La amistad de Susanna Griso y Joaquín Güell se ha ido afianzando poco a poco y, finalmente, ha dado paso al comienzo de una nueva relación. Desde que surgieran, el pasado verano, los rumores acerca de su amistad, la periodista y el financiero —director de un fondo de capital de riesgo y exmarido de la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo— se han convertido, sin quererlo, en centro de la atención mediática como una de las parejas más buscadas. A principios de octubre, publicábamos en exclusiva sus primeras imágenes juntos por Madrid, pero, por entonces, ninguno de sus gestos evidenciaba que fueran pareja, a pesar de que su complicidad era evidente. Ahora han dado un paso más con la escapada que han hecho a Marruecos.
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Después de que la periodista, que conduce, desde 2006, el programa Espejo público, estuviera estos días en La Palma, cubriendo la última hora del volcán, puso rumbo a Tánger con el financiero. La pareja aterrizaba el sábado por la mañana y, nada más llegar, almorzaron en un restaurante de la playa con un amigo que los recogió en el aeropuerto. Para alojarse, eligieron un riad-boutique de lujo situado en el corazón de la kashba de Tánger, por donde han estado haciendo turismo y disfrutando de la magia de sus calles.
La discreción siempre ha sido una máxima en la vida de Susanna, a quien han preguntado por Joaquín en varias ocasiones desde que salió a la luz su especial amistad. La primera, el día de su cincuenta y dos cumpleaños, el 8 de octubre, y, con una sonrisa, dijo que no iba a hacer ningún comentario. Semanas después, acudía a la presentación del libro de Iván Redondo, colaborador de su programa, y allí se limitaba a responder: “Me sonríe la vida, que ya es mucho”, según recogía la cadena Cope. También contaba que la mayor parte de su tiempo lo ocupa su trabajo, aunque, esta vez, ha sacado hueco para desconectar unos días con su nueva ilusión.
“Me sonríe la vida, que ya es mucho”, declaraba recientemente la periodista, al ser preguntada por su situación personal
Un nuevo comienzo
Las pasadas Navidades, Susanna Griso y Carles Torras decidían replantearse su futuro, después de veintitrés años casados y tres hijos: Jan, de dieciocho años; Mireia, de dieciséis, y Dorcette, nacida hace siete años, en Costa de Marfil, y adoptada en 2018, además de Koudus —el joven que acogieron, procedente de Ghana, en 2019—. “Estamos en un paréntesis de pareja”, manifestaba a ¡HOLA! después de que surgieran las primeras informaciones sobre su separación. Por entonces, no cerraba la puerta a una reconciliación, pero lo cierto es que sus vidas han seguido rumbos separados, aunque unidos por sus hijos. Este verano, nos hablaba, en la Gala Starlite, de cómo era esta nueva etapa: “Estoy fenomenal y disfrutando de mi libertad. Tengo muy buena relación con mi exmarido”.
Por su parte, Joaquín Güell está divorciado, desde 2018, de Cayetana Álvarez de Toledo, con quien tiene dos hijas. A sus cincuenta y tres años, trabaja y vive en Londres, aunque también pasa tiempo en Barcelona y Madrid, y desciende de dos de las familias más importantes de Cataluña y País Vasco. Su tatarabuelo paterno Eusebio Güell y Bacigalupi, primer conde de Güell, fue mecenas de Antonio Gaudí (de ahí que el Parque Güell, de Barcelona, lleve el nombre de la familia), y por parte de su madre, Isabel Ampuero y Urruela, pertenece a una conocida familia de Bilbao, cuyo abuelo, José Joaquín Ampuero del Río, ayudó a crear el Banco de Bilbao.