Siete días

El pasado lunes 18 de octubre, la cantante Concha Márquez Piquer falleció en Madrid, a los setenta y cinco años. La única hija de Concha Piquer y el torero Antonio Márquez llevaba ingresada desde hacía veinte días en la UCI de la clínica Quirón, de la capital, debido a una insuficiencia respiratoria. Su muerte, finalmente producida a consecuencia de un fallo cardíaco, ha dejado consternada a su familia: a sus dos hijas, Conchitín, fruto de su primer matrimonio con el torero Curro Romero, e Iris, fruto de su segundo enlace con el actor Ramiro Oliveros, con quien el próximo año iba a celebrar cuarenta años de relación, así como a su nieto, Oliver, por el que sentía auténtica devoción y con el que incluso posó en la revista ¡HOLA!. Concha siguió los pasos de su madre, leyenda de la canción española, y se dedicó a la copla. A los veinticuatro años, debutó en una gala del teatro Calderón, de Madrid. Alcanzó el éxito y vivió durante cuarenta años centrada en la música. Hacía unos años que se había retirado de los escenarios y, desde un tiempo atrás, no se dejaba ver en público. Una de sus últimas apariciones ante los medios de comunicación fue en 2017, durante la presentación de sus Memorias. Nacida en Buenos Aires, ahijada de Evita Perón y con amistades tan variopintas como Orson Welles o Picasso, su vida personal, además de sus éxitos musicales, también copó numerosos titulares. En 1962, con diecisiete años, se casó con el torero Curro Romero, a pesar de la reticencia inicial de su familia. Juntos tuvieron dos hijas. La menor de ellas, Coral, vocalista de un grupo de música y heredera del talento musical de la famosa saga, murió en Estados Unidos, en un accidente de carretera, en noviembre de 1986, cuando acababa de cumplir diecinueve años. Una tragedia de la que la artista nunca se recuperó. Tras su controvertida separación del llamado ‘Faraón de Camas’, en 1979, se casó, en 1982, con Ramiro Oliveros, al que conoció durante una fiesta en el Casino de Santander. Siempre se refería a él como el ‘amor de mi vida’. Junto al intérprete tuvo a su tercera hija, Iris. A lo largo de su interesante vida, Concha Márquez Piquer siempre defendió el legado de su madre, Concha Piquer, fallecida en 1990. Más de treinta años después de decirle adiós, ha sido enterrada, junto a ella, en el panteón familiar del cementerio de San Isidro, de Madrid.

El futbolista ha sorprendido a Georgina Rodríguez, con la que acaba de celebrar su quinto aniversario de noviazgo, con un joyero de Louis Vuitton. ‘Sigo sin palabras’, expresaba Georgina tras recibir la pieza, que tiene un precio de mercado de 124.000 euros. Fue en otoño de 2016 cuando Cristiano Ronaldo comenzó su relación con la modelo y en noviembre de 2017 nacía su primera hija en común, Alana. Siete meses antes, el jugador tuvo a los mellizos Mateo y Eva, por gestación subrogada, y también es padre de Cristiano, Jr., de once años.

En febrero celebrará el setenta aniversario de su reinado y, para que su salud se vea lo menos debilitada posible hasta entonces, sus médicos le han recomendado dejar el alcohol, según recoge la edición americana de Vanity Fair, donde aseguran que toma cada noche un Dry Martini. ‘Parece un poco injusto que a estas alturas de su vida tenga que renunciar a uno de sus pocos placeres’, relata a dicha publicación un amigo cercano. Y es que la salud de Isabel II ha sido noticia estos días, tras haber sido fotografiada con bastón en sus últimos compromisos.

El actor, de sesenta y un años, y Leila George, de veintinueve, han puesto fin a su matrimonio después de poco más de un año de casados y cinco de relación. Ha sido la intérprete australiana quien solicitaba, la semana pasada, el divorcio en la Corte Superior del Condado de Los Ángeles, tal y como informaba el portal TMZ. Termina así la historia de amor de la pareja, que se enamoró mientras ponían voz al libro Bob Honey: Who Just Do Stuff. Este es el tercer divorcio de Sean Penn, después de haber estado casado con Madonna y con la actriz Robin Wright, madre de sus dos hijos.

Aunque muy pocos se lo imaginarían, la actriz, considerada una de las más atractivas de Hollywood, no está contenta con su cuerpo. La semana pasada, Megan Fox confesaba que sufre dismorfia corporal, un trastorno que hace que la persona que lo padece no pueda dejar de pensar en las imperfecciones, existentes o no, de su apariencia. ‘Sí, tengo dismorfia corporal. Tengo muchas inseguridades profundas’, reveló a la edición británica de GQ. ‘Podríamos ver a alguien y pensar: “Es tan hermosa. Su vida debe ser fácil”. Lo más probable es que no se sientan así ellos mismos’, añadía.