La industria del cine no es nada fácil y el éxito tan pronto viene como se va. Una afirmación que bien conoce Brendan Fraser, el actor que enamoró a tantos en los años 90 y 2000 cuando interpretó a George de la Jungla o protagonizó La momia, y que pese a ser uno de los actores más cotizados de la época desapareció de los focos una década más tarde y durante más de siete años. En los últimos tiempos, el intérprete ha estado intentando recuperar la carrera que perdió entonces, porque cuando por fin estuvo en condiciones de volver a su lugar en Hollywood... ya nadie le esperaba, y tuvo que conformarse con un segundo plano. Sin embargo, ha conseguido renacer y volver a hacerse su sitio, convirtiéndose en un perfil totalmente diferente del de conquistador que tenía hace 20 años.
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Esta semana se ha anunciado que Brendan Fraser será el encargado de interpretar a Firefly en la película de Batgirl que prepara HBO Max, un papel que rechazó previamente Sylvester Stallone, lo que parece indicar la vuelta definitiva del actor a las alfombras rojas. Tiene tres títulos pendientes de estreno (Killers of the Flower Moon, The Whale y Behind the curtain of night), y está rodando otro filme más, al que ahora se suma el de la superheroína de DC Comics. Una agenda de lo más ocupada con proyectos de todo tipo, que van desde lo más indie hasta lo más comercial, pasando por un proyecto que podría hacer ruido de Oscar tras su estreno.
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Una actividad incesante que contrasta con los años previos, y con las declaraciones del propio Brendan Fraser recientemente, emocionado por su nueva oportunidad en la industria del cine. El pasado mes de agosto, charlando con una fan en una red social de vídeo, aseguró que sentía un poco de ansiedad por el estreno de su nueva película, Killers of the Flower Moon, dirigida por Martin Scorsese. Ella respondió diciendo que sus seguidores le apoyarían y al actor, de 52 años, se le llenaban los ojos de lágrimas. Su reacción se explica precisamente por ese tiempo alejado de Hollywood, entre 2008 y 2016, en el que solo consiguió trabajar en proyectos pequeños, de bajo presupuesto, en muchas ocasiones como secundario y alejados de los grandes éxitos a los que se había acostumbrado.
En una entrevista que ofreció el intérprete a la revista GQ en 2018 aseguraba que diez años antes su cuerpo estaba completamente destrozado por el exceso de trabajo: "Estaba esforzándome demasiado, de una manera que llegó a ser destructiva". "Cuando hice la tercera película de La Momia [en 2008] en China me sostenía con esparadrapo y hielo, tenía mis preferencias de packs de hielo, me gustaban los de ciclistas porque son pequeños y ligeros y te caben bajo la ropa. Estaba construyéndome un exoesqueleto cada día", contaba, añadiendo que se pasó después casi siete años de quirófano en quirófano intentando arreglar todas las lesiones que acumulaba. No fue hasta 2016 cuando reapareció en televisión, en la serie The Affair, y su primera entrevista en años se hizo viral porque los fans le encontraron terriblemente triste. Su madre había muerto de cáncer solo unos días antes y se sentía totalmente fuera de lugar, era la primera vez en su carrera que formaba parte de un formato online como ese.
Esta sinceridad y vulnerabilidad de las que presume se suman a ese factor equis, a esa cualidad de estrella que tiene Brandon Fraser, que brilla a través de sus deslumbrantes ojos azules, que hace que aquellos que le alguna vez le quisieron hayan vuelto rápidamente a engrosar su lista de fans. Ya no es un chico guapo, un héroe divertido; ahora es un hombre serio, profundo, que no teme las lágrimas ni la sensibilidad. También la vida real le ha hecho evolucionar de otra manera, sobre todo para cuidar de su hijo mayor, Griffin, de 17 años, que está en el espectro autista. Sobre el joven decía en 2018: "Tiene un poder curativo sobre todo aquel que le conoce, me he dado cuenta. La gente está a la defensiva, pero [Griffin] les hace encontrar un poco de compasión, no son tan egoístas con él". Además, están muy unidos a sus otros dos hijos, Holden y Leland, fruto de su matrimonio con Afton Smith, y viven juntos en un rancho a una hora de Manhattan, donde han encontrado su pequeño oasis lejos de Hollywood y sus caprichos.