En la mañana del miércoles 29, Anabel Pantoja tuvo conocimiento del fallecimiento de su abuela paterna, doña Ana. Aunque la triste noticia la sorprendió en la isla Canaria de La Graciosa, donde tenía previsto celebrar su boda dos días después, la colaboradora de Sálvame sintió que debía reunirse con su familia, al igual que sus primos Kiko Rivera e Isa Pantoja. En ‘Cantora’, la finca gaditana de su tía Isabel, se vivieron momentos de gran incertidumbre y dolor, pero Anabel tomó allí la decisión de seguir adelante con su enlace. “Mis tíos Isabel y Agustín me han obligado a seguir con la boda”, afirmó a ¡HOLA!. “Mi tía me dijo: ‘Te quiero ver sonriendo, porque la yaya te va a ver y no consentiría que anularas la boda. Yo no lo voy a permitir’”, añadió.
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Antes de abandonar ‘Cantora’ y regresar a Canarias, Anabel le hizo una solicitud a la cantante. “Le pedí que me diera algo de mi abuela, para llevarlo a la boda, y me regaló una pulserita que siempre llevaba mi yaya”, nos relata. La propia colaboradora de Sálvame confiesa desconocer el material en el que está realizado este abalorio y si los adornos que lo decoran son de cuarzo. “Es una pulsera muy sencilla”, nos expresa. No obstante, la pieza cuenta con gran valor sentimental para ella. La prueba es que la sobrina de Isabel Pantoja no se quitó la pulsera el viernes 1, día de su boda, y la besó en varias ocasiones durante la ceremonia.
No fue el único regalo que Anabel recibió de la artista. “También le pedí algo de mi yaya para llevarlo a diario. Mi tía me dio un rosario y un llamador de ángeles”, nos desvela la contertulia. “El rosario es del color favorito de mi yaya”, nos explica la sobrina de la cantante, mientras agarra las cuentas en tonos morados. “El llamador de ángel lleva la Virgen del Rocío, de la que mi yaya era devota. Le encantaba el sonido, además del color”, nos cuenta Anabel, antes de añadir: “Mi yaya ya no lo llevaba puesto, porque tiene unos pinchos y era muy incómodo, pero lo tenía colgado en su cuarto”.
Tal y como pudo comprobar ¡HOLA!, la colaboradora de Sálvame sólo llevó puestos el rosario y el llamador de ángeles antes de la boda, mientras se preparaba para su gran día con Omar Sánchez. “Los voy poner en mi casa de Canarias y los voy a colgar en el cabecero, como los tenía ella”, nos adelanta. Aun así, Anabel ya nos deja claro: “No hace falta llevar esto para tener a mi abuela presente”. De hecho, la sobrina de Isabel Pantoja guarda en su memoria “mil historias” de doña Ana y “todos los momentos buenos, divertidos y emotivos”, que le hacen recordarla constantemente.
“Mi yaya y yo teníamos una conexión muy especial. Obviamente, no ha sido la misma que tenía con Kiko, porque ella lo ha criado y porque sentía devoción por él. Por ejemplo, Kiko rompía un plato y ella decía: ‘Mi niño no ha sido, el plato se ha caído”, recuerda Anabel, con anhelo y humor. “A mí quien me ha criado ha sido mi abuela Consuelo, la madre de mi madre, pero la conexión que tenía mi yaya era muy guay. Me decía cómo andar, qué llevar puesto… Luego, le gastaba bromas, le pegaba sustos… Nuestra relación era guay y muy divertida”, añade la colaboradora de Sálvame.