Impacta. Y no sólo por su metro setenta y ocho de alto, su pelo de anuncio de televisión y sus ojos color miel, que le valieron el título de Miss Argentina, siete años atrás, y un primer contrato con Whilelmina Models, una de las mejores agencias de modelos del mundo. Decidida, segura de sí misma, Valentina Ferrer (28) avanza, sin importerle si delante hay un jurado, una cámara, una alfombra roja o la misma vida. Va hacia adelante, sin miedos y con absoluta naturalidad, consciente del poder que tiene el deseo.
La modelo cordobesa (nació y se crio en Villa Santa Cruz del Lago, a siete kilómetros de Carlos Paz) está contenta. “Llena”, como repetirá a lo largo de este reportaje, el segundo con ¡HOLA! Argentina. El 27 de junio pasado, Valentina dio a luz a Río, su primer hijo con J. Balvin (36), una de las máximas estrellas del reggaetón, y la felicidad que siente inunda las fotos que ilustran estas páginas y la charla, que se da un viernes, al fresco, mientras su hijo duerme la siesta en el departamento de Manhattan que ahora llama hogar.
“Cuando me decían ‘Valen, vas a ver lo que es tener un hijo, te cambia la vida por completo’, yo no lo creía. Nunca dejé de ser yo, pero ahora estoy en paz, me siento plena”, dice, mate en mano, con franqueza. Lleva una camiseta oversized de Metallica, mallas de ciclista y zapatillas. Se ve fenomenal y, desde los primeros minutos de la conversación, se encarga de que el humor sea como el de dos amigas que se ponen al día.
“José (J Balvin) lo baña, le da el biberón, le cambia el pañal… Al principio me iba sola al café de la esquina para ver qué hacía con el bebé”, revela
“Antes, manejaba mis horarios y ahora todo mi schedule [agenda, en inglés] gira en torno a Río. Desde las doce del mediodía hasta las cuatro y media de la tarde, que duerme, tengo tiempo para hacer mis cosas”, arranca la maniquí, que ya volvió al modelaje (ahora es parte del staff de Elite Models) y sigue al frente de Kapowder Superfoods, una compañía de suplementos nutricionales veganos que tomó durante su dulce espera para aumentar la energía y sentirse bien. “Vamos a sacar una línea con todo lo que necesité y dentro de poco van a salir unos productos que usé para cuidar la piel, que también es muy importante en el embarazo”, explica, entusiasmada.
–Durante los primeros meses, cuesta dejar a un hijo. La conexión es instintiva, física.
–Ay, sí… Paso unas horas sin verlo y cuando siento que se va a hacer la hora y que me lo van a traer, me entran unos nervios. Ni con un candidato a los quince años, te juro. No sé qué voy a hacer cuando venga con una novia. Nunca fui celosa y ya me imagino diciéndole a la pobre chica: “Mi amor, sentate acá, tenemos que hablar”.
–Río, tu hijo, va a cumplir cuatro meses y aún no le conocemos la cara, ¿por qué?
–Quiero que él decida qué quiere para su vida. Mi familia [padre, madre y cuatro hermanos] es cero redes sociales, muy hippie y de los deportes acuáticos y si Río quiere ser igual, hay que respetarlo. Si él quiere ser conocido, vamos a ser los primeros en apoyarlo con su papá, pero si él no quiere, ¿por qué hacerlo nosotros? El día que quiera mostrarse, voy y empapelo la ciudad con sus fotos.
–¿Cómo eligieron su nombre?
–Estábamos hablando con la hermana de José [así llama a el cantante colombiano, cuyo nombre completo es José Álvaro Osorio Balvin] y su marido, que dijo “Río” y nos encantó. Es el río que fluye, como dice en la canción [se refiere a la balada Querido Río que Balvin le dedicó a su hijo al poco de nacer]. Es corto, práctico.
Un nacimiento con calor cordobés
–¿Qué fue lo que más te sorprendió del parto?
–El momento en que me lo pusieron en el pecho. En Argentina, te lo enjuagan un poco, acá va directo. Fue una sensación increíble, dije: ‘Ya estoy lista para tener otro’.
–En general, las embarazadas le temen al ‘Día D’.
–Sí, pero llega un punto en que querés que nazca y te olvidás. A ver: las contracciones duelen un poco, no vamos a mentir, pero la felicidad de conocer a tu hijo, de verle la cara por primera vez, es más fuerte.
Todos los cuerpos son diferentes, pero la mente es la mitad de las cosas. El nacimiento de Río fue rápido y fácil, duró 25 minutos.
–El físico ayuda, entrenas desde hace años.
–Te digo una palabra: Pilates. En Pilates aprendés a conocer tu cuerpo y llevás la fuerza adonde la necesitás. No hacés fuerza de más, ni para otro lado.
–¿Dónde nació Río?
–En un sanatorio en Long Island, a dos horas de donde estamos. Me encantó un doctor que trabajaba ahí. A mí no me gustan esos lugares que pueden ser espectaculares, pero súper fríos. Quería que su nacimiento fuera cálido.
“Quiero que mi hijo vaya a Carlos Paz, que se críe entre sus primos y sepa defenderse. No quiero que sea un niño de ciudad”
–¿Cómo vivió el nacimiento José?
–Súper bien, me acompañó en todo momento. Mi papá y mi mamá también, ellos estuvieron conmigo hasta el parto, que fue algo íntimo, de José, mío y el bebé. La noche anterior parecía un pijama-party (una fiesta de pijamas).
–¿Qué significa la llegada de este hijo para la pareja?
–Río es luz, es energía, es todo. Te da una fuerza superior. Siempre fui segura de mí misma, pero ahora tengo mayor firmeza. Es un ‘muévanse que ahí vengo yo’ y si no se van a mover, no me importa. Busco por otro lado, hago otra cosa.
El amor en equilibrio
–¿Cómo se está llevando Balvin con la paternidad?
–Bárbaro. El problema va a ser él: le va a dar todos los gustos y yo voy a quedar como la bruja. A muchos hombres les da miedo agarrar al bebé, sienten que lo van a desarmar y él no: lo baña, le da el tetero [así se le dice al biberón en Colombia], le cambia el pañal… Yo le dije: ‘Todo bien, pero esto es en equipo’. No sirve que una empuje sola para adelante en todo. Al principio, me iba veinte minutos al café de la esquina, para ver qué hacía con Río. Quería que aprendiera a tenerlo solo.
–José habla mucho sobre su batalla contra la depresión y la ansiedad en sus redes sociales.
–La paternidad le da mucha paz y está más equilibrado. Ser padre le sienta muy bien, lo ayudó mucho.
–Estáis juntos desde hace cuatro años y medio. ¿Qué te enamoró de él?
–José es muy especial, sensible y cariñoso. Eso es lo que me enamoró y me mantuvo siempre conectada a él.
–Al principio, tuvieron una relación a la distancia.
–Sí, pero para mí era lo normal. Llevamos dos años sin separarnos: me tocó hacer la cuarentena en Colombia y ahora estamos instalados acá, en Nueva York.
–A muchas parejas, la cuarentena las liquidó.
–La convivencia no es fácil para todo el mundo y a nosotros la cuarentena nos ayudó. Uno se da cuenta de que puede convivir en el día a día, que no hay roces, que se lleva bien… Ser padres era un sueño compartido, los dos siempre quisimos formar una familia. Puede sonar duro, pero nunca hubiera tenido una relación con una persona que no quería tener hijos.
Vida de estrellas
–Lo siguen más de 49 millones de personas, tiene 5 Grammy’s, entre otros tantos premios. ¿Cómo es estar al lado de una estrella como él?
–Es su trabajo. La gente cree que es difícil y nada que ver. Me encanta lo que hace y lo aplaudo, pero para mí lo más importante es cómo es José de las puertas para adentro. Es un chico, tengo dos hijos, por no decir tres, con Enzo, el perro [Se ríe].
–Debes haber conocido a personas increíbles a su lado.
–No soy de hablar de esto, pero alguien que respeto mucho y que me impresionó por su simpleza cuando la conocí fue Beyoncé. No hay nada más difícil que llegar al lugar en el que está ella y seguir teniendo los pies en la tierra… Y ese es mi trabajo con José.
Preguntada sobre la depresión de Balvin, dijo: “Ser padre le sienta muy bien [a José], lo ayudó mucho. Está más equilibrado, la paternida da mucha paz”
–¿Es de sorprenderte con joyas de regalo?
–Soy cero de esas cosas, uso aros de H&M. Me enamora más no tener yerba para el mate y que me la consiga. Una vez, me tiraron la bombilla a la basura en un hotel y casi me da un ataque. Ahí sí le dije: ‘Necesito que uses a J Balvin, lo que sea, y que me consigas otra’ [Se ríe].
–¿Qué ves en tu futuro juntos? ¿Hablan de boda?
–Nada… Soy de fluir. Uno, a veces, se enreda en el futuro y yo prefiero vivir el presente. Nunca soñé con casarme y si en algún momento de mi vida lo hago, sería algo íntimo, para nosotros.
En contacto con la naturaleza
–¿Manhattan va a ser el hogar de Río?
–No lo sé, no proyecto tanto.
–El año que viene podría arrancar jardín allá.
–Sí, pero imagínate a la profesora: ‘¿Río tiene que viajar de vuelta?’
“La convivencia no es fácil para todo el mundo y a nosotros la cuarentena nos ayudó. José es sensible, cariñoso y muy especial”
–¿Qué esperas para sus primeros años de vida?
–Disfrutarlos al máximo. Mi familia va a hacer un viaje en motorhome (autocaravana) por acá y yo voy a ir unos días con él. No quiero que sea un niño de ciudad, me parece importante que tenga contacto con la naturaleza, que vaya a Carlos Paz, que se críe entre sus primos, que tenga el roce de la pelea y que sepa defenderse.
–¿Te gustaría darle hermanos?
–Siempre dije que quería tener más hijos, pero ahora, ya, no. Hay que ver…