A Nil Moliner la pasión por la música le viene desde pequeño, tanto que con 15 años ya versionaba canciones de sus artistas favoritos en clubs modestos de su Barcelona natal. A sus 29 años y con Un secreto al que gritar, su segundo álbum de estudio recién estrenado, se ha convertido en una promesa del pop nacional. Pese a que jamás ha formado parte de Operación Triunfo como concursante, el talent ha sido un gran impulso para su carrera, ya que, fue uno de los compositores de las canciones candidatas para representar a España en Eurovisión en el año 2017. Su propuesta fue Que nos sigan las luces, interpretada por Alfred García. Pese a que la canción no resultó elegida, se convirtió en uno de sus mayores éxitos hasta la fecha y en el punto de partida de una carrera hacia el estrellato.
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- Alfred, la vida después de Operación Triunfo y una depresión
Con su inseparable gorra y sus uñas pintadas con caras sonrientes como seña de identidad, Nil Moliner transmite un claro mensaje de optimismo a través de su música. Pero lejos de "postureos" y pese a la alegría por la que se caracterizan sus trabajos, este compositor y cantante barcelonés reconoce sin tapujos que cuando echa la vista atrás no todo ha sido un camino de rosas. Ha revelado en más de una entrevista que durante una época padeció ansiedad y que escribir canciones fue "lo que le salvó", poniendo el punto de mira en la importancia de cuidar la salud mental. De hecho, su primer single llamado Sale el sol y en el que habla precisamente sobre este tema, lo escribió en medio de una crisis como método para recuperar la calma. Abanderado de una causa con la que se identifica el público más joven, el mismo que agota las entradas para sus conciertos en cuestión de horas.
Nil Moliner cuenta entre sus grandes éxitos con canciones como Libertad, pegadiza y perfecta para bailar, pero también se atreve a posicionarse en cuestiones sociales. Asegura que siempre se inspira en sus propias vivencias para sus canciones, hasta tal punto que su segundo disco lo ha calificado como "autobiográfico". Por esta razón plasmó la historia de uno de sus amigos que colaboraba con la ONG Open Arms en el sencillo Soldadito de hierro, para poner en relieve el impacto en primera persona del drama de la inmigración.
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Internet fue clave en la expansión de su música, como para otros tantos artistas millennials, desde Pablo Alborán a Shawn Mendes, pasando por el mismísimo Justin Bieber. Cuando era adolescente, Nil Moliner se dedicaba a compartir covers de canciones de algunos de sus artistas preferidos, como Pereza o Dani Martín, a las redes sociales. Algunas de ellas se volvieron tan virales que llegaron a oídos de artistas como Rosana o La Pegatina, que se decidieron a colaborar con él. Años más tarde llegó OT a su vida y, a día de hoy, puede presumir de contar con dos álbumes en su discografía, Bailando en la batalla y Un secreto al que gritar, así como con el Premio Odeón a 'Mejor artista revelación del año' en la edición 2021.
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