Este miércoles, 27 de octubre, hay una celebración especial en el hogar de Mar Flores: el dieciocho cumpleaños de Mauro, el mayor de los cuatro hijos que la diseñadora y emprendedora tiene con Javier Merino. Un joven deportista y discreto (tiene su perfil de Instagram en modo privado para mantenerse alejado del foco mediático) que acaba de iniciar una nueva etapa en la universidad, tal como nos contaba Mar el pasado mes de agosto en un excepcional reportaje publicado en esta revista: “El día que se graduó en el colegio me di cuenta de que empezaba a volar solo y ahora, en septiembre, comienza sus estudios universitarios”. Y, orgullosa, añadía: “Parece que le atrae la economía, es realmente un crack y estoy segura de que logrará todo lo que se proponga porque es muy perseverante”.
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Cabe recordar que, de su matrimonio con el empresario Javier Merino, de quien se separó en 2016 tras dieciocho años de relación, Mar tiene otros tres hijos: Beltrán, de quince años, y los mellizos, Bruno y Darío, de diez, que hicieron la Primera Comunión el pasado mes de junio. Con su primer marido, el italiano Carlo Constanzia di Castiglione, la fundadora de la marca MFM es madre de otro varón, Carlo, que, a sus veintiocho años (cumplirá veintinueve el próximo 13 de noviembre), triunfa en el mundo de la interpretación gracias a su papel de Jairo en la serie Toy Boy, de Netflix.
“Diría que mis hijos son buenas personas, son niños empáticos y con un gran corazón. Esas son cualidades comunes a los cinco”, confesaba también Mar, para acto seguido reconocer la admiración que sienten Mauro, Beltrán y sus mellizos por su hermano mayor. “Observan desde fuera y alucinan. Saben que ser famoso conlleva responsabilidades para con la sociedad e implica también algunos riesgos. Ellos prefieren el anonimato y yo lo agradezco”.