No se considera una experta en los fogones y eso que Vanesa Romero viene experimentando con las recetas desde bien niña. Primero, empezó alternando ingredientes por su intolerancia alimenticia, aunque ahora trata de buscar una dieta más sana. De hecho, la actriz cuenta con un pequeño huerto en el chalet al que se mudó, a las afueras de Madrid, hace casi un año. Precisamente, es en su casa donde Vanesa prepara a ¡HOLA! su bizcocho saludable, ante la atenta mirada de sus cuatro perros. Lo hace mientras recuerda su paso por MasterChef Celebrity y nos habla del acoso que sufrió en su etapa escolar.
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—¿Qué te animó a concursar en MasterChef?
—La verdad es que partía de una cocina muy básica. Por eso, cuando me llamaron, dije: ‘Guau’. Me animó que fuese un reto para mí y poder aprender a cocinar. También el salir de mi zona de confort.
—¿Te preparaste de alguna forma?
—Sí, porque partía de una cocina muy básica, muy normal. Entonces, practiqué con Gabriella Casini, que ha sido mi profe. Luego, he tenido la suerte de entrar en las cocinas de Diego Guerrero.
—¿Es tan dura la experiencia de MasterChef como dicen?
—Muy dura. Fernando Tejero y Loles León ya me habían avisado, no tiene nada que ver con lo que tú te imaginas. Es muy duro. Primero, porque los concursantes no nos dedicamos a cocinar. Luego, el estrés por el tiempo y el querer hacerlo bien. También son muchas horas de grabación. Estoy acostumbrada por los rodajes, pero eso es un no parar. Luego, cuando terminas las grabaciones, sigues practicando, entonces, durante el tiempo que estás en el programa, tu vida se convierte en cocina, cocina y cocina. Mucho estrés. Pero también te digo que es una experiencia en la que descubres muchas cosas de ti. Es muy especial.
“Tengo intolerancia a la lactosa desde que era un bebé. Por eso, siempre he estado adaptando las recetas”
—Algunos concursantes se han visto sobrepasados, como Verónica Forqué.
—Es normal, porque a todos nos ha sobrepasado. Lo que pasa es que unos lo han llevado mejor que otros. Antes del programa, lo máximo que había cocinado era para seis personas y allí tenía que cocinar para tantas y con una maquinaria que no había visto en mi vida, como un roner —un termostato de cocción a temperatura constante—. Ha sido una locura.
—¿Cuáles han sido tus mejores compañeros?
—Me he llevado muy bien con Arkano, Belén López, Mike… Con todos. Hemos hecho piña.
—¿Has seguido cocinando tras las grabaciones?
—He tenido que parar (ríe). Después del programa, necesitas un tiempo de desconectar de la cocina y de integrar todo lo vivido a nivel personal. Tiene que pasar un tiempo. De hecho, lo he vuelto a coger con ganas y me he apuntado a cursos. Ahora, me voy a hacer una masterclass de ‘pizza’.
—Antes del programa, ¿solías cocinar?
—Nada, nada, qué va. Cocinaba por supervivencia y todo muy healthy, muy sano. Me llevo muchos tuppers al trabajo y, después de todo el día rodando, no te pones a cocinar. Siempre he tirado de lo básico y sencillo, para sobrevivir.
—¿Cuáles son tu especialidades?
—Los postres, pero sustituyendo los ingredientes y haciéndolos saludables. Disfruto mucho.
De su problema desde bebé al acoso escolar
—¿Cuándo te interesaste por lo saludable?
—Hace bastante tiempo. Creo en la filosofía de que somos lo que comemos e intento darle la mejor gasolina a mi cuerpo para poder rendir al cien por cien. En mi día a día, procuro llevar esa filosofía, pero tampoco soy superestricta. Si me apetece algo o quedo con amigos, como con tranquilidad.
—¿Padeces alguna intolerancia?
—Sí, a la lactosa, desde que era un bebé. Mi mamá no me pudo dar el pecho y, cuando me dieron biberones, se conoce que aquello me sentaba fatal. Por eso, siempre he estado adaptando las recetas sin lactosa.
—Pese a que siempre te has cuidado y cuentas con una gran belleza, has confesado que tuviste problemas de autoestima durante tu juventud.
—Sí, lo conté en mi primer libro, Reflexiones de una rubia. Yo lo tenía todo: una familia que me quería, era estudiosa, atleta… Pero no era feliz. Al final, tenía una baja autoestima…
—¿Fue por el acoso escolar que sufriste?
—Imagínate… Todo eso marca tu vida. Te haces muchas preguntas e intentas buscar respuestas… Afortunadamente, me refugié en mi familia e intenté dar los pasos adecuados en cada momento. Con ayuda de profesionales y trabajo mío intenso, coloqué las cosas en su sitio.
—Afortunadamente, tu situación actual es muy buena, a todos los niveles. ¿Qué proyectos tienes?
—El año que viene volveremos a grabar nuevos capítulos de La que se avecina . También voy a rodar mi corto ahora, he escrito una serie y estoy con mi tercer libro. Además, hay alguna intervención en alguna película. Me siento muy afortunada porque no me falta trabajo.
—También vives un buen momento, en el plano sentimental, junto a Emilio Esteban. ¿Cómo te encuentras con él?
—Estoy muy bien y tranquila. Estoy feliz, la verdad. Me encuentro en un momento bueno, a nivel personal y profesional.
—En la primavera del año pasado, sufriste el coronavirus, aunque arrastraste secuelas durante meses. ¿Cómo estás ahora?
—Muchísimo mejor. Lo que he sentido en mi cuerpo con el coronavirus no lo he sentido en mi vida. Me asusté muchísimo. Es verdad que perdí el olfato y el gusto, pero los recuperé al mes, aunque sí que es verdad que tenía olores raros, como a sulfato y alcantarilla. Cuando lo cogí, fue al principio del todo y no se sabía nada. Ahora estoy prácticamente bien, pero hay días en los que estoy un poco regular, con dolor de cuerpo, aunque no me puedo quejar. Me siento casi al cien por cien y mi familia está bien.
Bizcocho de mármol saludable
Tiempo de preparación: 50 minutos
Ingredientes (para 4 personas): ● Un yogur de soja ● 80 gramos de chocolate «fondant» para postres (85 por ciento de cacao) ● 3 huevos ● 750 gramos de harina integral de espelta ● un sobre de levadura ● 250 mililitros de melaza de arroz ● 100 mililitros de aceite de oliva ● leche de arroz ● un limón ● una cucharada de canela
Elaboración
- Lo primero, calienta el horno a 180 °C. Mientras toma temperatura, prepara la masa del bizcocho, vertiendo un yogur y los tres huevos sobre un recipiente. Añade la melaza de arroz y el aceite de oliva. Concretamente, de melaza de arroz son dos medidas del envase del yogur que has usado, y de aceite, otra medida. También ponle un poco de cáscara de limón, que has rallado previamente con el rallador.
- Mezcla todo con la ayuda de una batidora, hasta conseguir una masa uniforme. Después, añade otras tres medidas —del mismo envase del yogur— de harina de espelta y el sobre de levadura, para batirlo todo de nuevo.
- Luego, derrite el chocolate fondant (80 gramos, que es algo menos de media tableta). Para ello, echa un chorro de leche de arroz en un cazo y, después, introduce el chocolate en trocitos. Mantenlo a fuego lento hasta que se deshaga y obtengas una textura uniforme y algo espesa.
- Después, prepara el molde del bizcocho con papel de horno (puedes aplicar un poco de aceite por el recipiente para que no se pegue).
- A continuación, echa la mitad de la masa del bizcocho que tienes en el recipiente de la batidora. Mezcla la otra mitad con el chocolate derretido y bátela para conseguir un color uniforme. Luego, vierte esa segunda parte de la masa encima de la que ya tenías en el molde, pero sin mezclarla. De esta forma, conseguirás el efecto mármol con dos colores. Antes de introducir el molde en el horno, espolvorea la canela encima de la masa. Por último, cocina el bizcocho durante cuarenta minutos. Una vez horneado, déjalo enfriar unos minutos, para poder extraerlo del molde con mayor facilidad.