Desde hace 32 años, Mario Vargas Llosa no falta a su cita con la clínica Buchinger de Marbella, donde ingresa durante tres semanas para someterse a un ayuno voluntario que, en ocasiones, le ha hecho perder hasta diez kilos. Un retiro físico y espiritual al que, desde que comenzó su relación con Isabel Preysler, también le acompaña la gran dama de la sociedad española y, en algunas ocasiones, su hija, Tamara Falcó. La pareja sigue los pasos de otras grandes estrellas internacionales que han cuidado la mente y el cuerpo en este exclusivo y recóndito rincón de la geografía malagueña. A saber: Sean Connery, Isabel Sartorius, Carmen Sevilla...
El premio Nobel de Literatura es todo un embajador de este método fundado en 1920 por el doctor Otto Buchinger quien descubrió los beneficios del ayuno en 1917 cuando sufrió una artritis reumática grave provocada por una sepsis. A una primera clínica en el lago Constanza de Alemania, le siguió la de Marbella, fundada en 1973. Es tal el compromiso con este método de vida de Vargas Llosa que el célebre escritor incluso ha prologado el libro oficial de este centro médico. Sin embargo, en el recetario que Tamara Falcó acaba de publicar, Las recetas de casa de mi madre (Espasa), un retrato sobre los usos y costumbres culinarios de los Preysler alrededor de la mesa, la marquesa de Griñón desvela un curioso ritual que el literato practica cada verano, el día anterior a someterse al estricto ayuno.
“Los platos de cuchara son normalmente consumidos en invierno, a no ser que, como Mario, te vayas a ir a la clínica Buchinger dos semanas y quieras tomarte una buena fabada en agosto a 45 grados en Madrid”, relata con su particular humor Tamara que define ese momento como “un autorregalo de despedida”. La fabada, al igual que el cocido o la ropa vieja, es uno de los platos que más salen de las cocinas de la mujer más famosa de España. “¡Qué rica está! Nos gusta a todos, aunque es verdad que ahora la tomamos un poco menos. Para mí es uno de esos platos contundentes que siempre recuerdan al hogar, que evocan a la familia sentada a la mesa, las risas y las conversaciones”, relata la aristócrata en su recetario.
La fabada preferida de Mario Vargas Llosa
Ingredientes (Para 10 personas):
1 kg de alubias blancas ● 1 cucharadita de pimentón dulce ● 3 chorizos asturianos ● 3 morcillas asturianas ● 2 trozos de panceta curada 2 trozos de tocino ● 2 dientes de ajo ● 2 hojas de laurel ● 2 cebollas ● Aceite de oliva ● Sal
Elaboración
- Pon la noche anterior la legumbre en remojo. Al día siguiente, retira el agua y echa las alubias en una olla con agua limpia y fría. Agrega una cebolla entera, las hojas de laurel y sube el fuego hasta que hierva. Cuécelas 30 minutos.
- Asústalas con un poco de agua, añade la panceta, las morcillas, los chorizos, el tocino y un sofrito elaborado con la otra cebolla picada, los dientes de ajo también picados y el pimentón dulce.
- Déjalas que sigan cociendo al menos hora y media o 2 horas a fuego medio. Pon a punto de sal poco antes de terminar la cocción.