Todas las familias bien tienen una historia que merecer ser contada. Partiendo de esa premisa, Patricio Alvargonzález Royo-Villanova, guionista y escritor de veintidós años, acaba de escribir su primera novela, Conservados en champán (Espasa). El libro cuenta las vicisitudes de Antonio Martínez de Orujo, miembro de una familia bien venida a menos dispuesto a todo para conseguir fortuna y títulos sin tener que trabajar. Es una divertida crítica a la aristocracia española, una clase que Alvargonzález conoce muy bien. “De puertas afuera, los títulos encantan. Si tienes título y viajas al extranjero, se piensan que eres hijo del rey. Pero aquí en España el título solo queda bien cuando te guardan el asiento en una boda. No tiene mayor importancia”, dice el irreverente autor, que desciende del jurista Segismundo Royo-Villanova, antiguo profesor de Don Juan Carlos, y es sobrino de Carla y Vega Royo-Villanova.
Conservados en champán recuerda mucho a la saga del marqués de Sotoancho, el personaje creado por Alfonso Ussía hace más de treinta años y que sigue vigente. Antoñito Martínez de Orujo es heredero natural de Cristián Ildefonso Laus Deo María Ximénez de Andrada y Belvís de los Gazules: los dos son aristócratas un poco decadentes, señoritos españoles y aspirantes a herederos. “Conocía los libros de Alfonso, pero solo había leído algunos cuentos sueltos”, reconoce Patricio. “Ojalá tener su éxito. Yo sigo mucho a Alfonso. Los tres tratados de las buenas maneras es la biblia del Cayetano”, afirma el escritor, que pasa perfectamente por un “Cayetano”, ese pijo del barrio de Salamanca que fascina a las nuevas generaciones gracias a la canción de la banda Carolina Durante.
“El resentimiento de todas las clases hacia quien está haciendo dinero es algo muy español. Ocurre en todos los sectores: los empresarios, los actores… Si te va bien, algo malo habrás hecho”
El año pasado, en medio del confinamiento y alentado por su tía, Vega Royo-Villanova, Patricio creó en Instagram un personaje que se hizo viral en redes sociales: Cayetano Sáenz de Betolaza, descendiente directo del marqués de Leguineche de la saga Nacional de Luis García Berlanga (su madre, Guillermina Royo-Villanova, es la viuda de Jorge Berlanga, uno de los hijos del cineasta). Por momentos, el personaje, símbolo de la nobleza caduca y pasada de todo, parece devorarse al autor. “Ese es el miedo absoluto que tiene mi abuela Mimí”, admite. “Con Cayetano solo tengo en común el sentido del humor. Cuando hago una broma sobre el servicio, no me estoy riendo del servicio, me estoy riendo de una clase y de cómo trata a otra clase”.
Para Patricio, el sentido del humor es muy importante. Se define como un ex estudiante de colegio católico con padres divorciados -“hubo una época en la que mis apellidos no cabían en el hueco de los exámenes”- , y “berlanguiano por compromiso, felliniano por gusto y alleniano por devoción”. “Esta es mi primera novela, así que no lo tomen demasiado en serio”, advierte.
-¿Qué tiene el personaje de Antonio Martínez de Orujo de ti?
-Hombre, yo creo que todos los personajes del libro, incluido el protagonista, tienen algo de mí y de muchas personas que conozco. Hay frases que directamente están tal cual las dicen personas que conozco. Pero eso no significa que ese personaje sea como la persona real al completo. Cada personaje tiene mucho de muchas personas. La abuela, Demetria, tiene cosas de mis dos abuelas, de mi bisabuela, de distintas señoras que he conocido y de historias que me han contado. El protagonista tiene de mí la ironía.
-Los Martínez de Orujo son una familia bien venida a menos. ¿Es mejor pertenecer a una familia “bien” venida a menos o a una familia “mal” venida a más?
-Hombre, siempre es mejor una familia bien venida a menos que una familia mal venida a más. Las mejores son las familias bien que se mantienen a lo largo del tiempo, pero de esas hay muy pocas (risas). En el libro, las familias bien se ríen de los nuevos ricos, pero ellas también tienen un punto ridículo. El lector se puede reír de todos.
“Al español le encanta la fantasía de ganar dinero sin tener que trabajar. Es un pensamiento generalizado en nuestro país”
-Hace poco, Josie decía que los ricos actuales no saben serlo. ¿Qué opinas?
-Ricos sí que saben serlo porque lo son. Muchos nuevos ricos tienen un problema: las pretensiones, querer ser algo que no son. Eso es lo único malo. Pero el resentimiento de todas las clases hacia quien está haciendo dinero es algo muy español. Ocurre en todos los sectores: los empresarios, los actores… Si te va bien, algo malo habrás hecho. A mí me encanta el nuevo rico estilo Gianluca Vacchi, el horterismo como performance, como show o parodia.
-Los Martínez de Orujo tienen cierta obsesión por el dinero, por conseguirlo, o por no perderlo, pero nadie quiere trabajar. ¿Es una crítica a una clase?
-No, es una crítica a España entera. Lo vemos en todas partes. Al español le encanta la fantasía de ganar dinero sin tener que mover un dedo. Es un pensamiento generalizado en nuestro país.
“Si tienes título y viajas al extranjero, se piensan que eres hijo del rey. Pero aquí en España el título solo queda bien cuando te guardan el asiento en una boda”
-Antonio, el protagonista, quiere ser barón. ¿Por qué los títulos nobiliarios siguen siendo importantes para una clase?
-Los títulos solo importan si vienen con tierras o castillos. Cada vez hay menos de esos (risas).
-¿Qué hay que tener para ser “bien”?
-Saber estar, tener una educación que se nota en gestos pequeños. Ser bien no es saber utilizar todos los cubiertos que te pone la reina de Inglaterra, es saber improvisar si no sabes usarlos. Es no meter la pata.
-¿Y qué es lo peor que le puede pasar a alguien bien?
-Venirse a menos. Cuando empiezas a no poder pagar el servicio, cuando tienes que ir vendiendo cosas, cuando los amigos comienzan a hablar de ti…
-¡HOLA! tiene un papel en el libro. Incluso hay un capítulo titulado Ecos de sociedad. ¿Qué significa ¡HOLA! para la gente bien?
-Es el álbum familiar de la gente bien. Mucha gente bien resucita gracias a ¡HOLA!. Un día ves a tal marqués y dices: “Hombre, está vivo. Pensaba que había muerto”. En ¡HOLA! también sale mucho famoso y mucho actor de Hollywood y eso también gusta a la gente bien, porque les gusta ver y criticar.
-Todas las familias bien tienen una historia que merece ser contada. ¿Cuál es la tuya?
-La historia de cualquier familia bien, la de cualquier familia feliz divorciada (risas).
“La revista ¡HOLA! es el álbum familiar de la gente bien. Si no sales en ¡HOLA, no eres nadie”
-Tienes una tía princesa, una tía it girl… ¿Te inspiran a la hora de escribir?
-Claro, mi familia es toda inspiración.
-¿Qué icono tiene la gente bien?
-¿No tienen referentes que estén vivos?
-Isabel Preysler y Carmen Posadas. Y todas las señoras bien anónimas que viven discretamente y que te invitan a sus casas con mayordomos para tomar el aperitivo de Navidad.