Es la hija pequeña del gran Severiano Ballesteros , uno de los mitos del deporte español, y Carmen Botín O’Shea, y desde niña, le han inculcado los valores del esfuerzo, la superación, la humildad, el amor por la familia y sobre todo, la solidaridad. Carmen Ballesteros Botín ha heredado la pasión por el deporte de su padre y trabaja junto a sus dos hermanos perpetuando su legado, a través de la fundación que el golfista creó en 2009, la Fundación Seve Ballesteros, con la que ayudan a la investigación del cáncer y a la vez, acercan el deporte del golf a los jóvenes.
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En su familia, por desgracia, conocen bien cómo es la lucha contra esta enfermedad, de la que falleció Seve en 2011, y por eso, intentan ayudar a las personas que están pasando por la misma situación. En su dura labor, colaboran con la Fundación Aladina, creada por Paco Arango, y por este motivo, Carmen es uno de los rostros conocidos que han presentado la nueva colección de sudaderas, gorras, bandanas y camisetas de la fundación, con las que recaudan fondos para ayudar a los niños enfermos de cáncer y a sus familias (latiendadealadina.org). Junto a ella han posado Eugenia Silva, Samantha Vallejo-Nágera, Andrea Pascual María y Lucía Fernanda Carmona, Lucía Barcena, Mónica Anoz, Paola freire, Mónica Ugalde, Alba Casete, Almudena Cañedo, Rafa Tarradas y Cisco García con su mujer, Raquel Rostro.
El poder aportar su granito de arena es algo que le hace inmensamente feliz y le gusta dar visibilidad a estas causas tan necesarias. Con ella hemos hablado de su trabajo, de sus proyectos para el año que viene y de cómo ha vivido este 2021, al que dentro de muy poco diremos adiós.
-¿Por qué es importante para ti colaborar con la fundación Aladina?
-Siempre me ha gustado ayudar, y más cuando puedes. A través de la fundación de mi padre, tengo la gran suerte de poder ayudar de diferentes maneras. Nosotros colaboramos con hospitales para hacer que la vida de los niños y su familia sea más llevadera. Las enfermedades son muy duras y más en la gente joven con toda una vida por delante. Nosotros intentamos que su vida sea más agradable en su día a día y que puedan disfrutar en la medida de lo posible.
La Fundación Aladina es mi debilidad. El trabajo y el cariño que hay detrás de cada ayuda es increíble, siempre que pueda apoyar y aportar algo lo haré. Creo que dar visibilidad a las fundaciones debería de ser parte de cada uno de nosotros y, sobre todo, hacer ver a la gente la importancia de ello. Al final, siempre digo lo mismo, hasta que no te pasa directamente a ti, no eres consciente de lo importante que es aportar cada uno nuestro granito de arena.
-¿Cómo ha sido para ti el 2021? ¿Qué balance haces?
-Estos dos últimos años han sido extraños. Pero si hay algo positivo que saco de este tiempo es la fortaleza y las ganas que he tenido para estar bien conmigo misma y, sobre todo, apreciar los pequeños detalles. Agradezco ver que la vida vuelve a ser la de antes.
-¿Cuáles son tus deseos y proyectos para el año que viene?
-Tengo muchos deseos tanto laborales como personales. Pero si tengo que quedarme con uno, es seguir creciendo de la mano de la fundación de mi padre y la Fundación Aladina y mejorar la vida de estos niños. Me da mucha felicidad y paz interior. Creo que mejorar la vida en los hospitales es fundamental. Se pasa muy mal y, en mi caso, ser capaz de aportar algo positivo a estas enfermedades tan duras, me hace crecer mucho como persona.