Desde que tuvo al pequeño Kai en agosto de 2020, en plena pandemia, Ona Carbonell ha estado completamente volcada en compaginar su maternidad con la natación sincronizada, disciplina con la que representó a España este verano, en los Juegos Olímpicos de Tokio. A pesar de todo, la capitana de la Selección no quiso faltar a la reciente première de El buen patrón, la película en la que Javier Bardem se vuelve a poner a las órdenes de Fernando León de Aranoa. A la cita, Ona acudió acompañada por el gimnasta Pablo Ibáñez, padre de su hijo. “Nos hemos escapado y una noche romántica siempre va bien”, confesó la nadadora a ¡HOLA! “Me encanta el cine, las palomitas… Me encanta el cine español. Luego, Bardem es un crack donde los haya”, nos añadió Ona sobre la cinta, que ha sido seleccionada por la Academia del Cine para representar a España a los Oscar.
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-Háblanos de tu pandemia porque ha sido una auténtica montaña rusa.
-Sí. Ha sido muy duro, porque, al formar parte de un equipo y tener que justificarnos, estuvimos casi todo el año en una burbuja. No pude ver a mis abuelos, a mis tíos… Conocieron a mi hijo cuando ya tenía un tiempo. Durante todos estos meses, no hemos podido hacer nada y ha sido superduro.
-Pero has elegido el mejor momento para ser madre.
-También es verdad (ríe).
-¿Cómo estás viviendo la experiencia, siendo encima primeriza?
-Jo, superbonita. Es lo mejor que he hecho nunca. Estamos encantados y el bebé es maravilloso. Ahora intentamos poder aprender y disfrutar a máximo.
“No estoy como estaba antes, pero también es importante hablar de ello: somos madres y no pasa nada”
-¿Te deja dormir el pequeño?
-Fue durillo al principio, cuando tenía que darle el pecho cada tres horas y levantarme pronto para entrenar. Luego, ya empezó a dormir mejor. Pero es supersimpático (sonríe).
-Te recuperaste en tiempo récord.
-Bueno, no te creas. Todavía no tengo los abdominales que tenía antes.
-¿No? ¡Pero si has vuelto a la competición!
-A nivel deportivo, estoy muy bien. Pero creo que las caderas las tengo un poco más anchas. No estoy como estaba antes, pero también es importante hablar de ello: somos madres y no pasa nada. Pero sigo teniendo un poco de michelín…
-Anda, anda.
-Un poquito, no te creas (ríe). Pero es importante decirlo, que tienes un hijo y tu cuerpo te cambia.
-¿Cómo compaginas la maternidad con un deporte de élite?
-Es difícil, muy difícil, porque dedico muchas horas [al deporte], dado que tu cuerpo es tu herramienta de trabajo y ha sufrido un cambio muy grande.
-También será un sacrificio tener que dejar al bebé en casa.
-Sí, sí.
-¿Cuántas horas dedicas a entrenar?
-Diez horas al día, seis días a la semana.
-¿Has llegado a tener conflictos internos sobre tu papel como madre?
-Sí, sí. Hay muchos momentos en los que te planteas eso. Luego, pienso que, cuando mi hijo crezca y sea mayor, estará orgulloso. Además, hay que reivindicar esa conciliación que aún falta en el deporte, que se puede ser madre y volver al máximo nivel. No es fácil, pero, cuando estoy con mi hijo, lo doy todo.
“No tan pronto, pero sí queremos darle un hermanito [a Kai]”
-¿Imaginabas que te incorporarías tan pronto al trabajo?
-No lo tenía tan claro, pero mi entrenadora sí (ríe). Cuando estaba embarazada, ya me decía que entrenaría pronto (ríe).
-Y cuando retomaste el deporte, ¿qué te dijo tu familia?
-Que estaba loca, como todo lo que hago (ríe).
-¿Te planteas aumentar la familia?
-Sí. No tan pronto, pero sí queremos darle un hermanito [a Kai].
-¿Vendrá antes la boda o el segundo bebé?
-No lo sé… (ríe).
-Te estás ruborizando… ¿No será que ya hay planes de boda?
-No, no, no (ríe).
-Por último, ya que estamos arrancando el curso, ¿qué propósito personal te has fijado?
-Cuidar mi cuerpo, porque tengo mil mini-lesiones.
-¿De qué tipo?
-Distensiones. Si las enumero, no acabo (ríe).