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oliver ferri nieto de conchita m rquez entre su madre conchit n dcha y su t a iris oliveros © GTres

Descubrimos al nieto de Concha Márquez Piquer que quiso seguir sus pasos

El joven, de 30 años, es hijo de Conchitín Romero y su exmarido, Francisco Ferri. Trabaja en la inmobiliaria Gilmar, pero intentó abrirse camino en la interpretación


22 de octubre de 2021 - 18:28 CEST

El pasado lunes 18 de octubre, la cantante Concha Márquez Piquer falleció en Madrid a los 75 años. La única hija de Concha Piquer y el torero Antonio Márquez llevaba ingresada desde hacía veinte días en la UCI de la clínica Quirón de la capital debido a una insuficiencia respiratoria. Su muerte, finalmente producida a consecuencia de un fallo cardíaco, ha dejado consternada a su familia: especialmente a sus dos hijas, Conchitín, fruto de su primer matrimonio con el torero Curro Romero, e Iris, nacida de su segundo enlace con el actor Ramiro Oliveros, muy apenado por la desaparición del amor de su vida. Una tristeza que naturalmente también ha invadido a su único nieto, Oliver, de 30 años.

El joven es hijo de Conchitín Romero y del empresario Francisco Ferri, cuya boda, celebrada en 1988 en el monasterio de El Paular, en la localidad madrileña de Rascafría, supuso un gran acontecimiento que copó la portada de la revista ¡HOLA! El matrimonio se separó en 1996, cuando el pequeño tenía cinco años. A pesar de la popularidad de su familia, Oliver siempre ha vivido en el anonimato. Hasta que este miércoles 20 de octubre acudió al entierro de su abuela en el panteón familiar ubicado en el cementerio San Isidro de Madrid y se enfrentó, por primera vez siendo adulto, a los flashes de las cámaras.

Guillermo Furiase, con Oliver Ferri, nieto de Concha Márquez.© @guillefuri
Guillermo Furiase, con Oliver Ferri.

Tercera generación de una de las sagas más fascinantes de España, no es ninguna novedad que el arte corre por sus venas. Tanto que, hace unos años, quiso dedicarse a la interpretación y estudió en la escuela de Juan Carlos Corazza, uno de los grandes nombres en la formación de actores en nuestro país y profesor de estrellas como Javier Bardem o Elena Anaya. De este modo, Oliver seguía los pasos de su bisabuela, Concha Piquer. La leyenda de la copla cuenta con una gran filmografía y ha pasado a la historia por protagonizar la primera película sonora en castellano. Su abuela, Concha Márquez Piquer, también hizo sus pinitos como actriz sobre las tablas del escenario con varios musicales, como la comedia musical Aplauso, que en Broadway interpretaba Lauren Bacall. Sin embargo, hoy en día, Oliver ha cambiado la actuación por un sector completamente antagónico: el hijo de Conchitín trabaja en Gilmar, la inmobiliaria de Jesús Gil Marín, hijo de Jesús Gil, expresidente del Atlético de Madrid y exalcalde de Marbella.

Su círculo más cercano destaca que es un joven abierto, positivo y, por encima de todo, muy divertido y bromista. Entre los amigos más íntimos del nieto de Conchita y Curro está Guillermo Furiase, hijo de Lolita Flores y Guillermo Furiase. De hecho, al lamentar la reciente muerte de la artista en las redes sociales, la hija de Lola Flores no ha dudado en describir a Oliver “como un hijo más”. Éste fue uno de los invitados a la reciente boda de Elena Furiase, de la que también es buen amigo, con Gonzalo Sierra en Vejer de la Frontera (Cádiz). La familia Flores y Piquer siempre han tenido una buena relación.

Oliver Ferri, al fondo a la derecha, habla con Ana Villa, madre de Alba Flores, de rojo, en la boda de Elena Furiase.© Patricia Salinero
Oliver Ferri, en la boda de Elena Furiase.

Tremendamente familiar, Oliver está muy unido a su tía, Iris, fruto del matrimonio de su abuela con Ramiro Oliveros, y solo tres años mayor que él. Iris nació en 1988, dos años después de la muerte de su hija Coral, vocalista de un grupo de música y heredera del talento musical de la famosa saga, que murió en Estados Unidos cuando acababa de cumplir 19 años durante un accidente de carretera en noviembre de 1986. A pesar de haber vivido de espaldas a los medios, cuando tenía siete años, Oliver protagonizó un reportaje en la revista ¡HOLA! junto a su madre. Conchitín posaba por primera vez junto al pequeño para anunciar que estaba abierta al amor y que le costaba mucho referirse al padre de su hijo como exmarido. “Dejar de convivir con alguien con el que has estado diez años es doloroso”, decía entonces la hija de Concha Márquez en estas páginas.

Conchitín Romero, en Hola© HOLA
Conchitín Romero, en Hola© HOLA
Conchitín Romero, en Hola© HOLA

De aquellas imágenes a las que esta semana ha protagonizado en el último adiós a su abuela, el cambio físico en Oliver es evidente. Hoy, el joven exhibe su gusto por ir al gimnasio o practicar deporte como pádel, aunque los que no han cambiado han sido sus “ojos de mar”, como definió su abuela, a la que estaba muy unido, el profundo azul de sus ojos en sus memorias. Además de volcarse en el cuidado su imagen, entre sus otras aficiones está jugar a los bolos—de pequeño participó en algún campeonato—; la gastronomía —“A mis hijas y nieto les gusta el caviar. Conchitín, Oliver e Iris lo toman desde muy pequeños, algo que es extrañísimo en los niños”, Conchita dixit— y viajar. De hecho, hace un tiempo vivió durante unos meses en Australia. Entonces tenía el pelo larguísimo, pero en 2017 decidió cortar por lo sano y donar el pelo a una asociación contra el cáncer. Desde las antípodas, es fácil afirmar que sintió de cerca el sentimiento de estar, como cantaba su bisabuela, en “tierra extraña”. Por suerte, Oliver volvió. Y no seha perdido ni un minuto de los últimos días de su querida abuela Concha.