En el siglo XXI, las mujeres suben podios, y las gestas de Cristina Gutiérrez son la mejor prueba. El nombre de esta increíble piloto se ha hecho un hueco en todas las portadas de deportes de motor. En 2017, se convirtió en la primera española de la historia en completar el Dakar en coche; y, en 2021, en la primera en ganar una etapa del mismo rally. La descubrimos dentro y fuera de la pista, mientras se pelea por la corona en la Copa del Mundo FIA de Rallies Cross Country.
-¿Cómo cambió tu vida tras hacer historia en el Dakar?
-Fue impactante y es un orgullo enorme porque era la carrera con la que llevaba soñando desde pequeña. Cambió y marcó mi vida deportiva. En un mundo de hombres, cuesta que crean que eres capaz y, a nivel personal, y con mucho trabajo y sacrificio detrás, supuso un plus de autoconfianza que me hacía falta. Si quieres, puedes. No sólo es la forma en la que ves el mundo, sino los valores para la vida que te aporta. El de luchar por lo que uno quiere y no desistir ante la adversidad, o el de encarar los problemas sin liarte mucho la cabeza. En 2021, cuando leí ‘mejor tiempo’, no me lo creía. Había 60 o 70 pilotos compitiendo, era la primera vez que cogía ese coche y también era mi primera carrera con el copiloto. Ganar la etapa fue inesperado, estaba totalmente en shock y hasta que no pasaron unos días no fui consciente de lo que ese momento iba suponer para mí. No lo voy a olvidar nunca.
“Ganar la etapa fue inesperado, estaba totalmente en ‘shock’ y hasta que no pasaron unos días no fui consciente de lo que ese momento iba suponer para mí”
-¿Te sientes más cómoda en el desierto o en la ciudad?
-Donde mejor me siento como persona y como piloto es al volante. Me relajo y se me olvida todo. Y me oriento bien. Sé de dónde vengo, hacia dónde voy y por dónde quiero ir. Yo comparo el Dakar con la vida. Es una carrera de resistencia que se vuelve adictiva, aunque te exige mucho, tanto a nivel físico como mental. El desierto tiene algo que atrapa, hace que las personas sientan una paz diferente y una energía muy especial. Son un conjunto de sensaciones que recomiendo vivir, sí o sí, aunque vayas de turismo.
“Pasamos tres días sin dormir y tuvimos visiones. Ahora, me hace gracia, pero, en esos momentos, daba mucho miedo”
-¿De los cinco rallies en los que has participado, cuál ha sido el más duro?
-Sin duda, el de 2018. El coche se rompía y teníamos que arreglarlo entre el copiloto y yo. Pasamos tres días sin dormir y tuvimos visiones. Veíamos gente y eran árboles… O mi copiloto me decía de repente: “Sigue recto en la rotonda y toma la primera salida”, y estábamos en medio de las dunas. Ahora me hace gracia, pero, en esos momentos, daba mucho miedo.
-¿Tres días sin dar ni una cabezada?
-Normalmente, si no hay problemas mecánicos y todo va más o menos rodado, podemos dormir entre seis y siete horas al día. Pero sí, nada, nada, cero horas. Tomaba bebidas energéticas y mal comía, aunque mis padres me tiraban la comida a través de la ventanilla, lo que podían.
“Trabajo en la clínica familiar y me encanta la odontología, pero la conducción es mi pasión y si tuviera que elegir, elegiría correr”
-Eres odontóloga, ¿tienes claro lo que harías si tuvieras que elegir?
-La conducción es mi pasión y si tuviera que elegir, elegiría correr. Trabajo en la clínica familiar, me encanta la odontología y mi profesión me permite trabajar un tiempo concreto al mes. Incluso, en algún momento, escaparme a Uganda para trabajar como dentista en orfanatos. El resto de los días se los dedico al mundo del motor. Desde pequeña mi sueño ha sido poder dedicarme a esto al cien por cien, aunque en 2020, con la pandemia, y aún llevando unos once años compitiendo por mi cuenta, llegué a pensar en dejarlo. Incluso me apunté a un postgrado de Odontología, pero, a finales de verano, me salió una gran oportunidad con Carlos Sainz, disputé el rally de Andalucía con un Mini All4 Racing, y decidí mantener mi apuesta personal. A esto se sumó mi contrato con el equipo X44, de Lewis Hamilton para la Extreme-E, y poder conocer a mi compañero de equipo que era, nada más y nada menos, que Sébastien Loeb.
-¿Cómo sienta ser compañera de un número uno como Loeb?
-Lo admiro como piloto y como persona. Tiene unos valores increíbles y me está ofreciendo las oportunidades que nadie me dio en muchos años. Es la persona que ha hecho que mi vida deportiva cambie de una manera radical. Empezando por ayudarme a competir en el Dakar 2021, cuando ya había desistido de participar. Fue él quien llamó personalmente a Red Bull para que me dejaran un coche. Están muy contentos y, ahora, estoy corriendo el campeonato del mundo con ellos. Ha sido toda una revolución. Red Bull me ha dado una oportunidad que nunca he tenido y la voy a aprovechar.
“María de Villota me marcó en toda mi carrera deportiva. Tenía siempre una sonrisa, me inspiraba muchísimo y es un ejemplo para mí. En el casco, siempre llevo su estrella”
-¿Hay alguna mujer que te haya impulsado en tu carrera?
-María de Villota. La conocí de muy jovencita. Estaba empezando en el mundo del motor e hice un curso en su escuela, y allí estaba ella, una mujer al más alto nivel… Y, después, todo lo que le pasó. Me marcó en toda mi carrera deportiva. En el casco, siempre llevo su estrella. María tenía siempre una sonrisa, me inspiraba muchísimo y es un ejemplo para mí.
-Las pilotos nunca han sido tan poderosas en los circuitos de automovilismo, ¿queda mucho para la igualdad en los podios?
-Queda muchísimo porque es un deporte muy masculino. Todavía son muchos los que piensan que las mujeres nunca van a llegar a nada en el mundo del motor, pero con pasitos pequeños se pueden lograr grandes cambios. La Extreme-E, por ejemplo, que creó Alejandro Agag —tipo Dakar, pero de coches eléctricos— ha roto barreras. Obliga a que los equipos sean mixtos (igualdad) y lucha contra el cambio climático. No sólo competimos en lugares muy afectados climatológicamente, también participamos en actividades de recuperación de la naturaleza con su programa Legacy. La Extreme-E está consiguiendo que muchas mujeres que están empezando tengan ciertos referentes. En mi caso, por ejemplo, poder competir con el equipo de Lewis Hamilton al mismo nivel es una gran oportunidad. En el futuro, este tipo de campeonatos nos permitirá estar en tiempos iguales o parecidos a los de un hombre. Ahora, acabamos de competir en Cerdeña, nos queda la prueba de Reino Unido en diciembre y hay opciones de ganar.
“Con las preguntas que me hizo el Rey supe que estaba al tanto y me sorprendió realmente. Fue un momento muy emotivo”
-¿Cuál ha sido la felicitación que más te ha sorprendido?
-La del Rey, tan cariñoso, después de mi primer Dakar, durante una recepción a los deportistas de todas las federaciones en España. Con las preguntas que me hizo supe que estaba al tanto y me sorprendió realmente. Fue un momento muy emotivo. También recuerdo las atenciones de Fernando Alonso en el segundo y tercer Dakar. Fue algo muy bonito.
-¿Cuáles son tus otras pasiones?
-El deporte. Fútbol, baloncesto, tenis, golf… Y viajar. Mis padres han sido siempre muy viajeros y me lo han transmitido. También soy activa con el medio ambiente y colaboro con una ONG muy pequeñita que se llama Tempoko. Por supuesto, me encanta quedar con mis amigos y el momento comida. Me gusta más comer que cocinar. No soy diferente a una persona de mi edad. No tengo novio y hago lo que haría una persona de 30 años.
“Me encanta quedar con mis amigos y el momento comida. Me gusta más comer que cocinar. No tengo novio y hago lo que haría una persona de 30 años”
-¿Cuál es tu lugar favorito en el mundo?
-Burgos es la ciudad donde nací y me encanta, pero mi corazón se va a sitios más mágicos. De España, mi lugar favorito para descansar es Lanzarote. Es una isla muy mágica y lo tiene todo. Tengo grandes amigos y hacemos mucho deporte: muchísimas caminatas, bicicleta, playa y buceo, que me encanta.
-¿Cuál es tu próximo reto?
-Estamos compitiendo en la Extreme-E y en la Copa del Mundo de Rallies Cross Country. Ahora, justo en Abu Dhabi Desert Challenge —más de 1.300 kilómetros contra el reloj—; y el cinco de diciembre, en Arabia Saudí. Estos últimos meses no han sido fáciles, después de Senegal sufrí una lesión grave, en Kazajistán, aunque ganamos la prueba. Tuve que ir al hospital, me quedé bloqueada en el país y llevé corsé casi tres meses —así celebré mi 30 cumpleaños—, pero acorté el plazo de la rehabilitación y, en agosto, pude llegar a la final en Groenlandia. En Marruecos, no hubo mucha suerte —falló la caja de cambios—, pero la buena noticia es que seguimos siendo líderes del mundo.