“Sí, claro, en este sí”. Mónica Naranjo, al frente de Amor con fianza , que llega a Netflix el próximo día 11, asegura que no tendría duda en participar en el reality. ¿De qué trata? “Son seis parejas que llegan a un entorno idílico para poner a prueba su amor y su confianza en pareja” nos explica. A priori, la fórmula suena a otras de éxito como La isla de las tentaciones , cuya primera edición ya presentó la cantante, pero aquí los participantes se someten además al sistema Eye Detect, que mide las reacciones involuntarias del ojo al mentir. Una prueba de fuego. Con la artista hablamos de su regreso de a la televisión, de lo mucho que cambió su vida hace dos años, del amor, el consejo que le dio Dalí con 14 años, su momento vital, su nuevo disco... Una entrevista directa y sincera que nos acerca a la persona detrás del personaje.
- Alguna vez habías dicho que no eras de realities pero presentaste uno antes y ahora vuelves en Amor con fianza. ¿Qué te llevó a decir ‘sí’?
- Cuando me separé hace unos años, tuve que hacer mucho estudio interno, tanta auto terapia, hice justo Mónica y el sexo, un programa maravilloso, en plena fase de duelo… Y de repente descubrí que me fascinaba el mundo de la pareja. Dije: “¿Hola? ¿Y yo hago música? “¡Si esto es mágico!”. Es maravilloso poder ver a una pareja y escuchar dónde realmente está el fallo. Son cinco tipo de lenguajes los que hablamos las parejas y en uno de ellos están fallando. Claro, cuando me propusieron otra vez hacer un reality, y además me contaron que las seis parejas eran personas completamente anónimas a los medios de comunicación, que iban a trabajar también con un detector de mentiras… y más después de ver el casting en el que todos terminaban con la misma frase… Les preguntábamos: “¿Vosotros, ahora mismo en qué punto estáis como pareja?”. Y todos contestaron: “En el mejor”. Así que ellos a lo mejor pensaban que había algún problemilla, pero no, había muchos más que no detectaban en ese momento.
- Este programa es más duro que La isla de las tentaciones a nivel pareja.
- Más duro, mucho más duro.
“Todas las personas que te han causado algún tipo de decepción en la vida se convierten al final en grandes maestros”
- Confianza, engaños, traiciones… Mantener el tipo cuando están pasando esas cosas entre las parejas no es fácil. ¿Qué ha sido lo más duro para ti?
- Al final soy una figura que, desde mi punto neutro, voy a ayudarles siempre. En los momentos en los que ha habido mucha tensión, en los momentos en los que se ha dicho “hay que entrar” porque sí, poder abrazarlos, tocarlos, mimarlos, darles un poquito de esperanza y sobre todo, enseñarles un poco un camino, ofrecerles un Eye Detect (el detector de mentiras) para esclarecer esa duda que a lo mejor les está matando, creo que eso es maravilla.
- ¿Qué ha sido lo mejor de esta experiencia para ti?
- Hay mucha cosas que me han sorprendido y me han llenado mucho, pero si pudiera decirte, al final, en el grueso de la experiencia, es que al principio ellos, desde su inocencia, pensaban que iba a ser simplemente un concurso y que la máquina Eye Detect no iba a ser tan infalible, y que no íbamos a saber tanto. Han salido del reality sabiendo muchísimas más cosas de las que ellos jamás hubieran pensado descubrir. Al principio era muy importante este dinero para ellos. Y conforme van pasando los días y las semanas, te vas dando cuenta de que ese bote es lo que menos importa. Y eso es lo bonito, que al final, lo que más les importa es la pareja.
- Resulta muy visual verte en el programa con tantos cambios de ropa. Has debido de llevarte treinta maletas…
- Yo no, el equipo de estilismo –ríe-. Si me tengo que poner esto o aquello, pues me lo pongo…si es que tienen muy buen gusto, así que me decían “Te he traído esto” y yo decía “vale, pues me lo pongo” –ríe de nuevo-.
- Y está el Eye Detect, esa máquina que detecta las mentiras con los movimientos de los ojos. ¿Te someterías a esta máquina?
¡Lo hice, me sometí! Claro, había que probarlo. Menuda experiencia. Estar en un reality con un Eye Detect y no probarlo... Ten en cuenta que es un software que utilizan en Estados Unidos para poder descubrir los delitos de sangre. Yo dije “lo quiero probar para ver si realmente es tan infalible”.
- ¿Y lo es?
- ¡No hay manera de mentir a la máquina, no hay manera! Son unos espasmos involuntarios que tenemos en el iris que no los podemos dominar, no se puede.
- Ya que tu experiencia es un grado en esto de los concursos de parejas, ¿tú participarías en uno?
- Sí, en este sí, claro. Imagínate, estoy con mi pareja, llevo un montón de tiempo con él, pero hay algo que no te cuadra, le pregunto y no… y de repente me dicen que están preparando un casting en Netflix donde el gran protagonista es una máquina de la verdad –ríe- y dices: “vamos a entrar”. A mí ya me va a dar igual el dinero, lo que quiero saber es si verdaderamente sigue valiendo la pena compartir mi espacio y mi vida con esta persona. Sí lo haría, sí. Aparte, te digo, compartir la vida con ellos en las villas ha sido muy bonito, porque era gente bonita.
- El año 2019 fue de cambios para ti, casi una revolución, tu divorcio, luego llegó el programa de Mónica y el sexo, que te llevó a viajar por todo el mundo… ¿En qué momento vital está ahora Mónica Naranjo?
- Estoy en un momento muy armónico, muy bonito, precioso en mi vida. Al final, cuando ya encuentras tu centro, te vas dando cuenta de que lo que sucedió era necesario para estar como estoy hoy y que la persona con la que conviví fue un gran maestro para mí, porque todas las decepciones o todas las personas que te han causado algún tipo de decepción en la vida se convierten al final en grandes maestros, con lo cual yo solo tengo palabras de agradecimiento.
“En la vida hay que ser auténtico, muy honesto con uno mismo y hacer lo que dicta el alma o el corazón, porque estamos aquí de paso”
- ¿Y el amor ha vuelto a llamar a tu puerta, Mónica?
- El amor siempre, el amor a mi perro, a mi familia (ríe). Mira, para mí el amor es en mayúsculas, es lo que mueve el mundo. Hay que amar y dejarse amar.
- ¿Qué te ha aportado la televisión en los últimos años? Porque has hecho muchos proyectos y bastante diferentes.
- A mí la televisión me aporta diversión. Me gusta mucho y, sobre todo, es desconexión. Porque si estás muy encima de la música, al final, de verdad, aburre. Yo llevo treinta años de mi vida haciendo música. Si dijeras que simplemente soy una intérprete te diría no, porque al final tengo mis momentos y un espacio un poco más aireado. Pero cuando eres tú la que se lo guisa y se lo come, la que compone, estás pendiente de las producciones, al final todo depende de ti de alguna manera, es muy cansino solamente hacer música. Entonces decidí hacer televisión porque para mí era muy importante poder desconectar para que, cuando me conectara, hacerlo con la misma ilusión de siempre, la misma de cuando empecé y ha valido la pena. La televisión es algo que me encanta, me lo paso muy bien, el mundo de las parejas me parece fascinante… Cuando me llamaron para ofrecerme este reality dije sí, o sea, sí. Me fascinó.
- ¿Crees que pueda suceder que las nuevas generaciones te conozca ahora solo por la televisión o también conocen y siguen tu música?
- Es un poco de todo. Hay personas que, por ejemplo, sobre todo estas nuevas generaciones, me han conocido a través de diferentes formatos que he hecho y hay personas que no, que me han descubierto a través de plataformas como Spotify o YouTube. Lo bueno que tiene el mundo cultural es que hay diferentes caminos y es fantástico.
- Gracias a los programas que has presentado hemos visto a una Mónica muy diferente a la diva que conocemos sobre el escenario.
- En el momento que subo a un escenario es cuando cambia el chip. Hasta ese momento, me llamo Mónica a secas.
- ¿Y cómo es la Mónica a secas entre amigos, por ejemplo?
- Pues no tiene nada que ver con el personaje –ríe-. El personaje es sufrido, altivo, así como muy distante y Mónica es todo lo contrario. Mi momento favorito del día es poder estar en el sofá de mi casa, con mis animales, y estar rodeada de mi familia. Ropa amplia, zapatillas deportivas, cero maquillaje, pelo sin peinar –ríe-. Todo lo contrario, esa es la que realmente soy yo.
“Tú eres dueña de tu destino y de tus actos y si decides que ese es el camino que tienes que tomar tienes que hacerlo, sea bueno o no”
- ¿Crees que con el paso de los años, con la edad, uno se va quitando capas y se va simplificando?
- Al final es como que vamos ganando confianza en nosotras mismas y necesitas menos capas. Yo siempre digo disfrazarte menos porque, a veces, nos disfrazamos mucho para suplir algunos miedos, algunos complejos. Sobre todo el complejo del ridículo. Pero en el momento en que pasas la barrera de los cuarenta y ya estás de vuelta de todo dices: “Es que necesito quitarme capas porque me pesa, ya no me hace falta, ya no tengo que protegerme tanto”.
- Cuando tenías catorce años un señor un poco estrafalario te paró y te dijo una frase que luego ha sido una lección de vida para ti. Era Dalí. ¿Cómo fue aquello?
- Sí, sí. La gente dice ¡es que has conocido a Salvador Dalí!. Pero en Figueras todas la gente conocía a Salvador Dalí. Él era una persona enamorada de la cultura y del arte y cuando sabía de alguien que quería dedicar su vida al arte siempre tenía un consejo sabio. Claro, era un consejo que cuando a mí me llegó, no entendí muy bien. Lo he comprendido muchos años más tarde. Era “déjate guiar por la pasión”. Y es verdad, al final yo viví un momento crucial en mi carrera cuando, después de dos discos que habían vendido millones de copias, tenía que realizar un tercer disco y me di cuenta de que no quería hacer la misma música. El cuerpo o mejor el alma, que no se equivoca, me pedía otra cosa.
- Y además tuviste un susto en un avión que también te ayudó a tomar esa decisión.
- Sí, porque te das cuenta que hoy estás aquí, pero al final es un suspiro, desapareces. En la vida hay que ser auténtico, muy honesto con uno mismo y hacer lo que dicta el alma o el corazón, porque estamos aquí de paso. Para mí fue un paso muy evolutivo en mi carrera, muy difícil porque de repente me encontré con toda la industria de cara y era muy joven, tenía veinte y pocos años, pero me dejé guiar por la pasión y no me equivoqué.
- ¿Es difícil dejarse llevar en la vida por la pasión siempre o hacer lo que uno quiere hacer?
- Es difícil por todo lo que tienes fuera, pero tú tienes que ver lo que quieres. Si te quieres dejar apresar o estar pendiente de lo que piensen los demás... ¡Eso es una pared tremenda! No me voy a vestir así porque mis fans no quieren que me vista así o no voy a hacer tal porque mis fans… no. O porque la industria quiere que lleve o que me tiña… no. Tú eres dueña de tu destino y de tus actos y si decides que ese es el camino que tienes que tomar tienes que hacerlo, sea bueno o no. Yo siempre he estado muy conectada con el alma, con el corazón y cuando estoy empecinada en que tiene que ser ahí, pues es que tiene que ser ahí y eso causa mucha inestabilidad a tu alrededor. Lo que yo siempre comento: hacia un artista todo el mundo opina, pero nadie sabe realmente, el que sabe es el artista.
- Me gustaría que me avanzases un poco de tu nuevo disco para 2022.
- El primer sencillo acaba de salir (el 4 de noviembre) y el disco verá la luz el año que viene. Se llama Mimétika y es un disco muy, muy, muy especial. Yo creo que es el más especial que he publicado. Producido por Chris Gordon que también produjo Tarántula y obviamente también por Pepe Herrero que está ahora conmigo en todo. Los tres nos hemos juntado, nos lo hemos cocinado y nos lo hemos comido. Lo que impera son los sonidos y la programación. Es un proyecto muy atractivo.