Patrizia Reggiani arrancó un nuevo capítulo de su vida en 2013. Tras 18 años entre rejas, saboreaba su libertad con un empleo como estilista en Bozart. Regresaba a su pasión: la moda, aunque no era ni mucho menos el trabajo de sus sueños, si es que alguno lo era, teniendo en cuenta que rechazó la libertad condicional dos años antes con tal de no incorporarse al mercado laboral: "No he trabajado en mi vida. No voy a empezar ahora". Esta frase define como pocas el carácter fuera de lo común de quien siempre fue conocida como Lady Gucci, una mujer de origen humilde que tras adaptarse con asombrosa facilidad a la alta sociedad tuvo que bajar a los infiernos penitenciarios después de ser condenada por ordenar el asesinato de su exmarido Maurizio Gucci. No fue fácil, desde luego. Incluso trató de quitarse la vida en el año 2000, pero finalmente logró encontrar su sitio también en un lugar tan hostil, donde llegó a autoproclamarse "la reina de San Vittore", en alusión al nombre de la prisión. En los ocho años que lleva fuera de la cárcel no ha escatimado en esfuerzos para volver a ser la 'lady' que era y el hecho de que la interprete en el cine otra 'lady', como es Gaga, no parece hacerle demasiada ilusión.
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La protagonista real de La casa Gucci, que actualmente tiene 72 años, tiene un reproche que hacerle a la actriz. Según ha declarado a la prensa italiana, le molesta que no haya tenido el detalle de hablar con ella antes o interesarse en conocerla. Lady Gaga respondió en Vogue que preferió acercarse al personaje con "la mirada de una mujer curiosa" con espíritu periodístico para leer entre líneas, por lo que "nadie me va a decir quién es Patrizia Reggiani. Ni siquiera Patrizia Reggiani". Habrá que esperar para saber si, a pesar de haber ido por libre, la verdadera protagonista queda satisfecha con el retrato que hace de ella la cantante. Será difícil, probablemente, ya que no parece en absoluto ser una mujer que se conforme con facilidad.
Lady Gaga se viste de novia, pero no como te imaginas
Si en un primer momento rechazó salir de la cárcel porque prefería cuidar de su hurón y de sus plantas en cautividad que trabajar, cuando aceptó el empleo en Bozart, no dudó en lamentar que con ese sueldo tan solo podría permitirse comprar en tiendas baratas. Aunque, a juzgar por las últimas imágenes que hay de ella, en absoluto parece que haya renunciado a las compras exclusivas. Se le ha visto con imponentes abrigos de bisón observando escaparates lujosos y paseando por Milán con bolsas y un loro sobre el hombro, su nueva y exótica mascota. En cualquier caso, continúa peleando en los tribunales para que el millonario acuerdo de divorcio al que llegó con Maurizio siga en vigor. Por disparatado que parezca, un tribunal le dio la razón en 2018, dictando que su condena por instigar el asesinato de su exmarido no es razón para anularlo por lo que debía conservar el millón de euros anuales que habían pactado y, además, recibir los 25 millones atrasados. Sin embargo, se encontró con un escollo: sus hijas, Alessandra y Allegra.
Sus dos hijas, que actualmente viven en Suiza, son las administradoras del patrimonio que heredaron de su padre y han recurrido la sentencia que obliga a compensar económicamente a su madre. En un primer momento, Alessandra y Allegra estuvieron a su lado e incluso apelaron con poco éxito la condena, pero desde que Patrizia salió de prisión las cosas parecen haber cambiado. Además, la exmujer de Maurizio Gucci mantuvo hace pocos años otro frente abierto en su propia familia: su madre. En 2018 cuando Silvana Barbero tenía 90 años solicitó la inhabilitación de su hija alegando que se dejaba influenciar por gente poco recomendable, se enzarzaron en un cruce de acusaciones que concluyó inevitablemente un año más tarde con la muerte de Silvana. Ahora, la justicia italiana tiene una investigación en curso sobre la administración de la herencia que dejó a su hija.
No es el único momento en el que madre e hija han estado en el punto de mira. Hace décadas hubo un macabro antecedente del crimen de Maurizio Gucci. Ambas fueron acusadas de envenenar a Fernando Reggiani, marido de Silvana que adoptó a Patrizia, por otro hijo del fallecido. Sin embargo, en este caso madre e hija fueron absueltas.