Olivia de Borbón y von Hardenberg ha recibido este fin de semana la Gran Cruz del Real Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias, máxima distinción que concede la corporación de esta comunidad en reconocimiento a su inestimable ayuda y colaboración en la realización de los diversos proyectos de la misma. El acto solemne presidido por el duque de Sevilla, Francisco de Borbón, junto a su hija comenzaba en la tarde (19:00 horas) del sábado con una misa celebrada en la Capilla del Rey Casto, de la Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador de Oviedo, donde se imponían las medallas a los nuevos caballeros y damas. A continuación (21:30h), tenía lugar una cena en el Hotel de la Reconquista de la ciudad para hacer entrega de los premios Trelles-Villademoros, Conde de Latores, Carreño-Miranda y Conde de Campomanes. Dichos galardones iban a parar, entre otros, a la Organización Iberoamericana de la Seguridad Social por su labor humanitaria, y al Grupo Telefónica por su trabajo en la economía.
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Acto con mucha tradición al que también asistían Cristina Fernández Chaves, Alfredo Leonard y Lamuño de Cuetos (consejero de relaciones institucionales), Iván Jancarek (embajador de la República Checa en España) y María Queipo de Llano, entre otros. Olivia de Borbón era condecorada por su progenitor con la unanimidad de todo el consejo de nobles, cumpliendo los acuerdos adoptados en junta extraordinaria del pasado mayo. La protagonista estaba acompañada en todo momento por su marido Julián Porras-Figueroa, que en 2018 fue nombrado caballero de mérito de dicha corporación. Durante la velada, veíamos cómo le dedicaba tiernas miradas y gestos de cariño a su esposa, algo que refrendaba después cuando posaban juntos ante la cámara. En el momento de la distinción, se destacaba en voz alta "la ingente dedicación y constancia en favor" de la organización por parte de Olivia de Borbón, que se convierte en la segunda mujer de la historia en ostentar dicho reconocimiento.
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Una vez hechos los honores, la homenajeada se levantaba de la mesa donde cenaba junto a su esposo y otras personas para recibir entre aplausos la Gran Cruz de manos de su padre. "Me enorgullece enormemente el que se haya decidido conceder esta medalla a mi hija Olivia", decía agradecido el duque de Sevilla ante todos los presentes. A continuación, tomaba la palabra la aristócrata nacida en Londres para expresar con gran emoción que "después de unos años, es realmente un placer poder veros a todos aquí y a los que han ingresado" en la corporación. "Daros las gracias porque esto significa muchísimo para mí", señalaba, al tiempo que dedicaba unas sentidas palabras a Manuel Ruiz de Bucesta, secretario-canciller del Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias, "porque eres el alma" de todo esto, declaraba para terminar su discurso.
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