La primera vez que la empresaria Joanna Preysler, de cincuenta y dos años, fue consciente de lo famosa que era su tía sucedió en Los Ángeles, Estados Unidos. Un día, mientras paseaba por la ciudad, unas señoras, intrigadas por su gran parecido físico con la mujer más famosa de España, se acercaron y le preguntaron sin titubear: “¿Conoces a Isabel Preysler?”. Naturalmente, ella respondió que sí. Esta empresaria, de profunda mirada verde y voz cálida, está muy orgullosa de pertenecer a una de las familias más fascinantes de nuestro país. Hija de Enrique Preysler, el hermano de Isabel fallecido hace cuatro décadas, y la exmodelo Arlene Dorffi, recibe a ¡HOLA! en Manila, donde reside. Allí, es toda una personalidad de la vida cultural y social.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Un éxito que confirma su perfil de Instagram, donde cuenta con más de doce mil seguidores. Además de influencer, tiene su propia línea de bolsos y regenta dos galerías de arte, entre otros proyectos. Casada con el empresario Raúl Francisco y madre de tres hijos, la bellísima Joanna Preysler nos abre las puertas de su desconocido universo. Elegante, carismática y triunfadora, la sobrina de Isabel Preysler continúa con el legado de su irrepetible e icónica tía. Junto a Chábeli Iglesias, Tamara Falcó, Ana Boyer y, ahora, Joanna, el futuro de la saga está asegurado.
—¿Cómo te presentarías ante el público de España?
—Soy una esposa, madre, hermana y amiga que da el ciento diez por cien a quienes realmente quiere. Me encanta estar con mis tres hijos y valoro cada minuto que paso con ellos. Tengo sentido del humor y me río de mí misma. No tomarme demasiado en serio me ha ayudado a superar las cosas más difíciles de la vida. Me entusiasma cantar y bailar. Aunque no se me dé bien, ¡lo hago de todos modos!
—Vives en Manila, ¿a qué te dedicas allí?
—Tengo una línea de bolsos y dos galerías de arte junto a mi marido, Raúl Francisco. La primera, Othello, está en un centro comercial y nuestro objetivo es atraer a la gente joven, ya que ellos serán los coleccionistas del futuro. La segunda, Provenance, se encuentra en el hotel Shangri-La The Fort, en Manila, y volcamos todos nuestros esfuerzos en que sus clientes, que vienen de todas partes del mundo, conozcan el talento de artistas filipinos como Mark Padernal, Ronald Ventura, Andrés Barrioquinto o la gran pintora Betsy Westendorp, a la que consideramos de nuestra familia.
“Mi tía es una de las mujeres más hermosas del mundo y su belleza va más allá de su físico, que, por supuesto, es lo primero que se ve porque es deslumbrante. Se vuelve aún más atractiva a medida que la conoces”
—También eres influencer. ¿Cómo gestionas esta faceta?
—¡Sí! Solo comparto lo que me hace feliz. Me gusta empoderar e inspirar a las personas, especialmente a las madres y mujeres, con mis cosas: bailando, haciendo ejercicio y compartiendo mi gusto por la moda. Es una forma de compartir tu personalidad. ¡Mi pasión por la moda está relacionada con mis ganas de divertirme y poner un sello personal en todo lo que hago!
—Tu tía Isabel Preysler es la mujer más famosa e influyente de España. ¿Cuál es tu relación con ella?
—Es una de las mujeres más hermosas del mundo y su belleza va más allá de su físico, que, por supuesto, es lo primero que se ve porque es deslumbrante. Mi tía se vuelve aún más atractiva a medida que la conoces. Es elegante, equilibrada… y tiene una forma única de escuchar a las personas que hace que quienquiera que esté hablando se sienta muy especial. Ella tiene el don de hacer que todos estén cómodos y a gusto en su presencia. Mi tía Isabel es una dama en el verdadero sentido de la palabra. ¡Es única!
—¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado?
—La miro y veo que es fuerte, empoderada, amable… ¡Así es como me gustaría ser! El mejor consejo es ser siempre auténtica y tener en cuenta la importancia del respeto en todo tipo de relaciones.
—Cuando estáis juntas, ¿qué os gusta hacer?
—Sentarme y ponerme al día con ella. Mi tía siempre se asegura de tener tiempo a solas conmigo cada vez que nos vemos. Le encanta escuchar lo que me sucede en la vida… ¡y lo hace con atención! Podemos hablar de cualquier cosa.
—En Filipinas, ¿es tu tía tan famosa como en España?
—¡Sí! ¡Incluso en Estados Unidos! Una vez, en Los Ángeles, se acercaron dos mujeres y me preguntaron: “¿Conoces a Isabel Preysler?”. Pregunté por qué me decían eso. “¡Te pareces mucho a ella!”, contestaron. Mi marido y yo nos quedamos sorprendidos. Eran de México, les encantaba leer ¡HOLA! y, por eso, sabían quién era. Y, por supuesto, cuando mi tía viaja a Manila es un acontecimiento y todo el mundo quiere su presencia.
—Os parecéis mucho físicamente. ¿Y también en otros aspectos?
—¡Oh, qué halago! Doy gracias a Dios por los buenos genes, pero eso no tiene ningún mérito. Me gustaría pensar que soy similar a mi tía Isabel en su entusiasmo por la vida, su gusto por la moda y la belleza, su capacidad para emprender… Pero en lo que más me parezco es en el amor por la familia, en su elección de vivir en la verdad y la autenticidad… y, por supuesto, ¡en su espíritu joven!
—¿Qué significa para ti llevar el apellido Preysler, sinónimo de éxito y glamour?
—Estoy orgullosa de todo lo que mi tía ha logrado; realmente nos ha abierto el camino a todos. Es un honor llevar un apellido que es sinónimo de ella. Lo guardaré y protegeré en todo momento para llevar el legado a la próxima generación.
“Mi abuela Beba era un ángel en la tierra. Mi corazón está roto por no poder volver a abrazarla ni escuchar su voz ni recibir sus mensajes. La echo de menos todos los días”
—La familia ha vivido un momento triste con la desaparición de tu abuela Beba Arrastia…
—Era un ángel en la tierra con el corazón de oro más grande del mundo. Ahora es nuestro ángel en el cielo. Era divertida, cariñosa y tenía la risa más contagiosa de todas. ¡No puedo imaginar una persona más buena! Hacía tiempo que no la veía por la pandemia, pero creo que la relación de amor y bondad que tenemos entre todos es algo que aprendimos de ella. Mi corazón está roto por no poder volver a abrazarla ni escuchar su voz ni recibir sus mensajes. La echo de menos todos los días.
—Tu padre, Enrique Preysler, murió a los veinticinco años. Tú eras muy pequeña. ¿Qué recuerdos tienes de él?
—Sí, mi padre falleció cuando yo era muy joven. Mi abuela me decía que soy igual que él. Mi tía Isabel también se parece a él. ¡Por eso nosotras dos también nos parecemos! Mi abuela me contaba que a mi padre le encantaba cantar y bailar. ¡Como a mí!
—Tu tía estaba muy unida a tu padre. Por eso, cuando tuvo a tu primo Enrique Iglesias, le puso el nombre de su hermano… ¿No es así?
—Estoy muy orgullosa de Enrique. Su música es maravillosa. Me encanta su canción Bailando. ¡Es mi favorita!
—¿Has seguido el reciente éxito de tu prima Tamara Falcó en televisión?
—¡Tamara es increíble! Ella es hermosa e inteligente… ¡y muy cariñosa! Es divertida y tiene el mismo don que mi tía: es tan encantadora que hace que la gente la quiera de inmediato allá donde va.
—¿Tienes planeado venir pronto a España?
—Mi última vez fue en dos mil diecinueve. ¡Estoy deseando volver y pasar más tiempo en Madrid! Espero presentar algún día a algunos artistas filipinos en España. Mi primera vez en el país fue hace más de veinte años. Recuerdo que mi tía Isabel se ocupó de encontrar una especie de intérprete local que me llevó a conocer los sitios más bonitos.
—En Filipinas no estás sola. Has creado una gran familia.
—Estoy casada con Raúl Francisco, mi marido. Trabajamos juntos. Fue mi crush desde el primer momento en el que lo conocí, en mil novecientos noventa y cinco. Pensé: “¡Este chico parece Richard Gere en versión asiática!”. Yo también le gusté a él. Empezamos siendo amigos y, en dos mil dos, comenzó nuestra relación. ¡Es una gran historia de amor!
—¿Cómo definirías a tus hijos?
—Tengo tres. Mónica, de veintiocho años, es profesora de spinning y directora de marketing. ¡Estamos muy unidas! Es mi amor y mi mejor amiga, junto a mi hermana Karina. Emilio, de veintitrés años, es el hombre más inteligente y divertido que conozco. Estudia Derecho y nos ayuda con los negocios. Y Diego, de doce años, es nuestro jefe [risas]. ¡Un niño fantástico! Mónica y Emilio son de otra relación anterior, pero consideran a Raúl como su padre.
“Una vez, en Los Ángeles, se acercaron dos mujeres y me preguntaron: ‘¿Conoces a Isabel Preysler? ¡Te pareces mucho a ella!’. Eran de México, les encantaba leer ¡HOLA! y, por eso, sabían quién era”
—¿Qué planes os gusta hacer en familia?
—Bucear, viajar, hacer caminatas y cocinar. ¡Me encanta la comida española! Chorizo, paella, tortilla, fabada… El plato que mejor me sale es una versión del cocido. También hago ejercicio todos los días. Tengo cincuenta y dos años y me gusta invertir tiempo en mi bienestar. Eso significará estar sana y pasar más años con los míos. Ojalá pueda conocer a mis nietos y a mis bisnietos. ¡Me encanta la vida!
—¿Cuáles son tus próximos proyectos?
—Hemos abierto Sunday Morning, una tienda de alimentos, y, junto a mi primo Diego Castillejo, estamos distribuyendo aquí en Manila las gorras Cocowi, el proyecto de mi prima Ana Boyer y su marido, Fernando Verdasco.
—Como toda una influencer que eres, ¿animarías a tu tía Isabel Preysler a que comparta su vida en las redes?
—Todo el mundo sabe quién es Isabel Preysler y a ella le gusta mantener algunas cosas en privado. Pero mi tía no necesita estar en las redes: ¡ella es la verdadera influencer!