¿Espejismo o realidad? Oasis de ensueño en medio del desierto
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La osadía urbanística de Dubái parece no tener límites, deslumbrando a lo faraónico y sin reparar en gastos. No solo han levantado una ciudad repleta de rascacielos, también han modificado sus desiertos, construyendo oasis artificiales de formas pintorescas con agua, vegetación e incluso la fauna representativa del lugar. Entre estas obras llama la atención el lago Expo, construido con motivo de la Exposición Universal de 2020 (arriba), el de la media luna creciente o el famoso lago del Amor, que, con una extensión de cincuenta y cinco mil metros cuadrados puede verse desde el espacio.
Barcos de la Segunda Guerra Mundial emergen tras la erupción de un volcán en Japón
El volcán submarino Fukutoku-Okanoba entró en erupción el pasado mes de agosto y, como consecuencia de este fenómeno, comenzaron a emerger nuevas islas de roca y ceniza cerca de las costas de la isla de Iwo Jima, pero no ha sido lo único que ha resurgido del fondo del mar… También han aparecido barcos de la Segunda Guerra Mundial. En concreto, buques de guerra que resultaron hundidos en la cruenta batalla que se libró entre Estados Unidos y Japón entre febrero y marzo de 1945 en Iwo Jima. Según los expertos, esto puede resultar efímero, ya que la actividad de la zona es cambiante y podrían volver a sumergirse, dependiendo de la evolución sísmica.
La caída de las hojas del ‘ginkgo’ inmortal, uno de los espectáculos del otoño
Cada año, cuando llega el otoño, este ‘ginkgo’ de mil cuatrocientos años de antigüedad se convierte en un espectáculo que atrae a turistas de todo el mundo. Sus hojas amarillas forman un increíble manto dorado al caer sobre el suelo del templo budista Gu Guanyin, de las montañas Zhongnan, en la provincia de Shaanxi (China). Este famoso árbol fue plantado durante la dinastía imperial Tang, que gobernó desde 618 hasta 907, y lo mantienen como un auténtico tesoro.