Un cocinero, un jugador profesional de póker y una cómica, entre otras personas, llegan a una casa creyendo que están en la última ronda para entrar al programa, pero lo cierto es que ya están dentro del mismo. Doce personas que luchan por un premio de cien mil euros. Así es, a grandes rasgos, Insiders , el primer reality show de Netflix, conducido por Najwa Nimri, que se ha convertido en un éxito en escasos días. Es difícil definir un programa cuando su punto fuerte es precisamente no conocer nada para vivir la experiencia de manera total. Aquí, nadie sabe, las normas por escrito no existen y todo puede ser verdad o no.
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Hablamos con Nicole Delgado, la ganadora de este ‘experimento’ sin precedentes que da una vuelta de tuerca (o varias) a los realities que conocemos.
-¿Cómo definirías la experiencia de Insiders?
-Inquietantemente maravillosa –ríe– porque… ¡madre mía! Han jugado muchísimo con nosotros, pero también hemos sabido jugar nosotros con ellos, así que ha sido una montaña rusa de emociones y de descubrimientos.
-¿Qué has aprendido de ti misma en este programa?
-Abrirme a tanta gente y dejar que se abran conmigo, descubrir a personas maravillosas y dejarme querer. Me cuesta mucho encontrar a alguien que me quiera y encontré a mucha gente que empatizó conmigo, que me quiso, me cogió un cariño incondicional y sin esperar nada a cambio. He aprendido que tengo que confiar más en las personas porque hay más personas bonitas que malas.
-¿Antes no confiabas en la gente?
-No, era bastante desconfiada, quizás por el miedo a que te hagan daño. Me costaba mucho dejarme querer y me costaba creer que me estaban queriendo. Así que encontrar tanta gente maravillosa que te da un abrazo cuando lo necesitas sin pedirlo, es muy emocionante. Descubrí que me tenía que dejar querer porque me hacía más feliz todavía.
-Tú eres una mujer de carácter, se ve en el programa.
-Mucho.
-¿Tú crees que has forjado ese carácter por lo que has tenido que pasar en tu vida?
-Sí, claro, todos somos una construcción de nuestras vivencias y se sigue construyendo a lo largo de la vida. Somos un edificio y siempre vamos construyendo una planta, otra planta más… y todo eso se debe a nuestras vivencias. Y sí, ese carácter se ha forjado de todo lo que he vivido, pero me gusta el carácter que he adquirido, no quiero desprenderme de él. Quizá dosificarlo, pero no perderlo.
-La organización juega con vosotros permanentemente, descolocando, cambiando las reglas y vosotros habéis seguido el juego. ¿Vivíais pensado en la estrategia para ganar?
-No. Sí es verdad que cuando entras a un reality siempre tienes la expectativa de “bueno, voy a jugar, voy a seguir esta estrategia, quizás esto pueda funcionar, esto me puede llevar más lejos”, pero es que era un reality tan distinto que no tenías capacidad de improvisar por ti mismo. No podías crear un juego ni crear una estrategia, te tenías que dejar llevar, y fue lo que hice. Dejarme llevar y afianzar amistades con la gente, porque te tenías que refugiar en ellos. Todos estábamos siendo engañados. Y si no buscabas aliados, ibas en el juego sola, así que yo preferí hacer amistades en vez de obcecarme en cómo llegar hasta allí.
-Hiciste amistad con muchas personas, entre ellos Iván, Hugo y Fama. De hecho, Hugo lo cambió todo, él echó a Fama para salvarte a ti. En ese momento no lo entendiste, pero te llevó hasta la victoria. ¿Le has dado las gracias?
-Claro. ¡Vivo con Hugo! Nos hemos mudado juntos, se ha convertido en… yo lo definía la primera vez como “el oráculo”. Él te pone la mano, te da una respuesta y te relaja, y se lo agradecí muchísimo, pero es verdad que sentí muchísimo dolor, porque quitarme a Fama en ese momento fue dejarme coja, era dejarme sola. En ese momento pensé: “Pero, ¿ por qué quiere que esta gente me machaque? Me va a dejar sola, no voy a tener a nadie a quien abrazar”, y me abracé al jersey de Fama –ríe–.
-¿Cómo ha sido la vuelta a la vida real?
-¡No me ha dado tiempo! He pasado el verano guardando el secreto, sin podérselo confesar a nadie, sin poder recibir un consejo. Después me he mudado a Madrid, todavía me estoy aclimatando al ambiente de la ciudad… Tengo tantas cosas en la cabeza que todavía no he conseguido esa tranquilidad mental que necesito. Este fin de semana me voy a relajar, voy a desconectar del móvil, voy a apagar televisores, me voy a comprar un vinito y voy a descansar, y ya el lunes me pongo a ello.
-¿Qué vas a hacer con los 100 mil euros del premio?
-Mi cambio final. Completar mi etapa y terminar mi transición, era lo que necesitaba, lo que quería. No pensaba conseguir el premio, era muy difícil, pero lo conseguí. Ya lo tengo, simplemente hace falta invertirlo, así que lo voy a invertir.
-¿Fue el motivo por el que te presentaste al programa? Un programa muy diferente porque no se sabía nada de él.
-Sí. Tenía muchas ganas de conseguir el dinero para operarme, pero también tenía muchas ganas de dar una visibilidad distinta a la que se le ha dado muchas veces en los medios a la comunidad trans, y quería demostrar que somos personas normales como cualquier otra, y he sido premiada por ello. ¿Qué más le puedo pedir a Insiders? Que me pidan ellos a mí –ríe–.
-A partir de ahora, ¿qué esperas de la vida?
-Vivirla feliz. Es lo único que quiero. Completar mi etapa final en mi transición, es como volver a nacer, y a partir de ahí en adelante, que sea todo más fácil, por favor.
-¿Iván sigue siendo tu amigo?
-Sí, es mi amigo.
-¿Habéis solucionado las rencillas del pasado?
-Sí, las ha solucionado él –ríe–. Sí, lo hemos solucionado y somos amigos y lo quiero como es él. Si no lo aceptas como es, entonces no le vas a querer nuca y yo le quiero.
-De todo el programa y de todas las mentiras que os contaron, cómo os manipulaban… ¿Qué es lo que más te sorprendió y lo que más gracia te hizo también?
-El algoritmo. Fue lo que más me sorprendió. Me engañaron, me utilizaron, me maniataron…–ríe– me machacaron muchísimo con la empatía. De todo podíamos desconfiar, pero no del algoritmo porque de eso dependía tu permanencia. Y descubrir luego, al final, cuando ya era ganadora, que el algoritmo era una mentira, que no existía, fue muy fuerte.