El próximo dos de enero de 2022 se cumplirán 25 años de la retirada de Miguel Induráin. Desde el anuncio de su adiós, el ciclista navarro se ha entregado a una vida prácticamente anónima que transcurre alejada de los medios de comunicación. Este mito mundial, considerado uno de los mejores de la historia de este deporte y poseedor de un palmarés único en el que figuran cinco tours de Francia consecutivos, abrazó desde el primer momento un perfil bajo que consiste en dedicar la mayor parte de su tiempo a, entre otros negocios publicitarios e inmobiliarios, su fundación homónima, cuyo objetivo es el fomento del desarrollo del deporte de alto rendimiento de los deportistas navarros.
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Joven y navarro es precisamente el primero de sus tres hijos, Miguel, fruto de su matrimonio con Marisa López de Goicoechea y su heredero natural. De 26 años, también se dedica al ciclismo, donde triunfa de manera amateur. No siempre fue así. En 2013 fue campeón de Navarra júnior de ruta y contrarreloj y, entre 2014 y 2016, formó parte del equipo Caja Rural-RGA. Desde 2018, reside en Mallorca, donde aprovecha las horas de sol y la cantidad de rutas ciclistas que ofrece la isla balear. Allí, ha participado en algunas carreras y ha obtenido algunos triunfos como la victoria en el Memorial Francesc Alomar, en Sineu. El joven combina su pasión por las dos ruedas con su trabajo en Rapha, una compañía inglesa que vende ropa de ciclismo en el centro de Palma. Miguel comparte su vida con una joven llamada Lena Severina.
No hay duda de que Miguel es el perfecto sucesor de su padre. Y de su madre, porque Marisa López de Goicoechea también es una apasionada del ciclismo. Nacida en el País Vasco en 1964, conoció a Induráin en las celebraciones posteriores a la subida al Txitxarro en 1988. Intimaron cuando ella empezó a trabajar en las oficinas de la Clínica Universitaria de Navarra, donde Miguel acudía a someterse a chequeos médicos, según cuenta el biógrafo del ciclista, el periodista Alasdair Fotheringham.
Miguel, que en unas semanas volverá a estar de actualidad por la efeméride de su retirada, tiene otros dos hijos: Jon, que se se acaba de graduar en Administración y Dirección de empresas y es un apasionado del balonmano, deporte que ha llevado a cabo en algunos clubes, como el Club Huarte, y Ana, la más pequeña de los tres, al parecer también es una enamorada del balonmano. Pero de todos ellos es Miguel Junior el que ha seguido la inolvidable estela de su padre, el gran mito del ciclismo Miguel Induráin.