El pasado sábado 16 de octubre, la élite empresarial y social se dio cita en la boda de Isabel Entrecanales y Edmund Eggins. Ella es hija de Juan Ignacio Entrecanales, vicepresidente de la compañía Acciona, y su primera esposa, Gemma Archaga. Él, un ejecutivo inmobiliario de origen inglés. La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de San Andrés de Toledo, una joya mudéjar, gótica y barroca, en el centro de la capital de Castilla-La Mancha. La novia, que llegó junto a su padre en un Mercedes de época, lució un elegante vestido de cuello halter realizado en encaje y firmado por la diseñadora Helena Mareque.
Fue una boda íntima a la que no faltó la familia Entrecanales, una de las más poderosas y a la vez más discretas del mapa empresarial español. Lucía, hermana de la novia, llamó la atención con un original diseño de Ynés Suelves, y su tía, Inés Entrecanales, casada con Pelayo Primo de Rivera, conde del Castillo de la Mota, fue una de las mejor vestidas con un tocado muy colorido. Entre el resto de los asistentes destacó la presencia de los príncipes Christian y Alessandra de Hannover, quien brilló con un look de Pertegaz.
También estuvieron: Valentina Suárez-Zuloaga , de Es Fascinante; la estilista Isabel Llanza, hija de la interiorista Isabel López-Quesada; la pintora Bárbara Pan de Soraluce; Mónica Oliart o Pino Gil de Biedma, socia de Isabel Entrecanales en Plantarse, el servicio a domicilio de comida vegana que ha conquistado a la jet set madrileña. El flamante matrimonio aprovechó la celebración de su ‘sí, quiero’ para bautizar a su hijo, nacido hace unos meses.
Christian de Hannover, acompañado de su mujer, Alessandra de Osma, apareció en público después de que ¡HOLA! publicase la relación de su padre con la hija de Pitita Ridruejo
Tras el acto religioso, el banquete tuvo lugar en una finca ubicada a pocos kilómetros de Toledo y propiedad del abuelo de la novia. Juan Entrecanales es presidente de honor de Acciona y uno de los coleccionistas de arte contemporáneo más respetados de España. Allí, Isabel y Edmund fueron sorprendidos con un espectáculo ecuestre, ya que esta finca cuenta con una yeguada de caballos de raza árabe. Así, tras retrasar el enlace religioso por la pandemia, los novios vieron su sueño hecho realidad.