Arranca el que se ha llamado juicio del año en Nueva York, uno de los procesos que promete desentrañar (o al menos intentarlo) los detalles del escándalo Epstein. El magnate neoyorquino fue arrestado por delitos sexuales y se suicidó en prisión en agosto de 2019 (estaba a la espera de juicio), acusado de crear una red de tráfico de menores. Tras de sí dejó a Ghislaine Maxwell, de 59 años, que ahora se sienta en el banquillo para responder por su papel en la trama. Mano derecha y amante del millonario durante un tiempo (luego describían su relación como de buenos amigos), las autoridades la señalan como responsable de organizar las citas entre las menores y hombres ricos e influyentes, cuyos nombres no han trascendido -una de las víctimas ha implicado al príncipe Andrés de Inglaterra (fue demandado el pasado verano, aunque él niega las alegaciones)-.
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El príncipe Andrés de Inglaterra concede una entrevista 'sin censuras' acerca del caso Epstein
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Maxwell, a quien algunos excompañeros y amigos definen como una “niña de papá” en el documental La sombra de Epstein: Ghislaine Maxwell (emitido en Movistar + y citado por El Mundo), nació en Francia, en el seno de una importante familia británica, en 1961. Su infancia la pasó en el campo, en Oxfordshire, una vida opulenta proporcionada por su padre Robert Maxwell, ex diputado laborista en la Cámara de los Comunes británica y dueño del grupo de prensa Mirror. Según Roy Greenslade, que trabajó para él como editor de The Daily Mirror y es artífice de la biografía del magnate, Maxwell: el ascenso y la caída de Robert Maxwell y su imperio, Robert era muy estricto con sus nueve hijos, excepto con la menor, Ghislaine. “Trataba muy mal a toda su familia", pero a ella "la trataba con más indulgencia que ninguno de ellos", recoge CNN. Una muestra de esta sintonía es que, cuando Robert compró el equipo de fútbol de Oxford en los años 80, la nombró presidenta, la primera de un club en Inglaterra. Ghislaine estudió en la Universidad de Oxford, donde era una habitual de las fiestas y eventos de sociedad. “Mis padres querían que fuera feliz como todos. Lo soy, pero me gustaría hacer algo importante en la vida”, dijo en una entrevista televisiva en 1992 tras la muerte de su padre (recoge El Mundo).
Una muerte en circunstancias sospechosas
Robert falleció en extrañas circunstancias en 1991, tras caerse de su lujoso yate llamado Lady Ghislaine cerca de las Islas Canarias. Tras su fallecimiento se descubrió que había cometido un fraude con las pensiones de sus empleados y se especuló con la posibilidad de que él hubiera decidido acabar con su vida. Su hija, que ejerció de portavoz ante la prensa, desmintió los rumores y contó que ella sospechaba que había sido asesinado. La familia afrontó entonces una época complicada debido a la situación en la que les dejaron las acusaciones de fraude. Sus bienes fueron embargados y algunos de los hermanos de la artista implicados en los negocios paternos (quedaron exonerados), lo que provocó que ella se marchara a Estados Unidos. Allí logró entrar en los círculos en los que se movía la alta sociedad y se relacionó con empresarios y representantes de la política como los Clinton (un representante de Chelsea Clinton explicó que había asistido a la boda de la hija del expresidente porque salía con uno de sus amigos) y los Trump. Su camino se cruzó con el del empresario Jeffrey Epstein y se ha dicho que fue ella quien le presentó a algunas personalidades influyentes con las que luego se relacionó.
La jueza del distrito sur de Nueva York, Alison Nathan, ha pedido a los fiscales basar el caso contra Maxwell en la sospecha de que fue ella quien reclutó a cuatro menores para Epstein en los años 90. “En particular, desde al menos aproximadamente en 1994, hasta al menos aproximadamente 1997, Maxwell ayudó, facilitó y contribuyó al abuso de Jeffrey Epstein de niñas menores de edad, entre otras cosas, ayudando a Epstein a reclutar, preparar y, en última instancia, abusar de las víctimas que Maxwell y Epstein sabían que eran menores de 18 años", dice la acusación contra ella. Los delitos ocurrieron entre 1994 y 2004. Ella se ha declarado inocente de todos los cargos y sus abogados argumentan que los fiscales exageran su relación con Epstein, pues ella no estaba al tanto de lo que él hacía y no participó en ninguna conducta inapropiada. En julio de 2020 fue detenida, tras haber permanecido desaparecida durante varios meses cuando el caso salió a la luz, y ha permanecido en prisión provisional desde entonces a la espera de juicio. El proceso, en el que Maxwell se enfrenta a seis cargos por los que podría ser condenada a 80 años de prisión, se prolongará cerca de un mes y medio.