y su esposa reciben a ¡HOLA! junto a sus hijas para hablar de sus proyectos profesionales y personales más inminentes y desvelarnos todos los secretos de su matrimonio. Una historia de amor que podríamos definir con la primera palabra que Rakitic aprendió a decir en nuestro idioma: “impresionante”.

—¿Qué ha supuesto regresar a Sevilla?

Raquel Mauri.—Tenía ilusión de volver a nuestra tierra. Bueno, yo hablo por mí, que he nacido aquí, pero Ivan es casi igual de sevillano que yo. (Risas).

Ivan Rakitic.—Ha sido muy positivo. Todavía hay gente trabajando en el club de mi primera etapa, así que no ha sido un cambio tan grande. Estoy disfrutando cada día.

© Juan Alba ( Foto Alba)/ Janick Baggenstos (Excensy)
Ivan y Raquel en una romántica imagen.

—¿Ha resultado fácil encontrar una nueva casa?

I.—Sí, muy fácil, porque sabíamos dónde queríamos estar. Es un sitio muy acogedor y tiene una mezcla moderna y clásica. En el salón hay un cine, donde pasamos grandes ratos con las niñas. Con ellas, todo es una fiesta continua.

R.—Nos encanta, aunque compramos esta casa con la intención de refor­marla por completo y construir ya nuestra residencia definitiva en Sevilla. ¡Vamos a dar ese paso en breve!

La pareja celebra diez años de relación: “No fue un flechazo. ¡Le costó siete meses convencerme!”, confiesa Raquel, a punto de lanzar su marca de ropa

—¿Cómo es un día en vuestra vida?

I.—Desayunamos juntos y llevamos a las niñas al colegio. Luego, me toca entrenar y Raquel va al gimnasio.

R.—Después, las recogemos y comienzan las clases extraescolares: hípica, tenis…

—¿Sentís nostalgia de vuestra vida en Barcelona?

I.—No, porque siempre hemos estado muy pegados a Sevilla. Durante estos años, en cuanto podíamos, volvíamos a casa, porque así consideramos a esta ciudad. Así que ahora estamos encantados, con una alegría increíble.

© Juan Alba ( Foto Alba)/ Janick Baggenstos (Excensy)
© Juan Alba ( Foto Alba)/ Janick Baggenstos (Excensy)
Junto a estas líneas, las pequeñas Adara y Althea. Arriba, la familia posa en su nueva residencia sevillana, donde se instalaron hace un año, cuando el hoy jugador del Sevilla F. C. dejó el Barça.

—Ivan, ¿recuerdas el día que aterrizaste por primera vez en Sevilla?

—Sí, ¡como si fuera ayer! Fue hace diez años. Busqué en el mapa dónde estaba Sevilla porque no lo sabía. Pregunté a Raúl González y Sergio Escudero, compañeros españoles de mi equipo de entonces, el F. C. Schalke 04, qué tal era la vida aquí. Ellos me decían: “Vas a disfrutar muchísimo”, pero hasta poder vivirlo… ¡Tienen razón los que dicen que esta ciudad tiene un color especial! Me ha cambiado el pensamiento, la manera de vivir, las costumbres… ¡Todo!

—¿Qué es lo que más te chocó de España?

—El primer Fin de Año, por ejemplo. El día uno de enero tenía que entrenar y no me dio tiempo a volar para estar con mi familia. Raquel y yo llevábamos cuatro meses juntos y me invitó a su casa. Justo ese día no me encontraba bien, tenía fiebre, pero ella insistía. No conocía a mis suegros y, por supuesto, no sabía nada de la tradición de las uvas. Era mi primera vez y, cuando empecé a comer, me entró una tos muy grande. ¡Casi me ahogo! ¡Qué risas!

“Nuestra hija mayor, Althea, es muy graciosa y tiene madera de artista: se pone una peluca, actúa y baila. La pequeña, Adara, es más de acción: prefiere la pelota, saltar, ver el fútbol…”

—Tu primera Semana Santa también merecerá ser recordada.

—Me quedé más de dos horas encerrado en el coche porque cortaron una calle. No sabía qué hacer ni que la Semana Santa se vivía así. Ahora, más de diez años después, lo entiendo perfectamente. Mi suegro ha salido como costalero y me lo ha transmitido de una manera increíble. Soy religioso. Y luego está la Feria. Ver ese ambiente y a la gente disfrutando de esa semana… ¡también fue alucinante!

—¿Sabes bailar sevillanas?

—Voy poco a poco, he mejorado mucho. Nuestro baile de boda fue una sevillana, aunque todavía tengo que dar alguna clase.

—¿Cómo os conocisteis?

R.—Vino al hotel en el que yo trabajaba de cama­rera. Lo atendí porque quería tomar un café.

I.—Fue durante el primer día en Sevilla. Yo estaba estresado, porque acababa de recibir una oferta de última hora de otro importante equipo de Europa. Raquel nos atendió, pero yo estaba para arriba y para abajo con el teléfono. Finalmente decidí firmar en el Sevilla: «Me voy a quedar aquí porque he dado la palabra… ¡y porque me voy a casar con la camarera!». Eso fue lo que dije.

© GettyImages
Sobre estas líneas, Rakitic, durante un partido.

—Entonces, fue un flechazo.

R.—¡No! ¡Le costó siete meses convencerme! Al principio, yo no sabía que él jugaba en el Sevilla. Fue mi encargado quien me lo contó. Me echó para atrás pensar en esa vida nómada: hoy está aquí, otro día no… Pero vi que insistía en venir a verme un mes y otro, hasta que me decidí.

I.—Siempre me daba excusas: “Tengo que trabajar”, “hoy estudio” o “estoy cansada”. Hasta que, un día, un amigo me dijo que estaba en el bar en el que trabajaba, pero tomando algo. Fui allí y le dije: “Ahora mismo no estás estudiando ni trabajando”. Salimos juntos esa noche, al día siguiente comimos… y ya han pasado diez años.

Os casasteis en dos mil quince. ¿Cómo fue la pedida?

I.—Le dije que quería cenar con ella. Teníamos un bar que era propiedad de la familia, lo cerramos y mis cuñados llenaron el local de flores. Reservé una limusina y… ¡fui a buscarla!

R.—Allí, puso la musiquita y, luego, se hincó de rodillas. Yo lloraba. Él me decía: «¡Contesta!». No me lo esperaba, lo preparó todo tan bonito y especial…

—¿Cuál es el balance?

I.—Dos niñas y tres perros… (Risas). ¡Estamos muy unidos!

R.—No nos despegamos el uno del otro. Nos llevamos bien a pesar de nuestros caracteres diferentes. Él es tranquilo y yo, muy nerviosa.—¿Habéis pensado en ampliar la familia?

R.—Ivan quiere, pero, de momento, no. Quizá dentro de dos años, no sé; lo importante es que estamos disfrutando de nuestras pequeñas.

© Juan Alba ( Foto Alba)/ Janick Baggenstos (Excensy)
El matrimonio, en el salón de su residencia sevillana, junto a sus hijas y sus tres mascotas.

—¿Cómo son vuestras hijas, Althea y Adara?

R.—Las niñas son un espectáculo y muy alegres. ¡Nos reímos mucho con ellas!

I.—La mayor es la princesa, a la que le gustan los bailecitos y cantar. Es muy graciosa y tiene madera de artista: se pone una peluca, actúa y baila. La pequeña es más de acción: prefiere la pelota, saltar, ver el fútbol…

—Shakira ha compartido en sus redes algunos vídeos de vuestra hija mayor, Althea, cantando. ¡Tiene una buena madrina!

R.—Con Shakira tenemos contacto. ¡Siempre se ha portado muy bien! Pregunta por Althea, que es una gran fan de su música, y nos invita a algún concierto. Le voy mandando vídeos de la niña y hay muy buen rollo.

I.—Yo me llevo bien con Gerard, tenemos el mismo representante y hay un ambiente bueno.

“No puedo llevar el pasaporte español porque ya tengo el suizo y el croata, pero me encanta este país. Me llamo Ivan, pero podría ser Francisco o Manuel”

—Raquel, háblame de ti…

—Estudié Caracterización de Efectos Especiales para el Cine, me encanta el maquillaje y todo lo relacionado con la moda. Me dedico a las niñas cien por cien. Me he volcado en ellas porque se hacen mayores muy rápido, pero ahora estoy trabajando en un proyecto para lanzar una línea de ropa. ¡Estoy muy ilusionada!

—Tu perfil cuenta con más de setecientos mil seguidores. ¿Te consideras influencer?

—No, aunque colaboro con algunas marcas, pero no estoy enfocada en ello al cien por cien.

—Ivan, cuando te retires, ¿a qué te gustaría dedicarte?

—Al fútbol, aunque no sé de qué manera. Voy a estudiar Sports Management para, poco a poco, empezar a formarme y ver en qué dirección tengo que ir. También me gustaría terminar mi carrera de Arquitectura. La dejé cuando fui profesional del fútbol.

© Juan Alba ( Foto Alba)/ Janick Baggenstos (Excensy)
La pareja posa en el jardín de su casa.

—Eres toda una estrella, ¿cómo gestionas la popularidad?

—Me encanta el contacto, charlar con la gente y ver la cara de ilusión de los pequeños. Aquí en Sevilla me piden muchos vídeos para los niños que hacen la Primera Comunión.

—¿Te ves viviendo para siempre en España?

—No puedo llevar el pasaporte español porque ya tengo el suizo y el croata. Me encanta este país, aunque respeto mi tierra y siempre he jugado con la selección de Croacia. La vida me ha traído hasta aquí y la verdad es que me llamo Ivan…, ¡pero podría ser Juan Carlos, Francisco o Manuel!

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