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Publica un libro que recopila la colección de porcelana china del siglo XVII de su padre, considerada la mejor del mundo

Katharine Butler, pareja de Kyril de Bulgaria, nos recibe en su casa de la campiña inglesa y desvela sus ilusiones: de su reciente proyecto a su pasión por España

La empresaria vive en ‘Waterston Manor’, una espectacular residencia isabelina, en el condado de Dorset, que sirvió de inspiración para Thomas Hardy, autor de ‘Lejos del mundanal ruido’


15 de noviembre de 2021 - 8:00 CET

El pasado lunes uno de noviembre por la tarde, Katharine Butler, pareja de Kyril Sajonia-Coburgo, hijo del Rey Simeón de Bulgaria, vio su sueño hecho realidad. La empresaria e historiadora del arte, de cincuenta y tres años, presentó en la casa de subastas Bonhams, ubicada en el corazón de Londres, el trabajo en el que lleva involucrada durante los últimos tres años. Se trata del libro Leaping the dragon gate (Editorial Ad Illissum), una investigación sobre el impresionante conjunto de piezas de porcelana china del siglo XVII que su padre, el diplomático británico Michael Dacres Butler, amasó a lo largo de su vida y que hoy es considerada la mejor colección del mundo en este arte. La menor de los cuatro hijos del que fuera representante del Reino Unido ante la Unión Europea y de Ann Clyde, hija, a su vez, de Lord Clyde, autoridad judicial de Escocia, estaba muy emocionada tras haber concluido esta ardua labor, que, sin duda, habría hecho sentir orgulloso a su progenitor, fallecido en 2013.

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Pero, en un día tan especial, a Katharine no le faltaron los afectos, ya que, naturalmente, estuvo arropada por el príncipe de Preslav, con el que posó amablemente para ¡HOLA!, así como por algunos rostros conocidos de la aristocracia inglesa, como Lord James Bethell, miembro de la Cámara de los Lores. Días antes, nos recibió, con su habitual calidez, en ‘Waterston Manor’, la magnífica residencia isabelina, ubicada en el condado inglés de Dorset, donde vive con su hijo adolescente, fruto de su primer matrimonio; su madre, y su perra, Boboshka. Allí nos habló de este último gran proyecto y de todos los que, como buena discípula de su padre, quiere seguir coleccionando.

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Katharine Butler nos recibe en su magnífica residencia de la campiña británica.

—¿Qué encontrarán los lectores en este libro? 

—El resultado de una investigación inin­terrumpida durante los últimos tres años sobre las piezas de porcelana china del siglo XVII que mi padre coleccionó desde mil novecientos sesenta y uno hasta su muerte, en dos mil trece. Tiene quinientas setenta y seis páginas y pesa tres kilos. Lo he escrito al alimón con Teresa Canepa, doctora en la materia, y también hemos incluido las historias sobre los descubrimientos y controversias a las que él se enfrentó durante la creación de la colección.

“Kyril es una gran persona, muy humilde y extremadamente educado. Somos afortunados por tener muchas cosas en común. Por ejemplo, nos encanta viajar o practicar deporte juntos”

—¿Le ha sorprendido descubrir alguna historia de su padre que desconocía? 

—Sí, por ejemplo, dónde encontraba algunas piezas. En una ocasión, descubrió un excepcional jarrón en una tienda local de baratijas donde lo usaban como paragüero. En mil novecientos noventa, en la sala en la que esperaba para reunirse con el presidente de un banco, en París, vio dos tazas únicas en el mundo encargadas para la corte de la dinastía Qing, la última era imperial de China. ¡Las usaban de cenicero! Mi padre preguntó si las podía comprar. Tras verse con el presidente del banco, este se las regaló. Él corrió al coche, las envolvió en un pijama que tenía y las llevó sanas y salvas a casa.

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—¿Cómo ha sido crecer rodeada de estos tesoros?

—Para mí ha sido lo más natural, porque siempre han adornado los estantes de nuestro hogar. Recuerdo a mi padre cuando compraba una porcelana y la abría como si fuera un regalo de Navidad. No era un hombre rico, pero encontró un período de arte chino que no estaba de moda y, por tanto, era asequible.

—Vive en ‘Waterston Manor’, una residencia que inspiró a Thomas Hardy cuando escribió su obra maestra, Lejos del mundanal ruido. ¿Fue más fácil terminar este libro en una casa tan literaria? 

—Sin duda, el encontrarme rodeada de unos jardines tan hermosos, en medio de la campiña inglesa, favoreció la concentración, aunque, en este libro, he tratado de no ser poética, ya que es un estudio más académico. Pero, por ejemplo, ha sido fantástico pasar el confinamiento aquí.

“Todos los miembros que he conocido de la Familia Real de Bulgaria son maravillosos, acogedores y amables”, confiesa la también coleccionista sobre la familia de su novio, el príncipe de Preslav

—El lanzamiento de este libro coincidirá con su decisión de reabrir el museo que construyó su padre para albergar todas sus piezas. ¿Qué habrá de nuevo allí? 

—Abriremos el museo a finales de noviembre y pondremos muchas piezas nuevas que he comprado durante los últimos siete años. Esperamos hacer exposiciones temporales de otras obras junto con nuestra porcelana del siglo XVII y, posiblemente, celebrar conferencias y otros eventos.

—Sentimentalmente, ¿cuál es la porcelana más valiosa del museo? 

—Una vasija de bambú verde. Es tan excepcional que nunca volvió a encontrar una igual a lo largo de su vida. Fue la primera pieza que mi padre compró en Sotheby’s. Pagó trece libras (quince euros) por ella y otras dos.

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Durante la presentación de su libro, ‘Leaping the dragon gate’ (Edi­torial Ad Illissum), junto a su pareja, el príncipe Kyril de Bulgaria. El evento contó con varios asistentes de la aristocracia inglesa, como Lord James Bethell, miembro de la Cámara de los Lores.

—¿Es adictivo coleccionar porcelana?

—Sí, coleccionar es, definitivamente, una adicción. Cuanto más aprendes, más ansías piezas que son únicas o que aún no están en tu colección. He heredado la fascinación de mi padre por el período de la porcelana del siglo XVII y espero llegar a su nivel de experiencia.

—Su padre fue embajador en muchos países y, finalmente, un defensor de la Unión Europea en su labor de representante permanente ante este órgano. ¿A qué personalidades ha conocido gracias a su trabajo?

—A Margaret Thatcher. Cuando venía a nuestra casa de Bruselas a reunirse con él, me impresionaba mucho su energía. Dormía muy poco y ejercía mucho poder en los que estaban a su lado. Mi padre y ella discutían bastante por sus ideas sobre Europa. También he conocido a la Reina Isabel en algunas ocasiones, como cuando le impuso a mi padre la Orden de San Miguel y San Jorge, el más alto honor del servicio diplomático. La Monarquía es un ancla moral para el país.

HOLA 4033 Katherine Butler© MAX CISSOTTI
“La atmósfera era fabulosa y todo el mundo estaba muy ilusionado”, nos cuenta Katharine sobre el evento, que se celebró en Londres.

—En cambio, la que ahora despierta el interés de los medios por su relación con Kyril es usted. ¿Cómo lo gestiona?

—No puedo decir que afecte a ninguna de nuestras vidas. No somos usuarios de redes sociales, por lo que, realmente, no somos conscientes de ningún interés.

“Coleccionar es, definitivamente, una adicción. Cuanto más aprendes, más ansías piezas que son únicas o que aún no están en tu colección. He heredado la fascinación de mi padre”, dice Katharine sobre su progenitor, que fue diplomático

—¿Qué destacaría de él?

—Es una gran persona, muy humilde y extremadamente educado. Somos afortunados por tener muchas cosas en común. Por ejemplo, nos encanta viajar o practicar deporte juntos.

—¿De qué modo se conocieron?

—Durante una fiesta de un amigo en común que había estado en la Universidad de Princeton con Kyril.

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Sobre estas líneas, Katharine Butler, en el museo que alberga las piezas que su padre, el diplomático Michael Dacres Butler, amasó a lo largo de su vida y que ella ahora ha compilado en su libro ‘Leaping the dragon gate’.

—¿Cómo la ha recibido la Familia Real de Bulgaria? 

—Todos los miembros que he conocido de la Familia Real de Bulgaria son maravillosos, acogedores y amables.

—Aparte de Kyril, ¿qué otras cosas le gustan de España? 

—¡Me fascina el Camino de Santiago!

—Hace unos años, no sabía hablar español. ¿Ha realizado algún progreso con nuestro idioma? 

—Ahora que he terminado mi libro, es el primer objetivo de mi lista de deseos. ¡No soy muy buena con más de un proyecto a la vez!

“Ahora que he terminado de escribir mi libro, aprender español es el primer objetivo de mi lista de deseos. ¡No soy muy buena con más de un proyecto a la vez!”, afirma la empresaria, amante del Camino de Santiago

—Además de su pasión por el arte, es una gran empresaria. Entre sus negocios, dirige la empresa de alquiler de bicicletas Freebike. ¿Ha pensado en expandir su negocio en nuestro país? 

—Di un paso atrás en la gestión diaria del negocio en el Reino Unido, ya que no podía hacer eso y escribir mi libro. Sin embargo, mi hermano Charles ha seguido desarrollando y expandiendo el negocio en Europa y en la Smart City Expo de Barcelona, que se celebra a mediados de noviembre, lanzará una nueva bicicleta realmente innovadora, que creemos que revolucionará el negocio de las bicicletas compartidas.

—¿Cuáles son sus otras aficiones, además del arte?

—Juego al tenis… y ¡cada vez más! El fin de semana pasado disputé la final de individuales femeninas en mi club de tenis local y fui derrotada por la actual campeona. También me encanta esquiar, correr y estar en el campo.

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Katharine posa en su residencia, una casa isabelina ubicada en el condado de Dorset, donde vive con su hijo, fruto de un primer matrimonio; su madre y su perra, Boboshka.

—¿Cuándo la volveremos a ver en España? 

—Estuve hace unos días, con mi hijo, visitando a unos amigos que viven cerca de Córdoba. ¡Hicimos esquí acuático!

—¿Espera que su hijo conserve y amplíe la colección de porcelana en el futuro? 

—Si está interesado, sería un placer, pero una colección conlleva mucha responsabilidad y también muchos problemas (espacio, seguridad, seguro, etcétera). No pasaría nada si encuentra otras cosas en las que quiera gastar su tiempo y su dinero.

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