Mónica Martínez lleva casi tres décadas de actividad laboral en el mundo de la televisión experiencia de sobra para dar consejos a quienes empiezan a adentrarse en la pequeña pantalla. Por eso, consciente de ello, se ha convertido en la mejor instructora para los futuros rostros de la tele gracias a la creación de varios cursos. La comunicadora se coló por primera vez en los hogares españoles en 1991, cuando fichó por Telecinco para presentar el espacio juvenil La quinta marcha, que dio a conocer rostros como los de Penélope Cruz y Jesús Vázquez.
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Varios años más tarde, fue presentadora del Telecupón y, posteriormente, cambió a TVE para copresentar junto a Ramón Garcíala séptima temporada del programa ¿Qué apostamos?. Tras este potente inicio de su carrera, llegaron oportunidades exitosas junto a grandes colegas de profesión como Carlos Sobera, Matías Prats y Manu Carreño, e incluso en 2003 condujo con Jaime Cantizano Diario de una Boda, programa que Antena 3 TV dedicó a los preparativos para el enlace Real del Príncipe Felipe y Letizia Ortiz.
En ese mismo canal, en 2006, tuvo a su cargo la ceremonia de las campanadas de Fin de Año desde la Puerta del Sol. Todas estas credenciales, además de programas como Adán y Eva y Hable con ellas, avalan a Mónica Martínez para ser la autora ideal del libro Método Suéltate: Pierde el miedo y habla en público o a cámara con naturalidad (Alienta Editorial).
-¿Cuándo y por qué nace el Método Suéltate?
-Tras muchos años trabajando en televisión, se cruzó en mi vida el mundo editorial y como periodista no podía dejarlo pasar. Tras dos años dirigiendo Women’s Health (una revista de estilo de vida femenina) la empresa hizo un ERE y me quedé en la calle. ¿Por qué? Es lo primero que piensas en esa situación. Leyendo varios libros me di cuenta de que en su lugar debía preguntarme ¿Para qué? Tocaba reinventarse y me dediqué unos días a pensar qué es lo que yo sabía hacer. Llevo desde los quince años en la televisión así que mi vocación estaba clara. Pero le di una vuelta de tuerca, necesitaba buscar cómo podía con eso ayudar a los demás. Durante un año puse sobre la mesa (literalmente) todo lo que yo había estudiado en Comunicación y en Periodismo, todo lo que había aprendido en televisión y vi que me faltaba una pata: una forma de enseñar todo lo que sabía de forma efectiva. Estudié Programación Neurolingüistica y después cree este Método Suéltate.
-¿Cómo ha sido el proceso y cómo pudiste comprobar que a través de tu método el pánico escénico podía desaparecer?
-Una vez lo tuve definido tocaba, como dices, ponerlo en práctica y no tardaron en llegar las oportunidades. Primero para testar el método saqué un reto en redes sociales para ayudar a la gente a perder el miedo a la cámara y fue todo un éxito. Los alumnos, de distintos países y profesiones terminaron hablando a cámara con soltura y naturalidad y eso me hizo dar el paso definitivo. Grabé un curso online y saqué mi servicio de mentorías personalizadas.
-¿Qué les recomendarías a quienes creen no poder superar el miedo de enfrentarse al público?
-Si de verdad lo quieren, tienen que proponérselo como un objetivo y trabajar para lograrlo. Hay que entrenarlo como cualquier otra habilidad para que después sea algo más automático. A mí me parecía imposible poder conducir: arrancar, pisar embrague, acelerador, controlar los tres espejos…Y ahora muchas veces no me doy cuenta ni de que estoy conduciendo. No es muy complicado, pero sí exige dedicación al principio. Eso es lo primero que les pregunto a mis alumnos. ¿Qué tiempo le puedes dedicar? Sin entrenamiento no hay éxito.
-Con la experiencia que tienes dando cursos de habilidades de comunicación y oratoria, estoy seguro de que te has encontrado muchas veces con los mismos errores que cometemos todos. Me gustaría que señalases algunos de esos errores que cometemos a la hora de exponer nuestras ideas y cómo se pueden solucionar.
-El primer error común sería, sin duda, no lograr mostrarte tal cual uno es. Los nervios o las inseguridades nos cohíben y dejamos que eso también comunique. Debemos controlar qué estamos pensando y sintiendo cuando nos exponemos para poder manejarlo. No puedo controlar lo que me sucede, pero sí cómo actúo y reacciono ante lo que me sucede. También hay mucha gente que no se lo prepara como debería y luego pretende que le salga perfecto. La preparación es básica para el resultado. Y no me quiero olvidar de las muletillas, que son muy frecuentes. Se pueden depurar siendo conscientes de ellas y analizando el porqué aparecen cuando hablamos en público o a cámara.
-La teoría está bien, pero en la práctica suelen surgir muchas complicaciones ¿cómo se lucha contra ellas y contra los nervios?
-Teniendo buena autoestima y seguridad. ¿Parece un remedio fácil no? Con mi método lo primero que trabajamos es el origen de esos nervios para poder evitarlos y manejarlos como nos venga bien. Los nervios son necesarios, a mí me ayudan a mantenerme “arriba” cuando estoy sobre un escenario con miles de personas mirándome desde las gradas o cuando se ilumina el tally de la cámara y sabes que estás en directo en la televisión. Lo importante es qué haces con esos nervios.
“Matías Prat es un grande entre los grandes y, además detrás de cámara, es igual. Para mí eso es la naturalidad”
-¿Tienes alguna anécdota o experiencia en donde hayas sufrido al hacer un directo?
-Suelo prepararme mucho, pero eso no quita que sucedan imprevistos y la tele en directo es así. Cuando presentaba Tal Cual Verano en Antena 3, concretamente el 7 de julio de 2009, teníamos el programa cerrado con todos los temas con una conexión en directo con el Staple Center de Los Ángeles, donde se iba a producir el funeral de Michael Jackson. Tras la conexión, la directora (Carmen Ferreriro) me dijo por el pinganillo que nos quedaríamos con la señal del funeral en directo, que tradujese si podía lo básico que iban diciendo los invitados que subían al escenario y que comentáramos después con los tertulianos en plató. Ahí sufrí por unos instantes. Sentí un segundo de miedo, vértigo: toda la gente podría ver si entendía bien el inglés de aquellos americanos y me juzgarían por ello. Para bien y para mal. Sufrí y disfruté, casi a partes iguales, porque al final salió bien. Fueron varias horas en directo con mi máxima atención para entender y traducir a la vez que repartir el juego entre los tertulianos… Una gran experiencia.
-De los compañeros con los que has trabajado, ¿resaltas a alguién que destacase como buen orador y por su naturalidad ante las cámaras?
Está claro que Matías Prats es un grande entre los grandes y, además detrás de cámara, es igual. Para mí eso es la naturalidad. Jorge Fernández también es muy natural en su comunicación. Sandra Barneda también se muestra tal cual es y no hay duda de sus dotes como comunicadora.
-¿Qué idea te transmitió y supuso un avance significativo para ti a la hora de enfrentarte a las cámaras?
-La receptividad de la gente que veía los programas que yo presentaba supuso un refuerzo positivo. Siempre me decían que era “igualita” a cómo ellos me conocían. Pensé que era un premio porque podía seguir mostrándome así de natural. Pero ojo, natural no es sinónimo de no trabajar, de no preparase, de no esforzarse por ser mejor cada día. Yo sigo aprendiendo.
-¿Cómo podemos utilizar el potencial de nuestro cuerpo para favorecer la comunicación? ¿Qué técnicas nos recomiendas?
-El primer paso es pararse frente al espejo y analizarse uno mismo. Hay que ser consciente de qué ve el otro cuando yo hablo frente a él/ella. Solo teniendo eso muy trabajado podemos mejorar. Nuestra comunicación no verbal no miente (a menos que sepas actuar muy bien) y debe decir lo mismo que nuestras palabras.
-A tu entender, ¿qué es lo más importante para captar la atención de quienes nos escuchan/ ven ?
-Sin duda, en un primer momento, la mirada, la sonrisa o gesto amable y la naturalidad. No hay una segunda oportunidad de crear una primera buena impresión, así que esos primeros instantes son básicos y nos reciben con la mirada. Después debes ser auténtico y original para saber cómo atraparles y mantenerles conectados con lo que dices.
- ¿Y crees que ha cambiado mucho la forma de comunicar desde que aparecieron las redes sociales, los podcast y YouTube?
-Muuuuuucho. Las nuevas generaciones no buscan en los periodistas ni en los programas lo correcto, lo adecuado… ahora se busca lo inédito, lo original, lo friki, me atrevería a decir. Y el lenguaje se salta las normas lingüísticas para acercarse con las distintas jergas a sus públicos. Se trata de llamar la atención para hacerte viral sin importar qué están mostrando y qué valor tiene.
-Ahora trabajas como coach ¿cómo has llegado a ayudar a las personas con sus habilidades de comunicación?
-Primero les escucho y juntos trazamos los objetivos que son distintos en cada alumno. Después trabajamos una vez por semana juntos y luego ellos siguen practicando lo aprendido hasta la próxima sesión. Así hasta que ganan seguridad y logran superar cualquiera que sea su obstáculo para mostrarse ante la cámara o para hacer esa presentación en público que meses antes no les dejaba dormir. Nunca pensé que ayudarles a conseguirlo me haría tan feliz.
-¿Haber lanzado tu proyecto es un gran cambio vital, no?
-Sí, tener elegida una meta siempre te mantiene motivada y te lleva a superarte día a día. Ha cambiado mi día a día sin duda. Ahora preparo mis sesiones individuales y grupales, doy ponencias en empresas y universidades, y la verdad es que ser mentora de presentadores y colaboradores de televisión me permite unir estos dos mundos que me apasionan. ¿Quién sabe si no termino siendo coach en algún programa de talentos?… Ahí lo dejo.
-¿Quieres decir que dejas aparcada tu carrera en la televisión?
-No. No podría. Dicen que siempre que se cierra una puerta se abre una ventana pero yo amo tanto la televisión, que mi puerta para este medio siempre estará entornada.
-¿Qué es lo último que has hecho ante las cámaras?
-En verano estuve colaborando en dos programas, Está pasando de Telemadrid y Espejo Público de Atresmedia. Pero lo último aún está por venir.
-¿Echas de menos algo de tu etapa televisiva o decidiste hacer un parón decepcionada?
-Hice el parón cuando me llegó la oportunidad editorial, pensé que era el momento y quise crecer por ahí también. La televisión me ha dado muchos momentos de felicidad pero también algunos sinsabores… Tuve motivos para estar decepcionada (risas) y siempre me viene a la cabeza la eterna pregunta de porqué los programas que he ido haciendo no se han mantenido en el tiempo a pesar de registrar buenos datos de audiencia. Será que tenía que ser así. O será que hay otros valores sobre la mesa.
-¿Tus métodos se los inculcas a tu marido y a tus dos hijos?
-Ja, ja, ja. Creo que no les hace mucha falta y deben estar hartos de escucharme en mis sesiones de mentoría pero, en casa de herrero... ya sabes.