El pasado viernes 1 de octubre, Alberto de Mónaco revolucionó Mallorca con su presencia. El príncipe viajó desde el Principado a la isla balear para asistir a la cena de gala con motivo de la inauguración del Mallorca Country Club, un espectacular club de tenis y pádel en la localidad de Santa Ponça, epicentro del próximo Mallorca Golf Open que se celebrará entre el 21 y el 24 de octubre. Estas instalaciones se pusieron de largo para recibir al jefe de Estado monegasco que hizo su aparición entre una lluvia de flashes y sin su esposa, la princesa Charlene, quien todavía se recupera de sus últimas dolencias en Sudáfrica. El soberano comentó que sus hijos se encuentran bien pero evitó ofrecer detalles sobre la evolución de su mujer y no respondió a la pregunta del año: ¿cuándo regresará?
Alberto de Mónaco fue nombrado miembro de honor de este centro deportivo. Pero no fue el único asistente relevante a la gran fiesta. Por la alfombra roja desfilaron, entre otros, la tenista alemana Sabine Lisicki, la capitana de la selección española de tenis, Anabel Medina, o, también entre gran expectación, o Corinna, la esposa del multicampeón de Fórmula Uno, Michael Schumacher, postrado en la cama tras sufrir un grave accidente de esquí. También asistió el tenista Carlos Moyá, junto a su esposa Carolina Cerezuela.
La actriz y cantante se encargó de poner la nota musical a este acontecimiento e interpretó varios temas con su pareja artística, Jaume Anglada. Uno de sus temas más aplaudidos fue una versión de Felicità, el famoso tema que popularizaron Al Bano y Romina Power.
Maca de Castro, la chef mallorquina con una estrecha Michelin, fue la responsable de servir la cena. El menú consistió en un entrante de bogavante al caviar con vinagreta, carrilleras de ternera al vino tinto con crema de espinacas y verduras salteadas y crême brûlée con crujiente de ensaimada y tarta de selva negra.
El príncipe monegasco aprovechó su estancia en Mallorca para jugar a pádel antes de asistir al evento organizado por e|motion, cuyo CEO, Edwin Weindorfer, lo acompañó durante toda la velada. Tras la cena, el príncipe puso rumbo a Mónaco, donde siguió con sus compromisos.