claudia stilianopoulos© GettyImages

Así es Claudia Stilianopoulos, la ilusión española de Ernesto de Hannover

Nieta de un banquero, testigo de un milagro, enamorada de India, divorciada y madre de dos hijas


Actualizado 13 de octubre de 2021 - 19:37 CEST

Una imagen vale más que mil palabras. Con 67 años,  Ernesto, el jefe de la casa Gëlfa, vuelve a sonreír a la vida junto a la hija artista de Pitita Ridruejo  , fallecida en 2019.

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

La pareja se conoció en Ibiza, en julio, durante las vacaciones de verano … Y se han vuelto inseparables. A lo largo de tres meses, han podido vivir su relación de la manera más discreta, pero los constantes viajes del príncipe a Madrid acabaron por dar la pista. No sólo venía a ver a su hijo Christian, su nuera Alessandra de Osma, y sus nietos españoles, los mellizos de un año, Sofía y Nicolás… Había otra razón, también muy española: Claudia Stilianopoulos.

Claudia Stilianopoulos© GettyImages
La hija artista de Pitita Ridruejo tiene 48 años, vive en una herrería, en Madrid, y ha viajado por todo el mundo.

La artista es nieta del banquero Epifanio Ridruejo, e hija de Pitita Ridruejo y del embajador Mike Stilianopoulos, quienes después de viajar por todo el mundo, se establecieron definitivamente en Madrid (1984) con sus tres hijos: Ana, Carlos, y Claudia.

José Emmanuel “Mike” Stilianopoulos (fallecido en 2016) pertenecía a una pudiente familia filipina. Y Pitita era una de las grandes damas de la sociedad de aquella época -los padrinos de su boda fueron los condes de Barcelona (1957)-. Una mujer muy querida de la que todo el mundo hablaba bien; y que siempre aparecía en la lista de las más elegantes con sus vestidos de alta costura.

Pitita era amiga de la reina doña Sofía, de la duquesa de Alba, de Isabel Preysler, de los Kennedy, de la princesa Diana y de la reina Isabel II. Pero también de artistas como Andy Warhol, Rudolf Nureyev, Federico Fellini -le propuso un papel en Roma- y Salvador Dalí, quien intentó retrasar su viaje de novios para pintarla.

Pero mucho más que por su posición social, su fortuna -dueña de un palacete en el centro de Madrid con una gran colección de obras de arte y antigüedades-, los españoles la descubrieron con sorpresa cuando, en 1987, contó que tenía apariciones marianas. De ellas habló en entrevistas y en sus numerosos libros. Entre ellos, el último: La Virgen María y sus apariciones (Espasa), que comenzó a ver en 1985 llegando a rozar el misticismo.

© GTres
La artista es nieta del banquero Epifanio Ridruejo, e hija de Pitita Ridruejo y del embajador Mike Stilianopoulos (en la imagen).

Preguntada sobre el tema, Claudia afirmó, en una entrevista con María Eugenia Yagüe publicada en El Mundo, que “No vi a la Virgen, pero presencié un milagro, el de la danza del sol. El cielo estaba totalmente encapotado, empezó a diluviar y de pronto se abrieron las nubes, se cerraron los paraguas y empezó la danza del sol, dos soles, tres soles. Oscureció de nuevo y volvió el diluvio”.

Clo, como le llamaba su madre –de la que ha heredado figura, altura y elegancia- tiene un lema “piensa en grande”, 48 años y dos hijas ya mayores con el artista conceptual Juan Garaizábal. Mantuvieron una relación de diecisiete años y tras su divorcio, Claudia siguió soltera, mientras que Garaizábal se casaba “fugazmente” con María León, hija de los marqueses de la Cañada y nieta de los condes de Lebrija y condes de Floridablanca. El enlace se celebró en abril de 2012, en el Palacio familiar de Lebrija, y en octubre de ese mismo año, ya estaban separados.

Claudia nació en Madrid (1973) y vivió hasta los cinco años en Londres. También en Calcuta -quería servir a los pobres- y en París, donde conoció al que fue su marido.

Llegó a la escultura por destino en los años 90. “Un día conocí a un tallista, que tenía un taller cerca de mi casa. Me quedé mirando el escaparate, decidí entrar, y al final me enseñó a tallar madera”. (contó a La Rioja). Y, después de la madera llegó el hierro y el aprendizaje de la técnica de la talla en forja.

© EuropaPress
Ernesto de Hannover no sólo venía a España a ver a su hijo Christian, su nuera Alessandra de Osma, y sus nietos, había otra razón, también muy española: Claudia Stilianopoulos.

La discreción es su lema. Claudia es todo lo contrario a una artista mediática. En 1998, fundó Casa de Clo - ahora deClo-; durante años fue directora de Espacio 51, la galería en la que los artistas se quedaban con el cien por cien de lo que vendían; y, en 2014, se mudó a Londres para hacer frente a la crisis del mercado del arte… A lo largo de estos años y ya instalada de nuevo en Madrid, ha creado Upcycling Art Show, arte del supra reciclaje; y está muy involucrada con la Fundación Pios Project, desde la que fomenta el Arte como medio de integración social sin ánimo de lucro.

Es una artista multidisciplinar que ha trabajado y trabaja en escenografía, fotografía, dibujo, vestuario escénico, diseño de muebles, juguetes educativos e interpretaciones de la realidad en el mundo 3D. Impresiones para las que solo utiliza plástico reciclado, aunque la escultura es su medio de expresión favorito.

En Las Rozas Village, Madrid, sus árboles-escultura de hierro negro dieron forma a un jardín mágico; y en Londres se pudo “fotografiar” el sol con sus esculturas interactivas monumentales. Las creó en colaboración con su primo Diego López Calvin para decorar Hyde Park, en 2018.

© GTres
El príncipe vuelve a sonreír a la vida, después de años convulsos y difíciles.

Muy reconocida internacionalmente por su trabajo, Claudia salta ahora a las páginas de la otra actualidad por haber conquistado el corazón del príncipe de Hannover. Todavía es pronto para hablar de noviazgo, pero las imágenes publicadas por ¡HOLA! en exclusiva son una muestra de su ilusión y su cariño. El príncipe vuelve a sonreír a la vida, después de años convulsos y difíciles . Un tiempo marcado por la guerra con su hijo mayor, (Ernesto), actual gestor del patrimonio -con el que pronto tendrá que enfrentarse en el Tribunal Regional de la capital de Baja Sajonia-; la soledad; los encontronazos con la ley; la mala salud y hasta el impedimento de no poder usar temporalmente su actual residencia en Austria.

El príncipe Ernesto cambia la guerra con su primogénito en Austria por la paz familiar y el amor en España.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.