Nuevo México. Todo listo para el rodaje de una escena del western Rust, en un rancho de la zona. El equipo se prepara, los actores se colocan en el set, el equipo técnico tras las cámaras… Nada hace presagiar lo que está por venir. Alec Baldwin , el protagonista de la película, ensaya el plano a punto de filmarse, enfunda y desenfunda en cruz su revolver colt y dispara. Se trata de una película como aquellas antiguas del oeste, con planos directos, el rostro del malo hacia los espectadores, como si la bala subjetiva se dirigiera al patio de butacas. Por eso, mira a cámara y aprieta el gatillo. De repente, la directora de fotografía, pendiente de todo lo que sucede, se queja de un intenso dolor de pecho y, en cuestión de segundos, cae al suelo ante los ojos atónitos del director de la cinta, que también resulta herido. Comienzan los gritos, la desesperación ante la incertidumbre de lo ocurrido, las llamadas a emergencias… Y, atónito, el actor se da cuenta de que, sin saberlo, su arma ha disparado munición real y ha herido mortalmente a su compañera, Halyna Hutchins, de cuarenta y dos años y madre de un niño de nueve, quien morirá unas horas después en el hospital.
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Una vez más, la realidad supera a la ficción, que, en esta ocasión, tiene, desgraciadamente, un fatídico final. En un segundo, todo cambia radicalmente. Ya nada será como antes y el jueves 21 de octubre quedará grabado para siempre en el imaginario de Hollywood, que añadirá otro rodaje maldito a su larga lista. La tragedia ha dado la vuelta al mundo, aún ahora, al cierre de esta líneas, preguntándose conmocionado cómo ha podido ocurrir algo semejante en pleno siglo XXI.
Las palabras del actor
“No hay palabras para transmitir mi conmoción y tristeza por el trágico accidente que se llevó la vida de Halyna Hutchins, esposa, madre y colega nuestra profundamente admirada”, escribió el actor en Twitter, absolutamente devastado por lo sucedido. “Estoy cooperando plenamente con la investigación policial para abordar cómo ocurrió esta tragedia y estoy en contacto con su marido, ofreciéndole mi apoyo a él y a su familia. Mi corazón está roto por su esposo, su hijo y todos los que conocieron y amaron a Halyna”, concluyó en su comunicado Baldwin, que el sábado fue fotografiado abrazando al viudo y al hijo de su compañera.
“No hay palabras para transmitir mi tristeza”, asegura el actor, que fue fotografiado, destrozado, a las puertas de la oficina del sheriff de Santa Fe, y ha anunciado su retirada temporal
Alec compartió con ellos el inmenso dolor que sienten por lo ocurrido mientras que se siguen esclareciendo datos sobre este terrible suceso. Las primeras imágenes del actor tras la tragedia le muestran destrozado, casi sin poder respirar y mantenerse en pie. Poco después, se sabía que ha anulado todos sus proyectos y se retira temporalmente. “Está aún tratando de comprender lo sucedido. Va a intentar volver a encontrar la calma y centrarse, como ha hecho en el pasado en momentos muy complicados”, cuenta una fuente de su entorno a People.
Dos nombres
“Todavía no podemos creer que Halyna esté muerta y que su madre se esté volviendo loca de dolor”, ha declarado su padre, Anatoly Androsovych, al diario The Sun, “pero no responsabilizo a Alec Baldwin, es responsabilidad de las personas de utilería que manejan las armas”. Precisamente por ahí van las primeras investigaciones judiciales, que comienzan apuntar a una negligencia en cadena. La atención se ha centrado en Dave Halls, ayudante de dirección y un nombre habitual en los rodajes, que entregó el arma al actor al grito de ‘pistola fría’, lo que en jerga cinematográfica quiere decir sin munición real. Y en la armera Hannah Gutierrez-Reed, de veinticuatro años, que preparó las tres armas que estaban en el carrito del que Halls cogió la que le dio al actor. Poco antes de unirse al rodaje aseguró no sentirse preparada para la función que debía desarrollar. “Estuve a punto de no aceptar el trabajo porque no estaba segura de estar preparada, pero, al hacerlo, todo fue muy bien”, dijo al podcast Voces del Oeste. Además, reconoció que lo que más miedo le daba era cargar balas de fogueo, porque no sabía cómo hacerlo y le pidió ayuda a su padre, un prestigioso armero llamado Thell Reed. Según rumores entre los trabajadores, los tres asistentes de la armera habrían estado disparando con ese arma fuera del rodaje días antes del accidente. Sin embargo, no se han presentado cargos ni se han realizado detenciones, de momento.
Se ha sabido también que ha habido protestas por supuestas malas condiciones laborales y falta de seguridad. Según fuentes citadas por el diario Los Ángeles Times, media docena de asistentes y operadores de cámara dimitieron en bloque el día del fatal accidente, ya que en las jornadas previas hubo problemas con esa misma arma, que, en su opinión, no estaba correctamente supervisada.